La primera vez que escribí en mi página web, no sabía qué esperar tenia miedo, pero sabía que tenía que hacerlo. Era el camino que había elegido: escribir y compartir ha sido un modo de llegar a lo más hondo de mí y de desarrollar la creatividad, sin otros mandatos ni criterios que no fueran los que provienen de mi propia voluntad. Cuanto más practique, mejor seré para refutar mis prejuicios fundamentales. 

El miedo nos conecta a todos. Todo el mundo lo tiene. Todo el mundo lucha contra él. Tu miedo no es único, pero tu respuesta a él sí lo es. La forma en que lo enfrentas te define. Escribir me ha ayudado a identificar lo que me incomoda. Al escribir, he encontrado claridad en la vida. Lo estoy usando como una herramienta de autoconciencia. Y ha funcionado. 

El miedo mata más sueños que el fracaso. Todos evitamos el miedo. Es natural. Pero no nos hace más sabios ni más vivos. 
Escribir temas algunas veces difíciles o asumir riesgos de no ser comprendido. Estas experiencias me resultaron aterradoras. Pero enfrentarlas me trajo crecimiento. Pienso que el miedo señala el camino. Donde está tu miedo, allí está tu tarea. Parece contradictorio, pero es verdad. Piensa en el miedo como un maestro. Te señala lo que necesitas aprender. Te empuja hasta tus límites. Te obliga a crecer. El miedo no está aquí para detenerte. Está aquí para transformarte.

El miedo proviene de partes desconocidas de nosotros mismos. Es como una señal que dice: "Presta atención aquí". Relaciono al miedo con el trabajo con la sombra. La sombra contiene partes de nosotros que rechazamos. El miedo protege estas áreas. Enfréntate al miedo para integrar la sombra. Es el secreto del autodescubrimiento. El miedo es una señal. Señala partes no resueltas de nosotros mismos. Son cosas que no nos gustan o que no podemos aceptar de nosotros mismos. Nos causan incomodidad. Pero la incomodidad es la forma en que crecemos.

El miedo se alimenta de la evasión. Mis propios miedos siempre se sintieron como barreras. Superarlos siempre me ha llevado a algo significativo. La sabiduría nos desafía a ver el miedo de otra manera. No como algo de lo que escapar sino como un camino por recorrer. Imagina una vida sin miedo. Sin desafíos. Sin crecimiento. Sin avances. El miedo le da color a tu vida. Te mantiene vivo y evolucionando. Permito que me guíe. Dejo que me transforme. El miedo resalta nuestros desafíos. Nos muestra dónde necesitamos crecer.

Si temes al fracaso, significa que te preocupas por tu éxito. Si temes al rechazo, valoras la conexión. Si temes al cambio, quieres estabilidad, pero necesitas transformación. El miedo es el límite de tu potencial. Así que mi objetivo es abordarlo paso a paso.

Tus miedos son las áreas que necesitas explorar. Representan una tarea que exige tu atención. Huir de ellos te mantiene estancado. Enfrentarlos permite la transformación. La tarea es entender por qué tienes miedo. Integrar ese miedo en tu vida y personalidad. Por ejemplo, si tienes miedo a hablar en público, la tarea es explorar por qué temes ser juzgado, fracasar o ser rechazado. 

Nuestros miedos a menudo provienen de experiencias pasadas o emociones reprimidas. Llegar al fondo del miedo es la forma de encontrar respuestas para transformar tu miedo en crecimiento. Usa el miedo como un espejo. Deja que te muestre lo que no has procesado completamente. Por ejemplo, tal vez tengas miedo al fracaso. Este miedo revela una necesidad de explorar tu propia autoestima. La tarea no es solo superar el miedo al fracaso. Es aprender por qué tiene tanto poder sobre ti.
¿Temes hablar en público? Habla más. ¿Temes la vulnerabilidad? Ábrete. No me malinterpretes, te resultará paralizante. Pero recuerda, el miedo es temporal. El arrepentimiento es peor. Cada paso en el miedo hace que el siguiente sea más fácil.

¿De qué tienes miedo ahora? Esa tarea te está esperando. Tu miedo te muestra el camino que tienes que seguir. Afrontémoslo. Superémoslo. Yo lo he hecho. No me arrepiento. Cuanto más evitamos el miedo, más fuerte se vuelve. La tarea se hace más grande y más intimidante. La acción es el antídoto.

El miedo nos fragmenta. Bloquea nuestro camino. Al enfrentarlo, nos curamos. Integramos las partes oscuras de nosotros mismos. Recuperamos el poder perdido. La exposición gradual al miedo reduce la ansiedad. La tarea es clara: enfrenta lo que temes. No todo a la vez. Paso a paso. Poco a poco.

La pregunta es: ¿cuál es tu tarea? ¿A dónde apuntan tus miedos? ¿Cuál es tu tarea oculta? ¿El miedo al rechazo? La tarea es la autoaceptación. Es explorar por qué el rechazo tiene tanto poder sobre ti. ¿Qué revela sobre tu necesidad de validación externa?

Enfrentar el miedo es la forma de entender su origen. Se trata de ser curioso, no aterrorizado. Lo que temes perder también resalta lo que aprecias. El miedo te lleva a tus mayores tareas. Te lleva a tu verdadero yo. Lo que parece aterrador es a menudo una oportunidad disfrazada.

El miedo no debe ser temido, sino comprendido. Es una llave. Abre las puertas al autodescubrimiento, al crecimiento y a la curación. Pero empieza de a poco. Comienza siendo consciente del miedo. ¿Dónde se manifiesta el miedo en tu vida? Reconócelo. Examínalo. Siéntelo. Transforma ese miedo en fuerza primero. Y luego actúa.

El miedo, cuando se comprende, se convierte en tu aliado, no en tu enemigo.

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
Solo se vive una vez, pero si se hace bien, una vez es suficiente.