Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. 
    Mi pequeño sitio donde digo libremente lo que pienso y siento.   

Todos tenemos obligaciones y deberes hacia nuestros semejantes. Pero parece bastante curioso que, en la sociedad neurótica moderna, las energías de los hombres se consuman en ganarse la vida y rara vez en la vida misma. Se necesita mucho coraje para que un hombre declare, con claridad y sencillez, que el propósito de la vida es disfrutarla. Hay tanto que amar y admirar en esta vida que es un acto de ingratitud no ser feliz y estar contento en esta existencia.                                                        Mis escritos están encauzados como un camino de crecimiento personal y espiritual.

Una verdad poderosa por la que vivo.

febrero 3, 2025


Yo era uno de esos niños que esperaba mucho de la vida. Pero luego la vida comenzó a llover sobre mí. Tuve que adaptarme rápidamente. Crecí rápido. Tenía que hacerlo. Pero mi infancia fue divertida y emocionante. Me hizo quien soy. Y por eso, estoy agradecido. La vida es dura e indiferente a nuestro dolor. Pero ahora puedo elegir mi dificultad. Podría quedarme en el ciclo de queja, apatía, desesperación y repetir. O podría elegir una dificultad diferente. La dificultad de estar presente para mí todos los días. Si no lo hago, el universo la elegirá por mí. Y no quiero eso.

Una vez que sabemos realmente que la vida es difícil, una vez que realmente lo entendemos y lo aceptamos, entonces la vida ya no es difícil. Porque una vez que se acepta, el hecho de que la vida sea difícil ya no importa. El verdadero compromiso con cualquier cosa es difícil. Dejar ir es difícil. Despertar todo tu ser es difícil. Las relaciones son difíciles. Ser consciente es difícil. Ser responsable es difícil. Hacer algo que valga la pena es difícil. Crecer es difícil. Mantenerse igual también es difícil. La forma en que elijo mi dificultad es la forma en que vivo.

Cada vez que pospongo un compromiso difícil, la dificultad no desaparece. Aparece más tarde, más grande y más difícil de controlar. Las cosas difíciles que ignoro hoy se convierten en la crisis con la que lidiar mañana. Ponerse en forma es difícil. Pero también lo es sentirse fuera de forma. Ahorrar dinero es difícil. Pero también lo es estar en bancarrota. Construir una relación es difícil. Pero también lo es sentirse solo. Despertarse temprano es difícil. También lo es atravesar el día sin estar preparado. Decirles no a las distracciones es difícil. También lo es sentir que estás atrasado en la vida. 

Una conversación difícil es difícil. También lo es vivir con resentimiento. Aprender nuevas habilidades es difícil. También lo es ser reemplazable. Crecer es difícil. También lo es quedarse estancado. Eliges tu dificultad. Evitar las cosas difíciles no funciona. Pero puedes elegir tu dolor con intención.

Eliges la lucha que te hace avanzar o un día te despiertas atrapado en una lucha que nunca quisiste. Elegí mi década difícil: trabajar para mí mismo, escribir todos los días, compartir lo que sé en público, construir una mejor relación conmigo mismo, enfrentar mis emociones fuertes para dejar de reaccionar a experiencias fuera de control. 

Cuando te encuentres contra un muro, echa raíces como un árbol, hasta que la claridad surja de fuentes más profundas para ver por encima de ese muro y crecer. El crecimiento lleva tiempo. Los muros no desaparecen de la noche a la mañana, pero cuando echas raíces, sucede algo asombroso. La claridad llega. Comienzas a ver más allá del obstáculo y, un día, lo superarás. No se avanza en la vida evitando la incomodidad, sino manteniéndote firme, haciendo el trabajo y creciendo más allá del obstáculo.

Las cosas difíciles vendrán de cualquier manera. La diferencia es si te empujan hacia adelante o te frenan. No puedes saltar duro, solo puedes elegir de qué tipo. Evitar las decisiones difíciles no hace que la vida sea más fácil, la hace más pequeña. En algún momento, o tomas el control o la vida elige por ti.

¿Qué cosa difícil estás evitando? Tal vez sea comenzar un nuevo hábito, terminar con uno tóxico o enfrentar un miedo. Tal vez sea tener esa conversación difícil. O comenzar un proyecto personal que has estado posponiendo. O simplemente decir no a algo que no se alinea con tus objetivos. Sea lo que sea, no esperes a que te elija a ti. Elígelo primero. Todavía te queda el 90 % del año. Ese 90 % es para elegir cosas difíciles que te impulsen hacia adelante. No las cosas difíciles que te frenan. Eso es mucho tiempo para dar un paso adelante. Elige lo difícil que te cambie a quien quieres ser. Elige lo difícil que te acerque a la vida que quieres.

Si no puedes superar tus tensiones, tus problemas y tu dolor, no puedes crear un nuevo futuro en el que esas cosas no existan. Elegir lo difícil es la forma de crear un futuro en el que tus factores estresantes se minimicen. Puedo elegir quedarme atrapado en un ciclo o puedo elegir lo difícil. Elegir lo difícil significa romper patrones. La vida siempre te dará cosas difíciles, pero tú decides cuáles valen la pena. Elige lo difícil que te haga avanzar. Elige lo difícil que construya la vida que quieres. Lo difícil que elijas hoy se convierte en la base de la vida que construyas mañana. Y así es como creas un futuro del que estés orgulloso. Cuando elijo lo difícil, elijo el crecimiento.

Elijo la auto evolución. Elijo convertirme en la mejor versión de mí mismo. Y es una sensación increíble. El modo difícil es el único camino a seguir. Creer que debería ser fácil lo hace más difícil. Muchos de nosotros nos quedamos atrapados en esta mentalidad de “la vida me sucede”. Nos sentimos víctimas de nuestras circunstancias. Nos quejamos de nuestros trabajos, nuestras relaciones y nuestra falta de tiempo. Pero no hacemos nada para cambiarlo. No eres una víctima.

La vida no te está sucediendo. Te está respondiendo. Cada acción (o inacción) crea tu realidad. Es más fácil decir: “Así es como es” que admitir: “Me da miedo intentarlo”. Tienes que desarrollar callos en tu mente. Superar las cosas difíciles te llevará lejos. A nadie le gusta levantarse temprano, ir al gimnasio o tener conversaciones difíciles. Pero ahí es donde se produce el cambio. La incomodidad en todas las cosas es el camino a seguir. Es la señal de que estás vivo. Es la prueba de que estás creciendo. No tienes que tenerlo todo resuelto. Solo tienes que empezar. Y presentarte a ti mismo todos los días. 

