El pánico no te ayudará. El miedo no te salvará. La claridad sí.
Publicado por Patricio Varsariah el domingo, febrero 16, 2025

Se está produciendo un gran cambio. Esa sensación de que las cosas ya no se sostienen del todo. Lo sientes. Yo lo siento. Todo el mundo lo siente. Los gobiernos están perdiendo el control. Las corporaciones están despidiendo a personas para salvarse. Industrias enteras están al borde del abismo.
La historia se repite. Lo estamos viendo ahora. La gente está luchando por darle sentido a todo. Están cansados, enojados, perdidos y ansiosos. La gente camina como si se estuviera preparando para el impacto. Pero no saben de dónde. Parece que todo se está rompiendo a la vez. Los efectos secundarios son aterradores para nuestras finanzas, relaciones y el futuro. El dinero no da para tanto. Las redes de seguridad están en riesgo. Las relaciones se están rompiendo bajo estrés.
La salud mental está en su punto más bajo. La gente no sabe cómo seguir adelante. Los psicólogos tienen una palabra para ello: "trauma colectivo". Cuando las cosas cambian demasiado rápido, nuestros cerebros luchan por seguir el ritmo. La incertidumbre desencadena el miedo. El miedo nos hace entrar en pánico. Y cuando entramos en pánico, tomamos malas decisiones.
La incertidumbre desencadena la respuesta de amenaza de nuestro cerebro. Es por eso que nos sentimos tan nerviosos. Estamos programados para la estabilidad, pero la estabilidad parece estar fuera de nuestro alcance. Es abrumadora. Pero esto es lo que he aprendido: el pánico no ayuda. Solo empeora todo.
Las cosas no están funcionando. Pero primero, por favor, haz esto: no entres en pánico. Ese es tu primer trabajo. Busca liberarte del pánico. Lo peor que puedes hacer ahora es caer en una espiral de miedo. O reaccionar y empeorar las cosas. La historia muestra que las personas toman sus peores decisiones en tiempos de miedo.
Las crisis financieras, las guerras y las crisis sociales son todas alimentadas por reacciones de pánico. Cuando actuamos por miedo, perdemos la claridad. Buscamos soluciones rápidas. Tomamos decisiones apresuradas que resultan contraproducentes. Cuando entras en pánico, tomas decisiones terribles. Te rindes demasiado pronto.
Te rindes cuando deberías estar aguantando. La vida se desmorona cuando pierdes el control. Lo mejor que puedes hacer en tiempos de caos es esperar a que se asiente el polvo. Mientras esperas, piensa. No te apresures. Actúa con intención. Vive desde un lugar de calma. El pánico nubla el juicio. Cuando el miedo se apodera de nosotros, nos encogemos. Tomamos decisiones impulsivas. Reaccionamos en lugar de pensar. Así es como las vidas se desmoronan. No solo por el caos, sino por cómo la gente responde a él.
Cuando entro en pánico, pierdo la perspectiva. Olvido mis opciones. Olvido que tengo poder, incluso en el caos. Por eso, he establecido una regla: no reaccionar en pánico. Nunca. En cambio, vuelvo a la calma interior. Siempre está ahí. Solo tienes que estar lo suficientemente calmado para encontrarla. Estoy bajando el ritmo. Estoy limitando las noticias. Me estoy centrando en los hechos, no en el miedo.
Estoy revisando mi cuerpo, mi mente y mi energía. Me estoy centrando en lo que me mantiene tranquilo: el sueño, el movimiento, las caminatas largas y las buenas conversaciones. Estoy pasando tiempo con gente que me mantiene estable. En tiempos como este, mi verdadera riqueza está en mis relaciones.
El mundo como lo conocíamos no va a volver. La economía no se “arreglará sola”. El gobierno no nos salvará. Tenemos que salvarnos nosotros mismos. No eres impotente en esto. Puedes decidir en quién te conviertes en el caos. No tienes que tener todo resuelto. Simplemente no dejes que el pánico se apodere de ti.
