Si puedes hacer bien un día, tienes una oportunidad de hacer bien tu vida. Se dueño de hoy, se dueño de tu vida. "Un día es igual a todos los días". Lo dijo en el sentido en que, si puedes hacer bien un día, tienes una oportunidad de hacer bien tu vida y que deberías tratar de hacer bien el día de hoy, porque el mañana no es garantía.

Cada día tiene 24 horas, el sol sale y se pone, un ciclo que se repite sin cesar. Observa que cada día es la esencia de todos los tiempos. Se dueño de tus acciones hoy y probablemente crearás un efecto dominó que influirá en tus acciones mañana, y vivir virtuosamente en el momento presente.

Una simple comprensión de que cada día tiene el potencial de ser bueno o malo significa que podemos concentrarnos en aprovechar al máximo el presente en lugar de insistir en el pasado o temer el futuro. Hay que recordar que cada día, al desnudo, contiene los mismos elementos fundamentales.

Durante este día, experimentas las polaridades fundamentales de la vida: luz y oscuridad, alegría y tristeza, actividad y descanso, productividad y ociosidad. No importa cuánto tiempo vivas, estas experiencias fundamentales seguirán desarrollándose día tras día. Estas son las constantes universales. Aquí es donde se vuelve verdaderamente personal. La forma en que vives cada día (con intención, con propósito o sin propósito) se convierte en un ejemplo de cómo es probable que vivas toda tu vida.

Te empujo a considerar la gran escala de la existencia. La vida más larga, el viaje más épico, es una colección de días. Dentro de cada día se encuentra el microcosmos de la eternidad: el ciclo de vigilia y sueño, el flujo y reflujo de la energía. Persigues grandes objetivos, pero ¿no se vive la esencia de una vida en los momentos de cada día?

Aquí está el desafío:  Si cada día es una imitación, un reflejo en miniatura del todo, entonces cómo manejes este día es de suma importancia. Se convierte en un campo de práctica, un ensayo para la gran actuación de tu vida.

¿Abordaste el día de hoy con intención y sentido de propósito? ¿Abordó sus tareas con concentración y disciplina? ¿Te conectaste con tus seres queridos de forma abierta? ¿Enfrentaste los desafíos con valentía y resiliencia? ¿Saboreaste los momentos simples: tu viaje al trabajo, un paseo por la naturaleza, la sonrisa de un ser querido, ¿la risa con alguien cercano a ti o una experiencia que vale la pena recordar? ¿O dejaste que el día transcurriera en una niebla de distracción?

Estas elecciones aparentemente pequeñas tomadas en un solo día tienen un poder inmenso. Ellos dan forma a tu vida a medida que se desarrolla. Si puedes dominar el arte de vivir bien este día, te equiparás con las herramientas para afrontar cualquier día siguiente. El día de hoy contará si decides hacerlo contar.

No puedes controlar el mundo externo ni el gran paso del tiempo, pero puedes controlar cómo afrontas este único día. Puedes elegir estar listo para aprender, crecer y conectarte. O puedes dejarlo pasar, otra oportunidad desperdiciada.

Debemos vivir el presente, lanzarnos a cada ola, encontrar nuestra eternidad en cada momento.

No te pido que vivas cada día como si fuera el último. Te pido que veas el valor inherente de cada día. Porque si puedes dominar el arte de vivir bien un día, con intención y propósito, entonces tienes las bases para una vida bien vivida. Cada día se convierte en un trampolín hacia el siguiente. Y con cada paso deliberado, cada momento consciente, te acercas cada vez más a ser dueño de tu vida.

Pero aquí está la amarga realidad: no hay garantía del mañana.

Sugiero que cada día se debe vivir como si fuera el último, no con miedo sino con un mayor sentido de propósito. Si abordas cada día como un todo completo y perfecto, un microcosmos de toda tu vida, le inyectas experiencias significativas. Tomas decisiones conscientes, saboreas experiencias y te esfuerzas por vivir con integridad.

Esta práctica diaria, perfeccionada y refinada, se convierte en la base de una vida bien vivida.

Por supuesto, algunos días serán mejores que otros. Habrá tropiezos, reveses y momentos en los que te quedarás corto. Pero tienes la oportunidad de empezar de nuevo cada día. Puedes aprender de los errores de ayer y elegir actuar de manera diferente hoy.

En resumen, no necesitas esperar a que algún gran propósito o evento que cambie tu vida te ponga en el rumbo correcto. Tienes el poder, ahora mismo, en este único día, de tomar decisiones que repercutirán en el exterior y darán forma a la narrativa de tu vida.

Domina hoy y estarás en camino de dominar todos los demás días. Empieza a vivir de inmediato y cuenta cada día por separado como una vida separada.

Que tengas un día maravilloso y gracias por leer.

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.