Quien tiene un por qué puede soportar casi cualquier cómo. Encuentra tú por qué. ¿Cuál es la vida que quieres? ¿Cuál es la persona en la que quieres convertirte? Esa es tu pista. Elige lo difícil. Elige tu crecimiento. Elige tu mejor vida. Hazlo con miedo. Hazlo de manera imperfecta. Pero haz las cosas difíciles. Comienza despacio si es necesario. Simplemente comienza. No será fácil. ¿Pero quedarse estancado? Eso es peor.

Estaba pelando una manzana roja cuando de repente comprendí que la vida solo me daría una serie de problemas maravillosamente insolubles. Con ese pensamiento, un océano de profunda paz entró en mi corazón y comprendí que la vida es una manzana, debes morderla con su piel.

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
Solo se vive una vez, pero si se hace bien, una vez es suficiente.
 

Cada día.

enero 28, 2025


Cada día se abre ante nosotros una ocasión extraordinaria para escuchar a nuestro corazón, olvidarnos de la imposibilidad, disfrutar el camino y devolverle a los sueños el decoro, la importancia y el lugar que merecen. Es hora de levantar la voz y recordarnos que solo tenemos una vida y que tiene que valer la pena.
                                                                                                                                                                                                                         Escribo solamente palabras como hilos que entretejen mi historia; mis luces y mis sombras; mi cotidiano y mis imposibles; mis anhelos y mis motivos de celebración; mis tristezas y mis mil maneras de ponerme de pie tantas veces. 
                                                                                                                                                                                                                          Palabras como la prueba eterna de que he vivido, de cuánto el corazón ha latido, de todo lo que mis ideas buscaron, defendieron, resignaron, asumieron.  Palabras como amores no aferrados, desapropiados, libres. Palabras como el eco de un sueño, como el eco infinito de los sueños que todavía no digo en voz alta. Palabras como puentes, como el coraje que no tengo a veces en mis ojos. Palabras como espejos de mi modo de mirar la vida.
                                                                                                                                                                                                              Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.

Pd.-No trates de racionalizar mis "mensajes "; más bien reflexiona desmenuza y aplica las ideas que obtengas, y lo mas importante Disfruta.
 

Nuestro veranillo indestructible.

enero 17, 2025
Siempre he pensado que hay un santuario, una quietud en cada persona. Me refugio en él cada vez que necesito recargar las pilas. Hacerme un tiempo para volver a mí mismo está haciendo maravillas por mi salud mental. Llevo años practicando el “tiempo de quietud”. Es una de las cosas que hago para darle sentido a la vida. A veces lo hago para reflexionar sobre cómo me está yendo en la vida, sobre las cosas buenas que me están pasando. 

En medio del largo invierno, descubrí que había, dentro de mí, un veranillo indestructible. Y eso me hace feliz. Porque dice que no importa lo mucho que el mundo me empuje, dentro de mí hay algo más fuerte, algo mejor, que me empuja de vuelta.

Todos hemos vivido tiempos difíciles en nuestra vida. Dia a día vemos a través de las noticias lo cruel e insensato que es el mundo. Vemos a la gente perder la esperanza y ceder a la desesperación. Pero también vemos a la gente resistir, luchar y encontrar razones para seguir adelante. De ver todo esto me surgió la idea del “veranillo indestructible”. Porque he visto en las personas que se negaban a ser aplastadas por el peso del mundo. O tal vez porque lo he sentido por mí mismo, ese espíritu obstinado de desafío frente al absurdo.

Todos hemos enfrentado pérdidas personales y enfermedades. Todos enfrentamos inviernos. La pérdida, la decepción e incluso la desesperación son momentos difíciles que intentan congelarnos de adentro hacia afuera. Pero hay algo más es que incluso en los momentos más oscuros, todavía podemos encontrar nuestro santuario interior: un lugar de calidez. Nuestro veranillo invisible, como lo llamo, que es nuestra capacidad innata para la alegría, la esperanza y el crecimiento.

Tal vez perdiste un trabajo o a un ser querido. Tal vez luchaste contra una enfermedad. Te sentiste perdido, tal vez incluso roto. Pero de alguna manera, encontraste una manera. Te adaptaste. Aprendiste. Te hiciste más fuerte. Volviste a nutrir tu jardín interior. A conectarte con seres queridos. A encontrar alegría en las experiencias ordinarias. Estas son fuentes de alegría que florecen en ese veranillo irreducible. 

Vemos a la vida como absurda pero que aun así valía la pena vivirla. En etapas frías, duras e implacables de la vida, encontramos algo invencible: fuerza, esperanza y luz. Encontramos resiliencia dentro de nosotros mismos. La etapa invernal de la vida es un período de dolor, pérdida, fracaso y dolor. Pero dentro de esa lucha, podemos encontrar la fuerza para retirarnos a nuestro veranillo indestructible interior.

No importa cuán dura se vuelva la vida, hay algo más fuerte dentro de nosotros. Podemos hacerles frente a las dificultades y ayudarnos a soportar si podemos encontrarlo. Los tiempos difíciles revelan nuestra fuerza interior. Nos obligan a enfrentar nuestros límites. Y, a menudo, descubrimos que somos más fuertes de lo que pensábamos.

En mis tiempos difíciles, descubrí una resiliencia que no sabía que tenía: mi veranillo indestructible. No hace que el dolor desaparezca. Pero me ayuda a soportar. Me ayuda a seguir adelante y afrontar con valentía lo absurdo de la vida. Mi veranillo indestructible es un símbolo de esa fuerza. Yo la aplico en los momentos más oscuros para encontrar mi camino hacia la luz.

En nuestras vidas, enfrentamos muchos inviernos. Los desafíos nos presionan. Tal vez sea algo grande, como perder a un ser querido o lidiar con una enfermedad grave. O tal vez sea algo que parece más pequeño pero que aun así te agobia: estrés, preocupación, ansiedad o una sensación de falta de sentido. Sea cual sea tu “invierno”, piensa en cómo has respondido a él. ¿Te has dejado llevar por la desesperación o has encontrado una manera de seguir adelante? ¿Has descubierto ese “veranillo indestructible” dentro de ti, esa fuente de fuerza que te permite hacer frente a la oscuridad?

