A veces en la vida llega un momento en que dejas de correr dejas de buscar aprobación dejas de querer agradar a todo el mundo te detienes y te preguntas que es lo que realmente quiero para mí. 

Hace aproximadamente 10 años comencé a evitar a la gente no fue una decisión repentina o enojada fue una transformación que maduro lentamente un cambio profundo que refleja una nueva comprensión de la vida, el tiempo y las relaciones.

¿Alguna vez te has preguntado por qué con la edad algunas personas parecen pesarte en lugar de enriquecerte? ¿Alguna vez has sentido el deseo de menos ruido y más silencio?  No es un signo de debilidad o aislamiento es tu espíritu pidiendo espacio y tu corazón buscando autenticidad. 

Quiero compartir contigo el porqué de esta elección, y te contaré como el tiempo, las experiencias y la sabiduría acumulada me han enseñado a proteger lo que realmente importa. No es solo una reflexión personal, existen estudios científicos y psicológicos que explican el por qué con el paso de los años nos volvemos más selectivos, por tanto, la propia ciencia dice que con la edad nuestro cerebro se centra cada vez más en lo que aporta sentido y serenidad eliminando lo superfluo o nocivo 

Si tú también has sentido alguna vez la necesidad de alejarte del caos para redescubrir tu paz interior sigue leyendo, quizás en mis párrafos encuentres algo que resuene también dentro de ti.

El primer fenómeno y el bien más valioso es el tiempo que es nuestro bien más preciado, sabías está  demostrado que nuestra relación con el tiempo cambia radicalmente a medida que pasan los años, de jóvenes el tiempo parece un río sin fin que fluye sin prisas hacia un horizonte lejano y desconocido, pero a medida que pasan los años ese río comienza a estrecharse revelándose que cada gota es preciosa los psicólogos llaman a este fenómeno “cambio de perspectiva” temporal y a medida que envejecemos nuestro cerebro se orienta hacia el presente y prefiere experiencias que tienen un significado inmediato y profundo en pocas palabras dejamos de perseguir lo que no nos satisface y comenzamos a proteger nuestro tiempo como un recurso irreemplazable.

Hoy cada momento tiene para mí, un valor inestimable ya no quiero perderme en conversaciones vacías o relaciones superficiales que dejan mi corazón más pesado que cuando comenzaron ya no me interesa participar en actividades solo para llenar la agenda en cambio encuentro alegría en las pequeñas cosas una mañana tranquila con el sol entrando por la ventana el silencio roto solo por el canto de los pájaros o un buen libro que me hable más profundamente que la mayoría de las personas.

El tiempo no es solo un reloj que hace Tic Tac o un calendario que cambia es un espejo que refleja lo que realmente importa en nuestras vidas cada minuto nos pregunta cómo quieres usarlo con quién quieres compartirlo para que ese momento te enriquezca o te vacíe, la respuesta no siempre es fácil. 

Pero a medida que envejecemos aprendemos a elegir más sabiamente quedando claro que no podemos hacerlo todo no podemos estar en todas partes y sobre todo no podemos darnos el lujo de perder el poco tiempo que nos queda en cosas que no nos hacen sentir vivos, esta conciencia no es un límite es una libertad.

El segundo fenómeno del que quiero hablarte es lo que se llama “el poder social” que es un proceso natural que ocurre con el paso de los años, así como un jardinero poda las ramas secas para permitir que las ramas sanas crezcan,  cuando envejecemos empezamos a podar nuestras relaciones no lo hacemos por malicia o egoísmo sino como una elección consciente del bienestar y autenticidad ya que cuando somos jóvenes tendemos a acumular amigos conocidos y contactos y nos sentimos impulsados a complacer a todos a participar en cada evento ser parte de todo. 

Pero a medida que envejecemos nuestro enfoque cambia nos volvemos más selectivos porque nos damos cuenta de que la verdadera satisfacción proviene de conexiones profundas no de la cantidad. Esté cambio también está respaldado por un fenómeno llamado teoría de lo socioemocional, en definitiva, cuando percibimos el tiempo como limitado elegimos invertir nuestras energías solo en relaciones que enriquecen nuestra vida.

Y sabes qué: es increíblemente liberador ya que prefiero unas pocas personas que realmente me comprendan que acojan mis vulnerabilidades sin juzgarme en lugar de estar rodeado de una multitud que me haga sentir solo, prefiero una conversación auténtica una sonrisa o una risa compartida que vale más que 100 interacciones superficiales.

Este cambio no es aislamiento es claridad es el resultado de años de experiencias decepciones y lecciones aprendidas no se trata de alejarnos del mundo sino de elegir cuidadosamente quién merece un lugar en nuestras vidas y no es solo una decisión emocional sino también física, las relaciones tóxicas o superficiales pueden tener un impacto negativo en nuestro organismo, en razón de que las relaciones de mala calidad pueden aumentar el estrés e incluso acortar la vida mientras que las conexiones profundas y auténticas  mejoran nuestro bienestar físico y mental entonces hoy me siento más ligero dejé de perseguir relaciones que no me nutren y de preocuparme por si les agrado a todos y con los años  he aprendido que decir NO a las personas equivocadas, lo que ha significado decir SI a mí paz, mi salud y mi felicidad.

El tercer fenómeno importante que debes conocer es el de la soledad que muchas veces representa un refugio y no una condena, durante gran parte de mi vida he visto la soledad como un enemigo era un vacío una ausencia de compañía casi una desgracia, pero ahora en mi tercera edad, me doy cuenta de que la soledad es un regalo un refugio sagrado donde por expectativas y sin tener que complacer a
nadie la soledad no es vacío sino plenitud es el silencio el que te permite escuchar tu voz interior esa que con demasiada frecuencia queda ahogada por el ruido del mundo es un momento de pausa una oportunidad para redescubrir quién eres realmente. 