No debes olvidar que la historia se mueve en ciclos. Que esto es una tormenta. Esto también pasará. Nadie sabe exactamente cuándo. O qué vendrá después. Pero si entras en pánico, pierdes poder. Si mantienes la calma, amplías tu “ventana de posibilidades”. Así que quédate quieto. Amplía tu perspectiva. El mundo está cambiando, pero no tienes que perder la cordura con él. Calma, fuerza y sabiduría son exactamente lo que necesitas, para ti. Para tu familia. Para las personas cercanas a ti.
Cuando el caos llega me esfuerzo para ampliar mi “ventana de posibilidades”. En ver más allá del modo de supervivencia inmediata. Así es como puedo encontrar soluciones reales y a largo plazo para seguir adelante. No quiero centrarme en lo que va mal. Me centro en lo que es posible.
¿Qué puedo controlar? ¿Qué puedo hacer ahora mismo para mejorar las cosas?
A veces, es tan sencillo como hacer más de lo que ya funciona. Repetir lo que me devuelve a mí mismo: tomarme un tiempo a solas, lejos del ruido. Solo puedes pensar en tus opciones y puedes pensar con claridad. Solo si no dejas que el miedo se apodere de ti. Sé la persona que mantiene la calma mientras todos los demás se asustan. Por ti mismo. Por la gente que amas. Por tus amigos. Esa calma es tu superpoder. El polvo se asentará. Espero. Si no es así, seguro que todavía queras tener el control de la dirección de tu vida. El mundo cambiará. Pero no tienes que romper con él.
Los tiempos locos como estos no son nuevos. Han sucedido antes. Y cada vez, las personas que mantuvieron la calma, pensaron con claridad y actuaron con sensatez salieron fortalecidas. Se adaptaron. Encontraron nuevas formas de seguir adelante. Las cosas no nos suceden solo a nosotros, suceden para nosotros. Suena loco, lo sé. Pero escúchame. Cada cambio importante en la historia, cada crisis, cada colapso, cada transformación, ha sido inquietante. La Gran Depresión. La crisis financiera de 2008, la pandemia del 2019, Incluso el Renacimiento.
¿Qué tienen todas en común?
El caos. Sí.
Pero también oportunidades. Las personas que mantuvieron la calma y la serenidad encontraron formas de sobrevivir. Las personas encontraron una manera de reinventarse para algo nuevo. Las personas que se adaptan ven posibilidades, donde otros solo ven problemas. La incertidumbre y el caos se sienten como el fin del mundo. Hazte un favor. Mantén la calma. Antes de reaccionar, haz una pausa. Date tiempo para pensar. ¿Cuáles son tus opciones reales? ¿Qué es lo que realmente importa? ¿Qué necesitas realmente?
Lo que quiero para ti es control. No del mundo, eso es demasiado grande. Sino de tu propio mundo. Tus pensamientos. Tus acciones. Tus elecciones. Y recuerda: no estás solo. Todos estamos asustados. Todos estamos descubriendo esto sobre la marcha. Pero también somos más fuertes de lo que creemos. Más resilientes. Más capaces. Así que no te asustes. No te apresures. No dejes que el ruido ahogue tu voz. Sé la calma. Sé la fuerza. Sé la sabiduría. Para ti. Para la gente que amas. La calma es tu mejor arma.
El pánico no te ayudará. El miedo no te salvará. La claridad sí. Observa tus opciones con claridad antes de actuar. Estás cansado. Lo entiendo. Pero puedes encontrar la manera de salir adelante. Y esto es algo más que he aprendido durante todos estos años: no tienes que hacerlo solo. De hecho, no deberías hacerlo. Acércate. Habla con la gente. Comparte tus miedos, tus ideas, tus luchas. Te sorprenderá saber cuántas personas sienten lo mismo. Cuántas personas buscan conexión, esperanza. Sé esa persona para otra persona. Y deja que esa persona sea esa persona para ti.
Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.
Patricio Varsariah.