Quizás lo hayas encontrado en tu familia, tus amigos, tu fe. Tal vez lo hayas encontrado en un proyecto personal, el arte o la naturaleza. O tal vez lo hayas encontrado en ti mismo, en esa voz tranquila que dice: “No me rendiré”. Cuando las cosas se ponen difíciles, hay una parte de ti que es fuerte, resiliente y capaz de encontrar la alegría.

La próxima vez que te enfrentes a un “invierno”, recuerda ese “veranillo indestructible” que llevas dentro. Deja que sea tu fuente de fuerza, tu luz. Eres capaz de superar más de lo que crees.

¿Recuerdas a Sísifo, el hombre de la mitología griega que fue condenado a empujar una piedra cuesta arriba por toda la eternidad? Hay algo heroico en Sísifo. Vemos a un hombre que siguió empujando esa piedra, que se negó a rendirse, aunque no tuviera sentido. Ese es el “veranillo indestructible” en acción. Es como cuando te enfrentas a un desafío difícil, tal vez estás lidiando con una relación difícil. Sería fácil simplemente rendirse, decir “¿Qué sentido tiene?” Pero esa fuerza interior, ese “veranillo irreducible”, te permite seguir adelante.

Encuentras la fuerza para seguir empujando esa roca cuesta arriba. Y ahí es donde entra la felicidad. La sensación de satisfacción que surge al saber que te enfrentas a lo absurdo de frente. No estás ignorando la falta de sentido de la vida, pero estás eligiendo vivirla plenamente de todos modos. Estás creando tu propio significado, tu propio " veranillo indestructible ", en medio del frío y sin sentido del invierno.

Gracias por dedicar tu precioso tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.

 

Los misterios de la vida no están ocultos.

enero 17, 2025


Prestar atención transforma tu forma de vivir. Revela patrones, ideas y verdades que de otra manera podrías pasar por alto. No es lo que miras lo que importa, es lo que ves. Ver significa prestar atención. Significa estar despierto a los detalles de la vida. La atención te ayuda a ver conexiones, comprender emociones y encontrar significado en experiencias ordinarias. Los misterios de la vida no vienen de afuera de nosotros. Vienen de nuestra conciencia de lo que ya está aquí.

Hay tanta sabiduría a simple vista. Todavía estoy aprendiendo a prestar atención a las muchas lecciones de la vida. Está en todas partes. Empecemos por las estaciones. La primavera trae nueva vida. El verano muestra abundancia. El otoño es una lección sobre cómo dejar ir lo que ya no nos sirve. El invierno invita al descanso y la reflexión. La estación es un ciclo que refleja la vida.

Dejar ir, renovación: todo es natural. Dejar ir no es fácil, pero la naturaleza nos muestra que es necesario para un nuevo crecimiento. Luego, todo comienza de nuevo. Las estaciones me muestran que el cambio es natural. El crecimiento surge de aceptarlo. Intenta no resistirte a los cambios que se te presenten. En cambio, deja que la vida viva a través de ti. Y no te preocupes de que tu vida se esté poniendo patas arriba. ¿Cómo sabes que el lado al que estás acostumbrado es mejor que el que está por venir?”

Apliquemos la lección de la naturaleza de dejarse llevar, hacer las paces con el cambio y confiar en los nuevos comienzos. La forma en que fluye un río enseña persistencia y adaptabilidad. La vida rara vez transcurre como se planea, pero al igual que el río, podemos encontrar nuevos caminos. Las lecciones de vida están en todas partes si nos tomamos el tiempo de observar. Al observar la vida, aprendemos más sobre nosotros mismos. La vida habla a través de todo. Habla a través de la naturaleza, a través de las personas, a través de las experiencias.

La vida habla a través de nuestras conversaciones. Pero tienes que estar ahí para escucharla. Tienes que escuchar y no apresurarte a hablar. Tienes que notar. Cada detalle que nos rodea es una verdad oculta para la vida. Solo tienes que estar lo suficientemente quieto para escucharla. La naturaleza sabe cómo vivir. Pero tienes que detenerte y prestar atención para aprender de ella. Cuanto más escuchas, más ves. La vida no te debe nada, pero si escuchas, si observas, encontrarás sabiduría en la indiferencia.

En cada paseo por la naturaleza, uno recibe mucho más de lo que busca. Hay que prestar atención a los detalles son la clave para entender la vida. Las lecciones no solo están ocultas en la naturaleza, sino también en cómo vivimos. Una pérdida puede profundizar nuestra capacidad de amar y de sentir empatía. Superar obstáculos enseña resiliencia. Incluso en el dolor, hay un significado, si puedes mirar más allá del sufrimiento. La herida es el lugar por donde la luz entra en ti.

Toda experiencia, ya sea alegre o dolorosa, es sabiduría, si prestamos atención. No necesitas buscar muy lejos los secretos de la vida. Están aquí, frente a ti, en cada interacción. Una conversación difícil puede enseñar paciencia. Un revés puede revelar una fuerza que no sabías que tenías. Los misterios de la vida no están ocultos. Están esperando. Esperando que vayas más despacio. Que los mires más de cerca. Escuchar. Cuantos más prestes atención, más te enseña la vida sobre ti mismo y el mundo.

El simple hecho de observar tiene una lección sutil. Cosas sencillas como una palabra amable o una reflexión sobre la bondad de la vida pueden cambiar tu estado de ánimo durante todo el día. No necesitas grandes preguntas y respuestas para los misterios de la vida. La clave es la presencia. Cuantos más prestes atención, más empiezas a ver. La vida no es un rompecabezas por resolver, sino un misterio por experimentar. Necesitas conciencia. Así es como la vida te enseña a soltar, crecer y aprovechar al máximo cada experiencia.

Debes vivir en el presente, lanzarte a cada ola, encontrar tu eternidad en cada momento. Ahí es donde viven los misterios de la vida: en el presente, esperando a que los notemos. Necesitas una mente de principiante para aprender de todo y de todos. Tienes que estar abierto a aprender. “Intenta ser una hoja de papel sin nada. “Sé un trozo de tierra donde nada crece, donde algo puede ser plantado, una semilla. Presta atención y la vida te mostrará lo que necesitas ver, te enseñará lo que necesitas aprender y te ayudará a crecer de maneras que nunca esperaste.

Para aprender de la vida, no necesitas todas las respuestas a la vez. Solo necesitas mantener la curiosidad, permanecer presente y dejar que la vida revele sus misterios a su debido tiempo. La vida siempre está enseñando. Su sabiduría está en todas partes: en la naturaleza, en los demás, en nosotros mismos. Todo lo que tenemos que hacer es reducir la velocidad, observar y aprender.

