Hábitos diarios que agotan toda nuestra paz interior y alegría, si se lo permitimos.
Publicado por Patricio Varsariah el domingo, diciembre 8, 2024
En última instancia, nos convertimos en lo que hacemos repetidamente. Si nuestros hábitos diarios no nos ayudan, nos están haciendo daño. A continuación, se ofrecen algunos ejemplos bastante comunes y generalizados de estos últimos que agotarán toda nuestra paz interior y alegría, si se lo permitimos:
I.-Centrarnos en cómo “debería” ser la vida a cada paso. - Intenta utilizar la frustración y los inconvenientes para motivarte en lugar de molestarte. Tú tienes el control de la forma en que ves la vida. En lugar de enfadarte, encuentra la lección. En lugar de envidia, siente admiración. En lugar de preocupación, actúa. En lugar de duda, ten fe. Recuerda que tu respuesta siempre es más poderosa que tu circunstancia actual. Una pequeña parte de tu vida está decidida por circunstancias completamente incontrolables, mientras que la gran mayoría de tu vida está decidida por tus respuestas. El lugar al que llegues finalmente depende en gran medida de cómo juegues las cartas que te han tocado.
II.-Querer controlar lo incontrolable. - Sé selectivo con tu energía hoy. Si puedes solucionar un problema, arréglalo. Si no puedes, acéptalo y cambia tus pensamientos al respecto. Hagas lo que hagas, no intentes invertir más energía de la que tienes, tropezando con algo que está detrás de ti o algo que solo existe dentro de tu cabeza. La verdad sea dicha, algunos de los momentos más poderosos de la vida ocurren cuando encuentras el coraje para dejar ir lo que no se puede cambiar. Porque cuando ya no puedes cambiar una situación, tienes el desafío de cambiarte a ti mismo, de crecer más allá de lo inmutable. Y eso lo cambia todo.
III.-Aferrarte firmemente a cómo eran las cosas una vez. - No eres la misma persona que eras hace un año, hace un mes o incluso hace una semana. Siempre estás aprendiendo y creciendo, y la vida siempre está evolucionando. Nuevamente, aunque no puedes controlar todo lo que sucede, puedes controlar tu actitud sobre lo que sucede. Y al hacerlo, dominarás gradualmente el cambio en lugar de permitir que el cambio te domine a ti. Así que sé humilde hoy.
IV.-Rechazar la tentación de perdonarse a uno mismo. - Sea capaz de aprender. El mundo suele ser más grande que tu visión del mundo. Siempre hay lugar para una nueva idea o un siguiente paso. Pero primero debes aceptar el hecho de que las cosas tal vez nunca vuelvan a ser como antes y que este final es en realidad un nuevo comienzo. Perdónese por las malas decisiones que has tomado en el pasado, por las veces en que no entendiste, por las elecciones que lastimaron accidentalmente a los demás y a ti mismo. Perdónate por ser joven e imprudente. Todas estas son lecciones vitales. Y lo que más importa ahora es tu voluntad de crecer a partir de ellas
V.-Conformarse eternamente con la configuración predeterminada. - Hay miles de personas que viven toda su vida con la configuración predeterminada, sin reconocer nunca el hecho de que pueden personalizar todo. No seas una de ellas: no te conformes con la configuración predeterminada a diario. No te escondas detrás de la indecisión o la pereza. ¡Y olvídate de la popularidad! Haz lo que haces con pasión, humildad y honestidad. Haz lo que haces, no para que te aplaudan, sino porque es lo correcto. Persíguelo un poco cada día, sin importar lo que piensen los demás. Así es como se alcanzan los sueños.
VI.-Resistirse a nuevas ideas y lecciones. - Para lograr un progreso real a largo plazo, debes dejar de asumir que ya tienes todas las respuestas. ¡Así que no dejes de aprender! No dejes de invertir en ti mismo. Investiga. Lee. Devora libros. Interactúa con personas, incluso con aquellas que piensan diferente. Haz preguntas. Escucha con atención. Y no te límites a crecer en conocimiento. Sé una persona que das a cambio. Usa lo que estás aprendiendo para marcar una diferencia real y duradera.
