Las emociones son como nubes pasajeras. No podemos desear que desaparezcan, pero podemos disfrutar de los felices y ver a los oscuros pasar a través de nosotros sin apegarnos. No todas las nubes son iguales. Saborea los felices, los momentos de alegría y satisfacción. No existen las emociones “malas”. Aceptarlos sin juzgarlos es clave para dejarlos ir.

Una emoción es como una nube que atraviesa el cielo. A veces es miedo o ira, a veces es felicidad o amor, a veces es compasión. Pero ninguno de ellos constituye en última instancia un yo. Son simplemente lo que son, cada uno manifestando su propia cualidad. Con esta comprensión, podemos cultivar las emociones que parecen útiles y simplemente dejar que los demás sean, sin aversión, sin supresión, sin identificación.

Mi trabajo no es controlar el clima sino aprender a vivir con él. Noto las nubes y las veo pasar, pero reduzco la velocidad para apreciar una buena nube.

Todo el mundo experimenta una amplia gama de emociones a lo largo de su vida. Si puedes sentirlos sin sentirte abrumado, te vuelves emocionalmente resiliente. Cada día aprendo más sobre mis emociones reales, confusas y complejas. Solía reprimir mis emociones. Alejé la tristeza y la ira. Pero cuanto más lo hacía, más surgían en los peores momentos posibles.

Hoy en día, utilizo una mentalidad estoica para responder en lugar de reaccionar ante emociones difíciles. Nombro mis emociones. Es el primer paso para gestionar mis emociones. ¿Me siento frustrado, ansioso o abrumado? Le puse un nombre. Ese simple acto de etiquetar me ayuda a desapegarme de la emoción y observarla objetivamente. Cuando etiqueto mis emociones, recupero el control. Se convierten en "cosas que estoy experimentando" en lugar de "cosas que me están experimentando a mí".

Un cambio de perspectiva significa que elijo mi respuesta en lugar de reaccionar impulsivamente. También significa que reconozco y acepto mis sentimientos como parte natural de la experiencia humana. La vida es mucho menos estresante ahora. Está bien sentirse deprimido a veces. O incluso enojarse. Pero no te detengas en eso. Llora, desahógate con un amigo, grita contra una almohada. Pero permanecer en un solo estado emocional, especialmente cuando te hace sentir peor, es una receta para la miseria. Reconoce tus emociones y luego sigue adelante.

Tus emociones deben fluctuar, al igual que tu presión arterial debe fluctuar. Es un sistema que se supone que va y viene, entre la felicidad y la infelicidad. Así es como el sistema te guía por el mundo. Siente tus emociones, todas ellas. Son clave para seguir adelante. Míralos pasar y vive tu vida. Las emociones nos guían hacia donde debemos ir. Si estás pasando por una relación difícil, expresa cómo te sientes de forma saludable. Reprimir el dolor sólo lo prolonga. Pero podrías comenzar a sanar una vez que hables de la experiencia para encontrar una mejor manera de avanzar.

No te juzgues por sentirte triste, enojado o asustado. Crea un espacio seguro para que experimentes toda tu gama de emociones. Aprender a aceptar y gestionar nuestros sentimientos tiene un efecto dominó a lo largo de nuestras vidas. Nos volvemos más resilientes, nuestras relaciones mejoran y nos volvemos emocionalmente disponibles. Y no olvidemos la tranquilidad que se obtiene al dejar de lado la necesidad de controlar cada sentimiento.

Todos los días tenemos muchas oportunidades de enojarnos, estresarnos u ofendernos. Pero lo que estás haciendo cuando te entregas a estas emociones negativas es darle a algo externo a ti poder sobre tu felicidad. Puedes optar por no dejar que las pequeñas cosas te molesten.

Son pistas de nuestras necesidades y deseos. La clave es escuchar esos mensajes sin quedar atrapado en el drama. La tristeza puede indicar una necesidad de descanso o conexión. La ira puede significar “¡apártate del camino!” o “tómate unos minutos” para responder racionalmente y arreglar algo. La soledad o la culpa también son señales, señales de que algo necesita cambiar.

Aprenda a leer los mensajes de sus emociones y responderá a la vida con mayor conciencia y propósito. Nómbralos para entenderlos. Todo lo que sentimos en cualquier momento es válido. Los altibajos son parte de la experiencia de vida completa.

Las emociones no son enemigos a conquistar; son mensajeros que deben ser escuchados. ¿Sentirse triste? Date permiso para sentirlo y comprender por qué está ahí. Encuentra las raíces de tu tristeza. Así es como adquieres sabiduría sobre ti mismo, tus valores y tus deseos. La autoconciencia te ayuda a desapegarte de la tristeza sin dejar que te consuma.

Intentar forzar la felicidad es como intentar controlar el clima. Es una receta para la frustración. Pero puedes mejorar tus fuentes de felicidad, hábitos y experiencias que saquen lo mejor de ti. Haz las paces con el flujo natural de tus emociones. Aprende de ellos, crece a partir de ellos y míralos como a las nubes.

No podemos ser felices todo el tiempo. Incluso una vida feliz no puede estar exenta de oscuridad, y la palabra feliz perdería su significado si no estuviera equilibrada por la tristeza. Es mucho mejor afrontar las cosas como vienen, con paciencia y ecuanimidad.

Las nubes oscuras como la ira, la tristeza y la frustración son desagradables, pero no van a ninguna parte. Alejarlos sólo crea una olla a presión a punto de explotar. Deje que sus bajas experiencias te enseñen, fortalezcan y preparen para tu mejor vida. Ponte a prueba para encontrar formas saludables de expresar tus sentimientos y luego sigue adelante. No te quedes atrapado en el patrón climático emocional.

Cuando siento que se acumula una nube emocional, no entro en pánico. Respiro profundamente, lo veo pasar y trabajo en mis factores desencadenantes "felices".

No soy mis emociones. Soy el cielo que los ve ir y venir.

Que tengas un día maravilloso y gracias por leer.

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.