Las lecciones están ahí, esperando que las notemos.

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
 

La felicidad es una elección, no un resultado.

enero 17, 2025
La vida sólo puede entenderse hacia atrás, pero debe vivirse hacia adelante, es mi forma de ver la vida. Nadie ha entendido la vida por completo todavía. Pero olvidamos de que la vida debe vivirse hacia adelante. Es una reflexión sencilla pero sabia sobre el arte de vivir.

La persona infeliz es aquella que tiene su ideal, el contenido de su vida, la plenitud de su conciencia, la esencia de su ser, de alguna manera fuera de sí misma. El hombre infeliz siempre está ausente de sí mismo, nunca presente para sí mismo. Pero uno puede estar ausente, obviamente, tanto en el pasado como en el futuro. Esto delimita adecuadamente todo el territorio de la conciencia infeliz.

La felicidad siempre ha sido una búsqueda universal. Pero muchos todavía se encuentran atrapados en un círculo vicioso de insatisfacción, esto se debe a que buscaban la realización fuera de sí mismos en los lugares equivocados. La felicidad es un problema de “presencia”. Para muchos de nosotros, es algo poco común. O bien nos quedamos en el pasado o nos obsesionamos con el futuro en nuestras cabezas. Nos decimos: “Si tan solo hubiera hecho esto de otra manera” o “Una vez que logre eso, estaré satisfecho”.
Yo lo he hecho. Probablemente tú también.

El constante viaje mental en el tiempo no nos hace ningún bien, nos priva de la “conciencia feliz”: disponibilidad mental y emocional para nosotros mismos. Cuando colocamos nuestros ideales fuera de nosotros mismos, renunciamos a nuestro poder. Hacemos de nuestra satisfacción un “problema externo”. Es una preparación para la decepción.

He aquí una observación familiar. Cualquiera que persiga una meta profesional específica se dice a sí mismo: “Una vez que obtenga ese ascenso, seré feliz”. Pero, ¿qué sucede cuando la alcanza? Hay un “breve” momento de alegría. Pronto, una nueva meta ocupa su lugar y el ciclo de persecución comienza de nuevo. El problema no es la meta en sí, sino poner toda tu felicidad en algo externo. Lograr ciertos hitos puede no necesariamente hacerte sentir completo.

En una relación rota, la mayoría de las personas sienten arrepentimiento y tristeza. Creen que su felicidad está ligada a ese amor perdido. Se quedan estancados en sus cabezas en una realidad pasada que no pueden cambiar. Su conciencia se aleja de sí mismos. Si pones toda la satisfacción de tu vida en cosas externas a ti, te decepcionarás una y otra vez. Esto es lo que quiero decir estar “ausente” de uno mismo. Puede convertirse en una trampa mental. Y te mantiene anclado en el arrepentimiento, atrapado en las fuentes de decepción del pasado o del futuro. Te ausentas de tu propia vida, viviendo en una versión de la realidad que ya no existe. O, peor aún, una versión de ti que depende de cosas o de otros para su satisfacción vital.

La felicidad es una elección, no un resultado. Nada te hará feliz hasta que elijas ser feliz. Ninguna persona te hará feliz a menos que decidas ser feliz.  Los “patrones de infelicidad” están en todas partes y los medios de comunicación lo empeoran. Vemos realidades falsas en todas partes. Y sentimos que necesitamos hacer más, experimentar más, lograr más. Comparamos nuestras vidas con las de otros. Vemos sus éxitos, sus posesiones, sus relaciones. Y nos sentimos inadecuados. Pensamos que necesitamos lucir de cierta manera, tener ciertas cosas o lograr ciertas metas para ser felices. Nos aleja de nosotros mismos y nos lleva a una “conciencia infeliz”. 

Las personas infelices buscan la realización fuera de sí mismas. Buscan la validación de los demás: algo que las haga sentir completas. Pero ese algo siempre está fuera de su alcance. Me concentro en lo que tengo en lugar de en lo que me falta para sentirme más satisfecho. Alejo mi drama mental de lo que falta. Hacer de la “conciencia feliz” una responsabilidad personal. Realinear nuestros ideales si es necesario. Traer de vuelta nuestros valores a nosotros mismos. Es la clave para estar presente y completo. Y quizás, lo más importante, el secreto para encontrar la felicidad que hemos estado buscando todo el tiempo.

Encontrar respuestas a preguntas significativas. ¿Qué le da sentido a nuestra vida, independientemente de la influencia externa? ¿Qué valores nos hacen sentir vivos? Practicar la autorreflexión. Dedicar un tiempo a construir una mejor relación con uno mismo. O conocerse a uno mismo.

Un fuerte sentido de uno mismo significa que es menos probable que nos dejemos influir por las presiones externas. Es menos probable que nos comparemos con los demás. Es más probable que encontremos la felicidad en nuestro interior.

La infelicidad es un problema de “ausencia”. Recuerda de nuevo, uno puede estar ausente, obviamente, tanto en el pasado como en el futuro. Esto delimita adecuadamente todo el territorio de la conciencia infeliz. El desafío, entonces, es estar presente. Encontrar alegría no en lo que fue o lo que podría ser, sino en lo que es. Date cuenta profundamente de que el momento presente es todo lo que tienes. Haz del Ahora el foco principal de tu vida.

Para ser felices, debemos encontrar nuestra esencia dentro de nosotros mismos, no fuera. Porque cuando estás realmente presente, estás realmente vivo. Experimentas la plenitud de la vida. La única realidad es el aquí y ahora.

Libérate de tus vidas pasadas y futuras. Y regresa a tu tarea presente: participar activamente en tu vida tal como está sucediendo ahora. Ahí es donde te encuentras a ti mismo, tu yo feliz. Encuentra el coraje para volver a casa, a ti mismo, donde puedes encontrar la felicidad que deseas. 

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
Solo se vive una vez, pero si se hace bien, una vez es suficiente.

 

Los absurdos hacen que la vida sea a la vez frustrante y fascinante.

enero 15, 2025


Darse cuenta de que la vida es absurda no puede ser un final, sino solo un comienzo. He visto cosas extrañas, hermosas y sí, absurdas en la vida. Desde las coincidencias cósmicas que parecen demasiado perfectas para ser aleatorias hasta las extrañas experiencias cotidianas que nos hacen cuestionar nuestra cordura. 

Quiero reflexionar sobre las muchas absurdeces de nuestras cortas vidas. La realidad está a punto de volverse mucho más extraña. La vida es alegría y tristeza, significado y falta de significado, todo al mismo tiempo. Pero todavía busco actividades y experiencias por el placer de hacerlo.