VII.-Buscar constantemente la satisfacción pasajera. - Hay dos variantes de satisfacción en la vida: la pasajera y la duradera. El tipo fugaz se deriva de instantes de comodidad material, mientras que el tipo duradero se logra a través del crecimiento y progreso gradual en asuntos que son verdaderamente importantes para ti. A primera vista, puede resultar difícil distinguir uno del otro, pero a medida que pasa el tiempo se hace vívidamente obvio que el último es muy superior. Así que recuerda, si te entretiene ahora, pero te dolerá o te aburrirá algún día, es una distracción. No te conformes. No cambies lo que más quieres por lo que quieres en este momento. Estudia tus rutinas. Averigua a dónde va tu tiempo y elimina las distracciones. Es hora de concentrarte más en lo que importa a largo plazo.
VIII.-Preocuparse siempre por la historia de los demás. - No te conformes tanto con las historias de éxito de los demás y de cómo les ha ido, que se olvide de escribir la suya propia. Despliega tu propia historia y dale vida a diario. Tienes todo lo que necesitas para convertirte en lo que eres capaz de ser. Se producen cambios increíbles cuando decides hacer de ti mismo una prioridad. Y recuerda, no siempre serás una prioridad para los demás, y por eso tienes que ser una prioridad para ti mismo. Aprenda a respetarte, a cuidarte y a convertirte en parte diaria de tu propio sistema de apoyo. Esto significa consumir menos y crear más. Significa negarse a dejar que otros piensen, hablen y decidan por ti. Significa aprender a aceptar y utilizar tus ideas e instintos para escribir tu propio camino, un día a la vez.
IX.-Temer los pequeños (necesarios) fracasos. - A veces, literalmente, tenemos que fracasar docenas de veces para tener éxito. Y no importa cuántos errores cometas o cuán lento progreses, seguirás estando muy por delante de todos los que no lo intentan. Así que no te obsesiones tanto con unos pocos intentos fallidos que pierdas la oportunidad de tener cien oportunidades más. Todas tus ideas que no funcionan son simplemente peldaños hacia la única idea que sí funciona. Y recuerda, el fracaso no es caer; el fracaso es quedarse abajo cuando tienes la opción de levantarte de nuevo. ¡Siempre levántate de nuevo! A menudo, las cosas buenas se desmoronan en el corto plazo para que las cosas mejores puedan unirse al final.
X.- Esperar el momento “perfecto” para dar el siguiente paso. - No creas en el mito del momento perfecto. Los momentos no son perfectos, son lo que tú haces de ellos. Muchas personas esperan a que las estrellas se alineen para hacer lo que vinieron a hacer. El momento perfecto, la oportunidad perfecta, el estado perfecto del ser, etc. ¡Despierta! ¡No “esperes” la mayor parte de tu vida! Recuerda que muchas personas esperan todo el día a las 5 p. m., toda la semana al viernes, todo el año a las vacaciones, toda su vida a la felicidad. Y tú no seas uno de ellos. En última instancia, llegarás al éxito no encontrando un momento perfecto, sino aprendiendo a ver y usar las imperfecciones de la vida como peldaños.
Sí, te toca a ti no volver a caer en tus viejos patrones de vida hoy simplemente porque son más cómodos y más fáciles de acceder. Te toca a ti recordar que estás dejando atrás ciertos hábitos y situaciones por una razón: para mejorar tu vida, porque no puedes avanzar si sigues retrocediendo. Y, sin duda, te toca a ti recuperar tu paz interior y tu alegría, ¡y hacer que tu tiempo cuente en el futuro!
Mi gratitud por leer y que tengas un día maravilloso.
Patricio Varsariah.
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