Mi alma siempre sabe qué hacer para sanarse a sí misma. El desafío es silenciar mi mente.  En el fondo, sé lo que necesito. El problema es que mi mente es ruidosa. Pensamientos, preocupaciones, dudas, todo se interpone en el camino.

Cuando algo no va bien en mi vida, mi sabiduría instintiva lo sabe. Lo siento. Esa tranquila voz interior nos advierte cuando necesitamos descanso, espacio o un cambio de perspectiva.

¿Pero mi mente? Discute.

Quiere analizar, arreglar o controlar todo. Cuanto más pienso, más bloqueo esa sabiduría.
La mente es ruidosa. Está llena de listas de cosas por hacer, miedos y parloteo interminable. Si se apodera de nuestra sutil pero sabia sabiduría visceral, no podemos escuchar lo que el alma está tratando de decir.

La curación consciente pura de todo lo que nos agota no proviene del pensamiento. Proviene de escuchar. El tipo de escucha que requiere quietud.

Silenciar la mente es difícil. Tienes que esforzarte más. Tómate un tiempo para sentarte en silencio, solo por un momento, para sentir el cambio. Ahí es cuando tu alma habla. No grita ni exige atención. Es silenciosa pero poderosa. Y te dice cuándo es el momento de dejar ir algo que perturba tu paz.

Cuando dejo de intentar controlarlo todo y simplemente escucho, encuentro respuestas. La mente quiere lógica y pruebas, pero el alma aconseja en un nivel diferente: intuición, sentimientos e instintos.

Ahí es donde ocurre la verdadera curación.

El desafío es siempre el mismo: aquietar mi mente lo suficiente para que mi alma sea escuchada.
Abre paso a la vida que se abre camino en tu conciencia. Sin embargo, no puedes llegar a conocer las profundidades del propósito de tu vida si no estás dispuesto a liberar aquellas partes de tu vida que ya no son necesarias. Dejar ir es difícil. Pero es necesario revelar las profundidades de tu propósito.

Aferrarme a cosas que ya no me sirven me frena. Tal vez sea una rutina a la que estoy acostumbrado, una mentalidad a la que me he aferrado durante años o incluso relaciones que parecen seguras pero que ya no crecen. A veces, es un conjunto de creencias, un trabajo, una meta.

Cuanto más me aferro a los obstáculos para mi mejor vida, más bloquean mi camino hacia adelante. Liberar lo innecesario crea espacio para lo esencial. Simplemente debo dejar ir. Deja ir cómo pensaba que debería ser mi vida y abraza la vida que está tratando de abrirse camino en mi conciencia.

El propósito madura lentamente, pero solo si le haces lugar. Y hacer lugar significa liberar lo viejo, lo obsoleto y tu antiguo yo. No se trata solo de lo que dejo ir, se trata de para qué creo espacio.

Entonces, si te sientes estancado, intenta soltar. Se siente bien ser libre para la siguiente fase de la vida. Libera el control, solo sé. Vive un día a la vez. Mantén tu atención en el tiempo presente. No tengas expectativas. No hagas juicios. Y renuncia a la necesidad de saber por qué las cosas suceden como suceden. ¡Renuncia a eso!

Vivir un día a la vez” no es nada nuevo. Pero significa mucho si reflexionas sobre cómo se aplica a la vida. Este es el verdadero secreto de la vida: estar completamente comprometido con lo que estás haciendo en el aquí y ahora.  Todavía estoy aprendiendo a dejar de lado todos los “viajes mentales”. Mi objetivo es estar aquí y ahora. El “eterno ahora” puede no ser lo que esperamos, pero es real.

No necesitamos saber por qué las cosas suceden como suceden. A veces, no hay ninguna razón. Simplemente disfruta la vida. Deja de lado las expectativas y los juicios. Solo generan estrés. Dejé de juzgar para ver las cosas como son, no como creo que deberían ser.

Es la libertad de aceptar la vida como es.

Tener que decir: “Si esto es lo que debo aceptar, que así sea”, puede sentirse como masticar vidrio, pero no poder aceptar lo que no puedes cambiar es como tener que tragar esos fragmentos de vidrio. 

Vale la pena reiniciar y volver al tiempo presente. Aquí mismo, ahora mismo, es todo lo que puedo controlar. Y honestamente, es suficiente. El futuro no está garantizado y el pasado se fue. Todo lo que realmente tengo es este momento.

Así que vive.

¿De verdad quieres mirar atrás y ver lo maravillosa que podría haber sido tu vida si no hubieras tenido miedo de vivirla?

Mi gratitud por leer y que tengas un día maravilloso

Patricio Varsariah.