Los absurdos están en todas partes. En el trabajo, en las relaciones y en todo lo que llamamos “normal”. Anhelamos conexión, amor. Pero el mundo es indiferente a lo que queremos. A veces, las personas que amas no te aman. No tiene sentido. No creerás lo que la gente hace por amor, pero lo hacemos de todos modos, porque el amor, a pesar de su absurdo, da sentido a la vida. Construimos nuestras vidas y alimentamos nuestras relaciones, solo para verlas desmoronarse.

Nadie puede “completarte” ni llenar tu vacío. El amor sano no se trata de completarte, es una conexión, un crecimiento compartido y de estar completo por ti mismo. Nos enfrentamos a la decepción, el dolor, la pérdida y la desesperación, sin ningún orden en particular. Es una lucha constante contra el tiempo, una tarea de empujar una piedra cuesta arriba solo para verla rodar cuesta abajo. La lucha por alcanzar las alturas es suficiente para llenar el corazón de un hombre. Pasamos años persiguiendo el dinero, el estatus y la aprobación, esperando que traigan felicidad. No lo hacen.

Pensamos: “Seré feliz después de obtener el ascenso, la casa, la relación”. Terminamos decepcionados. La felicidad no aumenta mucho después de satisfacer las necesidades básicas. Sin embargo, seguimos corriendo. Muchas personas “exitosas” se sienten vacías. Han llegado a la cima y no han encontrado nada allí. El éxito es personal. No es algo que sirva para todos. Perseguimos cosas que no importan. Ignoramos las que sí importan. Tememos el cambio, pero todo cambia. Tratamos de controlar la vida, pero la mayor parte está fuera de nuestro control.

Las cosas a las que nos aferramos (juventud, belleza, seguridad) son las primeras cosas que perdemos. Pasamos la mayor parte de nuestras horas de vigilia en el trabajo. Pero muchas personas odian sus trabajos. La gente pasa años en trabajos que no les gustan para comprar cosas que no necesitan. Lo hacen porque tienen que hacerlo, no porque quieran. Imagínese pasar la mayor parte de su vida haciendo algo que no le gusta. Es absurdo. La gente se arrepiente de no haber buscado un trabajo significativo. Entonces, ¿por qué quedarse estancado? Miedo al cambio. Miedo a lo desconocido. Muchos se jubilan a los 65 años y finalmente dicen: “Ahora viviré”. Pero sus mejores años ya han quedado atrás.

¿La ironía? Trabajamos para vivir, pero nos olvidamos de vivir realmente. Hasta que es demasiado tarde. Y luego nos arrepentimos de no haber vivido. Eso es absurdo. Nos preocupamos por cosas que no importarán en una semana. Los pequeños detalles que no cambiarán nada. Como lo que vestimos en un día específico. 

Un pequeño desacuerdo con un colega. Incluso una compra insignificante. Nos estresamos por las opiniones de personas que ni siquiera nos gustan. Guardamos rencor por cosas insignificantes que empeoran nuestra salud mental. Dejamos de hablar con la gente en lugar de tener conversaciones difíciles. Decimos: "Te llamaré más tarde", pero no lo hacemos. La vida nos enseña que las conexiones sociales de calidad son lo más importante, pero lo dejamos escapar de entre nuestros dedos.

Independientemente de cómo lo pienses, pasar tiempo en tu cabeza pensando en absurdos te volverá loco. Los absurdos pueden ser abrumadores. Pueden conducir a la desesperación existencial y al nihilismo. Puede que te preguntes: “¿Qué sentido tiene?”. El sentido es encontrar un significado en el absurdo. El sentido es vivir hasta el punto de llorar. Haz las paces con el caos y las incertidumbres, pero no dejes que te consuman. Responde a tu propio “por qué” y deja que sea suficiente. Vive con intención y persigue lo que te haga sentir viva o vivo. Ama con valentía.

La vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias, sino solo por la falta de sentido y propósito. Vive como si hoy fuera tu último día, no porque lo será, sino porque podría serlo. Es absurdo, pero es verdad. Saber esto debería cambiar nuestra forma de vivir. ¿Pero lo hace? Tú y yo sabemos que no tenemos tiempo. Pero desperdiciamos la vida con las personas equivocadas, discutimos por nada importante o nos estresamos por cosas que no podemos controlar. Incluso la muerte es absurda. Sabemos que llegará. La planeamos con testamentos y seguros de vida. Sin embargo, vivimos como si fuéramos inmortales, postergando lo que más importa. Evitamos hablar de ello como si el silencio lo mantuviera alejado.

Estamos atrapados en el mismo bucle. Es absurdo, pero no lo cambiamos. Los absurdos hacen que la vida sea a la vez frustrante y fascinante. Nos obligan a cuestionar, a preguntarnos, a buscar el sentido. Pero rara vez encontramos lo que queremos. El absurdo es el concepto esencial y la primera verdad. Todos los vemos, pero rara vez los cuestionamos. ¿Por qué? Porque estamos acostumbrados a ellos. 

El absurdo de la vida no es un defecto. Es un espejo. Nos muestra lo que está fuera de sincronía. Nos da la oportunidad de cambiar. Y la libertad de vivir. He aprendido a reírme de los absurdos de la vida. Es demasiado extraño para tomarlo demasiado en serio. Vivimos en una roca giratoria suspendida en la oscuridad, fingiendo que nuestros problemas son monumentales. Eso no hace que la vida no tenga sentido.

Nos ayuda a ver lo que realmente importa. Los absurdos nos enseñan. No son solo problemas. Son pistas. Nos señalan lo que importa. No necesitamos todas las respuestas. Solo necesitamos vivirla plenamente. Así que, detengámonos y pensemos. Cuestionemos lo absurdo. Porque en esas preguntas, tal vez encontremos respuestas. Tal vez descubramos que la vida es hermosa, aunque sea breve. Puedes elegir cómo responder a lo absurdo. Puedes luchar contra él, negarlo o hacer las paces con él. Elijo vivir a pesar de ello. Elijo crear mi propio significado, incluso en el caos.

La vida no tiene sentido, sin el objetivo de la libertad de crear algo significativo a partir de la locura. Eso es todo lo que podemos hacer. Lo absurdo no tiene por qué vencerte; deja que te desafíe a crear significado. Reconoce el absurdo. Ríete de él. Luego, elige de otra manera. Concéntrate en la conexión, la curiosidad y la alegría. Crea significado donde no lo hay. La vida puede no tener siempre sentido. 

