Los obstáculos de la conciencia mental son como muros alrededor de la mente. Nos impiden la paz interior. De la presencia verdadera. Y nos distraen de ver la realidad tal como es. Podemos encontrar la iluminación cuando prestamos atención a estos cuatro obstáculos: 1) Deseo sensual; 2) mala voluntad; 3) pereza y letargo; 4) inquietud y preocupación, o incertidumbre (o duda escéptica).

Estas son fuerzas poderosas de la mente. Es incómodo mirar estas partes de nosotros mismos. Es más fácil ignorarlas. Pienso que son la clave para el despertar del yo. Cada uno tiene su propia manera de apretar la mente, llevándonos a trampas mentales. No desaparecen, así como así, son persistentes. Vuelven una y otra vez, esperando aparecer cuando menos lo esperamos.

1. Deseo sensorial
El primero y más grande es el deseo. Es como un fuego, algo que arde en nuestro interior. El deseo ardiente de placer físico y comodidad y todas las cosas que nos hacen sentir bien. Diseñamos nuestras vidas en torno a lo que nos hace sentir bien. El deseo sensorial también puede ser objetos y experiencias externas como el logro, el estatus o cómo nos perciben los demás. Pero pienso que la búsqueda del deseo podría convertirse fácilmente en una trampa. Un ciclo porque no importa cuánto satisfagas tu deseo, siempre volverá más fuerte. Nada fuera de ti será suficiente. El deseo siempre te llevará a un ciclo de querer más. 

Esto es como una trampa, una respuesta falsa. Ceder al deseo como el único camino hacia adelante significa que perdemos el contacto con lo que importa en nuestro interior. Reconocer el deseo sensorial no significa rechazar la comodidad o el placer. Sino ver a través de él y comprender cómo se convierte en un obstáculo para el crecimiento.

2. Mala voluntad
Luego está la mala voluntad: juicio, irritación, resentimiento, ira, sentimientos que aparecen como una respuesta a los demás. Distorsiona nuestra visión de las personas, llenándonos de irritación, incluso de odio. Cargamos con estos rencores y heridas, aferrándonos a la negatividad, y eso nubla todo.

La mala voluntad nos hace ver a las personas como problemas, obstáculos. Convierte al mundo en un lugar hostil, y esa negatividad se refleja en nosotros. La mala voluntad es una emoción amarga, que nos aísla y crea barreras emocionales y mentales que nos encierran. Aferrarse a la ira es como agarrar un carbón caliente con la intención de arrojarlo a otra persona; eres tú quien se quema.

La mala voluntad destruye la paz interior. Envenena la mente. La mala voluntad es lo que sientes cuando ves lo peor en los demás. La mala voluntad se convierte en prisionera de nuestras frustraciones. Quedamos atrapados en pensamientos que dañan, no ayudan. La sabiduría no puede vivir en una mente llena de resentimiento.

Practicar la compasión es la única manera de superarla, una manera de ver a los demás con empatía y perdón. No puedo alcanzar la iluminación si veo a los demás como mis enemigos. Al aprender a suavizarme, encuentro fuerza.

3. Pereza y letargo
El tercer obstáculo es la pereza y el letargo: la sensación de pesadez o niebla mental. Algunos lo llaman embotamiento mental, falta de energía. Nos arrastra a la pereza y nos hace perder la motivación. La pereza nos impide llevar una vida activa. Es lo opuesto al estado de alerta, el enemigo de la conciencia. Nos impide ver la verdad porque apenas estamos mirando. El auto despertar no sucederá en una mente que está medio despierta. La pereza y el letargo se apoderan de nuestras vidas lentamente, embotando nuestras mentes. Es la forma que tiene la mente de retirarse, de apartarse de la vida, de acomodarse en la comodidad y el entumecimiento.

En esta niebla mental, el despertar parece inalcanzable. Superar la pereza significa despertar y elegir activamente ser consciente de la vida. Puede significar un simple acto de prestar atención: elegir la conciencia en lugar del piloto automático.

4. Inquietud y preocupación
El cuarto obstáculo es ruidoso. Lo sentimos como preocupación, ansiedad, estrés, inquietud. Es esa sensación persistente de que algo está mal o falta. Nos lleva a temores imaginarios. Perdemos nuestro centro, nuestra calma. En lugar de estar aquí, nuestra mente pasa por todo lo que podría salir mal.

Buscamos soluciones imaginarias para la incertidumbre. Terminamos quedándonos en nuestras cabezas durante horas. Los maestros espirituales lo describen como la "mente de mono", porque la mente nunca deja de oscilar de un pensamiento a otro. Los psicólogos lo observan como nuestro "modo predeterminado". Hasta que tomes el control del proceso de manera consciente, dirigirá tu vida y arruinará la "presencia", la experiencia.

La inquietud nos aleja de la calma y nos lleva al caos. Aprender a regresar al ahora es cómo encontramos claridad. Las preocupaciones no desaparecen, pero las vemos de manera diferente. Los vemos como lo que son: pensamientos pasajeros, no verdades.

La sabiduría no es solo conocimiento, es un estado mental. Es la liberación de las trampas mentales. Pero los obstáculos son parte de la experiencia humana. No podemos deshacernos de ellos por completo. Pero puedo entenderlos por lo que son: obstáculos a la sabiduría o al crecimiento interior. Cada obstáculo me muestra algo sobre mí mismo: mis deseos, juicios y miedos.

La conciencia de los obstáculos a la iluminación puede ayudarme a verme a mí mismo con más claridad. Podré ver cómo los deseos se apoderan del pensamiento racional, dónde la ira nubla mi corazón. Noto cómo cedo a la pereza. O cómo la preocupación secuestra mis pensamientos. Reconozco cuándo la duda me hace estancar.

Para el deseo sensorial, practico el dejar ir, encontrando satisfacción interior. Para la mala voluntad, practico la compasión, viendo a los demás como son sin juzgar. Contra la pereza, me despierto y elijo comprometerme en lugar de quedarme entumecido. Contra la inquietud, respiro y elijo vivir en el aquí y ahora. Contra la duda, me comprometo: me recuerdo mi propósito y mi camino.

El despertar mental es un proceso de limpieza de la mente, de regreso a la conciencia y de enfrentar y aceptar cada día como es. Siempre habrá obstáculos, pero con la práctica, aprendo a enfrentarlos, a ver a través de ellos. Aprendo a vivir más allá de las reacciones. Y creo que ahí es donde comienza el verdadero despertar mental.

Mi gratitud por leer y que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.