Más allá del rol o roles que has desempeñado en el pasado o de las personas a las que has intentado
complacer la ciencia lo confirma y ha demostrado que las personas mayores que eligen pasar tiempo solas intencionalmente meditando leyendo caminando en la naturaleza experimentan una mayor sensación de paz interior que aquellas que buscan continuamente compañía para evitar el silencio la soledad elegida que no es aislamiento es un acto de autocuidado.

Cuando elijo la soledad me elijo a mí mismo es un momento para reflexionar sobre lo vivido reconocer las lecciones del pasado y planificar cómo quiero vivir los días que me quedan es un espacio donde puedo ser auténtico sin máscaras ni compromisos que me ha enseñado a ver la soledad como una oportunidad de crecimiento. 

Caminar solo me conecta con el presente leer un buen libro sin prisas,  saborear cada palabra me hace sentir vivo o incluso simplemente sentarme en silencio con mi gato Vito,  mirando por la ventana me da una paz y calma, que nunca había conocido pero hay más,  la soledad me enseñó a apreciar las relaciones auténticas cuando elijo pasar tiempo con alguien lo hago porque realmente lo quiero no por miedo a estar solo Esto hace que cada momento sea más significativo cada conversación más profunda cada conexión más verdadera.

Esta es una lección que desearía haber aprendido antes la soledad no es un signo de debilidad sino de fortaleza es el coraje de estar contigo mismo de mirar dentro de ti y aceptarte Tal como eres si algo me ha enseñado el tiempo es que el verdadero bienestar no se encuentra en el ruido sino en la quietud no en la multitud sino en la capacidad de estar solo con serenidad la soledad es un refugio no una condena y cuando lo abrazas descubres que tu mundo interior es más rico y amplio de lo que jamás imaginaste 

El cuarto aspecto que no podemos olvidar es el de nuestra energía a medida que crecí descubrí una verdad importante mi energía ya no es infinita cuando era joven podía afrontar cualquier cosa incluso las situaciones y personas más complicadas sin pensarlo dos veces, pero con el tiempo he aprendido a reconocer lo valiosa que es mi energía y lo importante que es utilizarla sabiamente 

Alguna vez te has sentido agotado después de pasar tiempo con determinadas personas esas conversaciones que te dejan exhausto en lugar de inspirado esos encuentros que parecen quitarte todas las fuerzas porque no todas las relaciones son iguales algunas nos nutren nos llenan de alegría nos hacen sentir vivos otras en cambio otras nos agotan como pozos sin fondo que continuamente piden Sin dar jamás nada a cambio.

Ahora protejo mi energía como un tesoro No es malicia es conciencia he aprendido a decir no a los dramas inútiles a los conflictos estériles y a las personas que toman Sin dar jamás ya no me interesa complacer a todos ni resolver problemas que no me pertenecen prefiero invertir mi energía en lo que realmente me enriquece un buen libro que me abre la mente un paseo que me conecta con la naturaleza o una sonrisa sincera que me calienta el corazón 

La ciencia lo confirma sobre la fatiga emocional revelando que nuestro cerebro tiene una capacidad limitada para gestionar la tensión emocional y las relaciones complejas, en consecuencia, elegir proteger tu energía no es egoísta es un acto de amor propio esta conciencia me llevó a vivir con más intencionalidad cada momento que elijo lo dedico a algo o a alguien como un acto deliberado no como una obligación, dejé de intentar ser todo para todos y comencé a ser lo que yo mismo necesito. 

¿Y finalmente tienen la gratitud y el perdón en esta ecuación de la vida?:

He aprendido que la paz interior no se encuentra en acumular riqueza o éxito sino soltando lo que te pesa y nada es más pesado que la ira o el resentimiento que conduce a guardar el rencor que es como caminar con una roca invisible sobre los hombros que te frena te dobla te consume.

Pasé años preguntándome:  por qué ciertas personas me decepcionaron,  por qué ciertas situaciones no salían como esperaba…? pero al final me di cuenta de que el perdón no es un favor que hacemos a los demás es un regalo que nos hacemos a nosotros mismos,  perdonar no significa olvidar ni justificar el daño sufrido significa dejar de permitir que ese mal controle nuestro presente y cada vez que perdono es como si me quitara un peso del corazón dejando espacio para algo más preciado la gratitud por lo que tengo, por las personas que me aman sinceramente, por los pequeños momentos de belleza que hacen que la vida valga la pena ser vivida no necesito una multitud para sentirme completo, me basta la calidez de unas cuantas relaciones auténticas.

Se ha demostrado que cultivar la gratitud tiene efectos positivos en el bienestar físico reduciendo el estrés y mejorando la salud cardiovascular.  Ser agradecido, por lo tanto, no es solo un ejercicio emocional sino una auténtica panacea para el cuerpo y el alma 

Hoy evito a las personas tóxicas, pero también evito los rencores elijo centrarme en lo que importa las relaciones que me enriquecen y en esta elección encontré una paz que desearía haber conocido antes 

¿Soltar lo que pesa esta es la lección más grande que me ha enseñado la vida y a mi edad esta es mi verdadera libertad y tú alguna vez te has parado a pensar en cuánta energía inviertes en relaciones que realmente no te enriquecen? ¿Cuántas veces has elegido guardar rencores que te han consumido en lugar de soltarlos y encontrar la paz? Quizás haya llegado el momento de tomar una decisión consciente proteger lo que te da vida Y liberarte de lo que te pesa. No es fácil, pero es el camino hacia la serenidad. 

¿Alguna vez has sentido la necesidad de cambiar las prioridades, que haces para encontrar el equilibrio y la autenticidad en tu vida?

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.