Mientras aún tengas vida, vívela hasta el punto de las lágrimas. Sé un participante activo en tu propia vida. La vida no dejará de ser absurda. Pero puedes hacer las paces con ella. Y seguir viviendo tu mejor vida en un mundo que no tiene sentido.

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
Solo se vive una vez, pero si se hace bien, una vez es suficiente.

 

Las relaciones humanas.

enero 10, 2025


Es muy frecuente que las mujeres elijan hombres y los hombres elijan mujeres o mujeres elijan mujeres o hombres elijan hombres, creyendo que podrán cambiarles con su amor, lo cual nunca sucede. Más bien se enganchan a una dinámica de rechazo y no aceptación que socava la relación. Otras veces sufren muertes lentas detrás de una esplendorosa fachada. 

Cuando una mujer o un hombre se da cuenta de lo atrapada o atrapado que está puede buscar una salida. Atrapados tanto por una fuerza exterior como por una interior, por ellos mismos. Lo peor es ser nuestros propios “carceleros”, el asumir el desvalimiento y participar en la propia destrucción. Es un momento crítico en el que pueden tomar la decisión de poner fin a esa situación, y para ello necesitan conectarse con sus animus, con sus energías vigorosas, una energía con movimiento y dirección que les ayudará a conseguir lo que se proponga.

Muchas veces la mujer transfiere su fuerza y poder en nombre del amor, y esa clase de “amor” destruye la conexión con la fuerza femenina. Es preciso entonces recuperar aspectos que se habían depositado en el otro, como la fortaleza o la seguridad. Las mujeres desean un encuentro profundo e íntimo, y a menudo se desgastan y vacían a sí mismas, se entregan al amor sin saber que para entregarse primero se ha de ser dueña de sí misma. 

La mujer necesita un amigo que también esté conectado con su corazón, que la respete profundamente, que preste apoyo a esa fuerza genuina femenina. Un verdadero amigo del alma.

Tanto la Mujer como el Hombre desean un compañero o una compañera que sean como ellos que se les pueda - asimilar, si las mujeres quieren que los hombres las conozcan de verdad tienen que enseñarles un poco de sabiduría profunda. Muchas mujeres se han cansado de tratar de enseñar a hombres que no quieren aprender. Ahora bien, cuando ellos están dispuestos es el momento de revelarles porque su alma lo demanda.

Para ganarse el corazón de un ser sea mujer   o hombre el compañero o compañera tiene que comprender la doble naturaleza de cada uno, sus dos polaridades, el masculino y el femenino, el animus y el ánima. Cuando se desarrolla únicamente uno de las dos polaridades esta desequilibrada, lo que le impide el acceso a su fuerza interior. 

Todos deseamos encontrar un compañero o compañera que tenga la paciencia y el ingenio para comprender su naturaleza profunda. Una mujer o un hombre que quiera que su compañera o compañero la conozca de verdad tiene que conseguir que él o ella le pregunte: “¿Qué es lo que quieres?”, “¿Qué es lo que quiere tu yo profundo?”. Y si realmente se quieren conocer habrán de preguntarle a su vez lo mismo. El Hombre el amigo, compañero y amante más estimable es aquel que desea aprender. 

Un compañero o compañera es el que posee tenacidad y paciencia espiritual, el que tiene voluntad para atisbar la naturaleza profunda, el que regresa para comprender sin alejarse por aquello que le aparta de su propósito, el que no hacer uso de ese conocimiento para ejercer su poder sobre ella o sobre él. 

Una mujer o un hombre que capta su auténtica naturaleza, se deja sorprender, atemorizar y siente reverencia por lo que percibe y ve. Y permanece ahí.  Porque amar el placer es muy fácil, para amar verdaderamente se requiere de un “héroe” capaz de manejar su propio miedo.

Además, para crear un amor duradero ambos han de aceptar los ciclos Vida/Muerte/Vida e integrar la transformación en la relación, las sucesivas muertes y renacimientos, la infinidad de finales y comienzos que acontecen a lo largo de la relación. Hay que saber cuándo las cosas tienen que nacer y cuando hay que dejarlas morir. Dejar morir las falsas ilusiones, las expectativas, las fantasías de un amor agradable y romántico. 

Atravesar las diferentes fases eligiendo amar y permanecer al lado de alguien. Quedarse, cuando lo que se quiere es echar a correr. El Hombre y la Mujer pueden conocer y compartir sus naturalezas instintivas con la confianza de que cualquier cosa que ocurra entre ellos será transformativa.

Es preciso comprender al otro y fortalecer la propia capacidad de amar. Amar a pesar de los miedos y las dudas, a pesar de las heridas y anteriores desengaños. Amar las heridas, carencias y partes “feas” del otro también, porque sin una tarea que suponga un reto no puede haber transformación. Es necesario un corazón dispuesto a morir y nacer, y a volver a morir y nacer una y otra vez. 

Hay un guerrero espiritual en aquellos hombres que en su interior saben que quieren vivir, exponerse, entregarse, arriesgarse a abrir el corazón y amar. Un guerrero sabio que no tiene miedo a la muerte. Un Hombre es aquel que se atreve a curar sus heridas y disolver sus proyecciones, que se atreve a llorar su dolor y toma conciencia de cómo su existencia defensiva le ha protegido del amor. Un hombre que permita que se le rompa la coraza de su corazón y deje que brote un amor tan inmenso como el océano, que es lo que tiene para ofrecer a la mujer, para amarla plenamente, sin reservas. 

Cuando un hombre entrega su corazón se convierte en una fuerza asombrosa, se vuelve fértil; cuando integra su parte femenina intuitiva se vuelve inspirador.  Al enfrentarse a la propia herida con compasión, al entregar su corazón el hombre lo gana todo, se completa. Ya no le teme a la fuerza natural de la mujer ni a los ciclos Vida/Muerte/Vida. Cuando integra su espíritu restituye su lugar de dignidad.

Algunas personas tienen el privilegio, después o mientras realizan un profundo trabajo interior, de crear un amor encarnado, hecho de pasión, confianza, afecto y compromiso. Una relación que se experimenta como una oportunidad de expandir el corazón y aprender a amar más profundamente. El otro es un buen amigo, alguien en quien confiar y ante quien desnudarse emocionalmente para mostrar las heridas y carencias sin temor. 

