Somos presos de cadenas encadenadas por eslabones que sumamos a lo largo de nuestra vida, pueden llegar a ser un peso insoportable para nuestra existencia o simplemente un amarre más que necesario para no perder nunca el momento y estar anclado en el sitio perfecto y necesario para que todo salga bien.

Algunos eslabones parecen débiles por el paso del tiempo, pero forman una parte importante de nosotros para mantener unido ese largo metraje de cadenas impuestas, deseadas, conseguidas o simplemente desafortunadas por el devenir de la vida.

Uno desde una perspectiva astral en la que se pudiera observar como mero espectador se asustaría al comprobar como puede llegar a pesar tanto atamiento de vida y añorar como un preso esa libertad utópica que todos desean y que nadie necesita,

¿Alguno de ustedes sería capaz de ser feliz sin un sólo eslabón de vida?, personalmente uno no podría, cada eslabón es tan necesario que si fallase cualquiera de ellos rompería la cadena y teñiría la vida de un sin rumbo tan expectante como desesperante.

De vuelta a esa perspectiva astral en la que uno valora cada atadura, cada eslabón que forma mi cadena que le ata a mi vida se da cuenta que uno se siente orgulloso de que la suya sea pesada, larga, vieja y sobre todo segura, porque para que no te pese la cadena de ataduras que vives a diario lo mejor es formar parte de ella y tener presente que el tiempo es esa variable tan constante como imperceptible en la que todo pasa tan deprisa o tan despacio desde el punto vista que tenga el observador que lo mejor es ver cada eslabón con la fuerza del cariño con el que llegó para unirse y mirar con orgullo aquellos que se llevan obligados pero que se soportan con dignidad constante.

Mis cadenas son mías y no pueden ser cargadas por los demás, todos soportan las suyas y así aunque a veces podamos entrelazar algún eslabón para compartir el peso de la vida no nos ata más que el amor y es la única forma que puede servir para forjar un rumbo y llegar a buen puerto.

Vuelvo a ver mis eslabones, mi cadena encadenada y vuelvo a sentir que sin ellas no sentiría la vida como hoy la siento. 

Patricio Varsariah.