Una relación en la que comunicarse íntimamente, sin máscaras ni juegos defensivos. Al dejarse ver, al amarse de esta manera, al vivir una sexualidad sagrada se sanan mutuamente. En el compromiso de crecer juntos se transforman uno al otro y transforman su realidad. Sabiéndose seres completos en proceso de crecimiento se embarcan en un viaje de autoconocimiento en el que descubren en el compañero, en la compañera un “tesoro espiritual”. En la intimidad renuevan su amor mirándose a los ojos. La relación es una vía espiritual para despertar a la totalidad de su Ser. Un vínculo así es una verdadera fuerza de la naturaleza.

A los que se desesperan al ver que pasa el tiempo y su compañero o compañera no aparece les digo: no desistas, sigue nutriendo tu día a día, ten fe, pídeselo al Universo y confía en que la vida lo traerá. Mientras tanto, conecta con tu instinto, vive, disfruta, crea, amate a ti misma o a ti mismo, prepárate para abrirte al amor. Todo llega si de verdad creemos que nos lo merecemos. 

Dicen que todo lo que nosotros estamos buscando nos busca a nosotros y que, si nos quedamos quietos, nos encontrará. Es algo que lleva mucho tiempo esperándonos. En cuanto llegue, no te muevas. Descansa. Ya verás lo que ocurre a continuación.

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
Solo se vive una vez, pero si se hace bien, una vez es suficiente.
 

El miedo no debe ser temido, sino comprendido.

enero 10, 2025


La primera vez que escribí en mi página web, no sabía qué esperar tenia miedo, pero sabía que tenía que hacerlo. Era el camino que había elegido: escribir y compartir ha sido un modo de llegar a lo más hondo de mí y de desarrollar la creatividad, sin otros mandatos ni criterios que no fueran los que provienen de mi propia voluntad. Cuanto más practique, mejor seré para refutar mis prejuicios fundamentales. 

El miedo nos conecta a todos. Todo el mundo lo tiene. Todo el mundo lucha contra él. Tu miedo no es único, pero tu respuesta a él sí lo es. La forma en que lo enfrentas te define. Escribir me ha ayudado a identificar lo que me incomoda. Al escribir, he encontrado claridad en la vida. Lo estoy usando como una herramienta de autoconciencia. Y ha funcionado. 

El miedo mata más sueños que el fracaso. Todos evitamos el miedo. Es natural. Pero no nos hace más sabios ni más vivos. 
Escribir temas algunas veces difíciles o asumir riesgos de no ser comprendido. Estas experiencias me resultaron aterradoras. Pero enfrentarlas me trajo crecimiento. Pienso que el miedo señala el camino. Donde está tu miedo, allí está tu tarea. Parece contradictorio, pero es verdad. Piensa en el miedo como un maestro. Te señala lo que necesitas aprender. Te empuja hasta tus límites. Te obliga a crecer. El miedo no está aquí para detenerte. Está aquí para transformarte.

El miedo proviene de partes desconocidas de nosotros mismos. Es como una señal que dice: "Presta atención aquí". Relaciono al miedo con el trabajo con la sombra. La sombra contiene partes de nosotros que rechazamos. El miedo protege estas áreas. Enfréntate al miedo para integrar la sombra. Es el secreto del autodescubrimiento. El miedo es una señal. Señala partes no resueltas de nosotros mismos. Son cosas que no nos gustan o que no podemos aceptar de nosotros mismos. Nos causan incomodidad. Pero la incomodidad es la forma en que crecemos.

El miedo se alimenta de la evasión. Mis propios miedos siempre se sintieron como barreras. Superarlos siempre me ha llevado a algo significativo. La sabiduría nos desafía a ver el miedo de otra manera. No como algo de lo que escapar sino como un camino por recorrer. Imagina una vida sin miedo. Sin desafíos. Sin crecimiento. Sin avances. El miedo le da color a tu vida. Te mantiene vivo y evolucionando. Permito que me guíe. Dejo que me transforme. El miedo resalta nuestros desafíos. Nos muestra dónde necesitamos crecer.

Si temes al fracaso, significa que te preocupas por tu éxito. Si temes al rechazo, valoras la conexión. Si temes al cambio, quieres estabilidad, pero necesitas transformación. El miedo es el límite de tu potencial. Así que mi objetivo es abordarlo paso a paso.

Tus miedos son las áreas que necesitas explorar. Representan una tarea que exige tu atención. Huir de ellos te mantiene estancado. Enfrentarlos permite la transformación. La tarea es entender por qué tienes miedo. Integrar ese miedo en tu vida y personalidad. Por ejemplo, si tienes miedo a hablar en público, la tarea es explorar por qué temes ser juzgado, fracasar o ser rechazado. 

Nuestros miedos a menudo provienen de experiencias pasadas o emociones reprimidas. Llegar al fondo del miedo es la forma de encontrar respuestas para transformar tu miedo en crecimiento. Usa el miedo como un espejo. Deja que te muestre lo que no has procesado completamente. Por ejemplo, tal vez tengas miedo al fracaso. Este miedo revela una necesidad de explorar tu propia autoestima. La tarea no es solo superar el miedo al fracaso. Es aprender por qué tiene tanto poder sobre ti.
¿Temes hablar en público? Habla más. ¿Temes la vulnerabilidad? Ábrete. No me malinterpretes, te resultará paralizante. Pero recuerda, el miedo es temporal. El arrepentimiento es peor. Cada paso en el miedo hace que el siguiente sea más fácil.

¿De qué tienes miedo ahora? Esa tarea te está esperando. Tu miedo te muestra el camino que tienes que seguir. Afrontémoslo. Superémoslo. Yo lo he hecho. No me arrepiento. Cuanto más evitamos el miedo, más fuerte se vuelve. La tarea se hace más grande y más intimidante. La acción es el antídoto.

El miedo nos fragmenta. Bloquea nuestro camino. Al enfrentarlo, nos curamos. Integramos las partes oscuras de nosotros mismos. Recuperamos el poder perdido. La exposición gradual al miedo reduce la ansiedad. La tarea es clara: enfrenta lo que temes. No todo a la vez. Paso a paso. Poco a poco.

La pregunta es: ¿cuál es tu tarea? ¿A dónde apuntan tus miedos? ¿Cuál es tu tarea oculta? ¿El miedo al rechazo? La tarea es la autoaceptación. Es explorar por qué el rechazo tiene tanto poder sobre ti. ¿Qué revela sobre tu necesidad de validación externa?

Enfrentar el miedo es la forma de entender su origen. Se trata de ser curioso, no aterrorizado. Lo que temes perder también resalta lo que aprecias. El miedo te lleva a tus mayores tareas. Te lleva a tu verdadero yo. Lo que parece aterrador es a menudo una oportunidad disfrazada.

El miedo no debe ser temido, sino comprendido. Es una llave. Abre las puertas al autodescubrimiento, al crecimiento y a la curación. Pero empieza de a poco. Comienza siendo consciente del miedo. ¿Dónde se manifiesta el miedo en tu vida? Reconócelo. Examínalo. Siéntelo. Transforma ese miedo en fuerza primero. Y luego actúa.

El miedo, cuando se comprende, se convierte en tu aliado, no en tu enemigo.

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
Solo se vive una vez, pero si se hace bien, una vez es suficiente.
 

Tú eres la persona principal que puede cambiar tu vida.

enero 7, 2025


Dedicado a mi hija “Lunita”

No encontrarás tu valor por completo en otra persona, lo encontrarás en ti mismo y entonces atraerás a quienes son dignos de tu energía. A veces tratamos de mostrarle al mundo que somos perfectos con la esperanza de agradar y ser aceptados por todos, pero no podemos complacer a todos y no deberíamos intentarlo. 

La belleza de nosotros reside en nuestra vulnerabilidad, nuestras emociones complejas y nuestras imperfecciones auténticas. Cuando aceptamos quiénes somos y decidimos ser auténticos, en lugar de quiénes creemos que los demás quieren que seamos, nos abrimos a relaciones reales, felicidad duradera y paz interior.

No hay necesidad de fingir todos los días. No hay necesidad de fingir ser alguien que no eres. No tienes nada que demostrar continuamente. Y si te das cuenta de que lo haces, recuérdate a ti mismo:

Que es importante respetar tus propios sentimientos y límites. Cuando te encuentres con alguien que te desacredita, te falta el respeto o te trata mal sin razón aparente, no te agobies tratando de cambiarlo o ganar su aprobación. Y asegúrate de no dejar ningún espacio en tu corazón para odiarlo. Simplemente date un espacio saludable y deja que el tiempo se encargue de las cosas que dicen y hacen, porque cualquier momento que pases con estas personas será en vano, y cualquier pizca de odio y agravio en tu corazón solo te hará daño al final.

La verdad sea dicha, algunas personas siempre te dirán lo que hiciste mal y luego dudarán en felicitarte por lo que hiciste bien. No seas uno de ellos y no permitas que estas personas drenen constantemente tu energía y alegría. Recuerda que distanciarte de las personas que te dan vibraciones negativas o energía poco saludable es cuidarte a ti mismo. Alejarte de las situaciones en las que te sientes poco apreciada o agradecido o irrespetado es cuidarte a ti mismo. Elige honrar tus sentimientos y límites, respetuosamente.

Las personas que realmente vale la pena impresionar quieren que seas tú misma. A largo plazo, es mejor que te odien por lo que eres que te amen por lo que no eres. De hecho, las relaciones que suelen funcionar bien a largo plazo son las que te hacen mejor persona sin cambiarte en alguien distinto a ti mismo y sin impedirte superar la persona que solías ser. Así que deja que los demás te acepten como eres o no te acepten en absoluto. ¡Di tu verdad, aunque te tiemble la voz!

Al ser fiel a ti misma, aportas algo asombroso al mundo que antes no existía. Eres impresionante cuando tu pasión y tu fuerza brillan mientras sigues tu propio camino, cuando no te distraen las opiniones de los demás. Eres poderosa cuando dejas que tus errores te eduquen y tu confianza se construye a partir de experiencias de primera mano, cuando sabes que puedes caer, levantarte y seguir adelante sin pedir permiso a nadie.

En resumen: no cambies solo para gustarle a la gente; sigue aprendiendo, creciendo y nutriendo tu mejor versión, y muy pronto las personas adecuadas amarán tu verdadero yo.

Tú eres la persona principal que puede cambiar tu vida. En cada situación en la que hayas estado, positiva o negativa, el hilo conductor eres tú. Es tu responsabilidad, y solo tuya, reconocer que, independientemente de lo que haya sucedido hasta este punto en tu vida, eres capaz de tomar decisiones para cambiar tu situación, o para cambiar la forma en que piensas sobre ella. No dejes que las opiniones de los demás interfieran con esta verdad imperante.

Lo que eres capaz de lograr no es una función de lo que otras personas creen que es posible para ti. Lo que eres capaz de lograr depende principalmente de lo que elijas hacer con tu tiempo y energía. Así que deja de preocuparte por lo que piensen los demás. Sigue haciendo lo tuyo. Las únicas personas que te criticarán por hacerlo son aquellas que quieren que vivas una mentira.

Las medidas comunes de valor de la sociedad no valen nada. Cuando te encuentres atrapado entre lo que te mueve y lo que la sociedad te dice que es correcto para ti, siempre recorre el camino que te haga sentir viva, a menos que quieras que todos sean felices, excepto tú. En serio, no importa a dónde te lleve la vida, en las grandes ciudades o en los pueblos pequeños, inevitablemente te encontrarás con otras personas que creen saber lo que es mejor para ti, personas que creen que son mejores que tú, personas que creen que la felicidad, el éxito y la belleza significan lo mismo para todos... 

Intentarán medir tu valor en función de lo que tienes, en lugar de por quién eres. Pero tú sabes que no es así: las cosas materiales no importan. No te límites a perseguir el dinero. Ponte al día con las ideas y las actividades que te hagan sentir viva. Ve por las cosas de mayor valor, las cosas que el dinero no puede comprar. Lo que importa es tener fuerza de carácter, un corazón honesto y un sentido de autoestima. Si tienes la suerte de tener alguna de estas cosas, nunca las vendas. ¡Nunca te subestimes! 

La vida no es una carrera. Todos quieren llegar primero y gritar: “¡Mírenme! ¡Mírenme!”. Pero la verdad es que la mayor parte de tu felicidad y crecimiento ocurre mientras estás en movimiento, no mientras estás parado en la línea de meta. Así que recuérdate a ti mismo tan a menudo como sea necesario que no estás atrás. Estás donde necesitas estar. No te juzgues ni te regañes por lo largo que está siendo tu viaje. Todos necesitamos nuestro propio tiempo para recorrer nuestra propia distancia.

Y no te agobies. Recuerda que no puedes levantar mil libras de una sola vez, pero puedes levantar fácilmente una libra mil veces. Esfuerzos pequeños y repetidos te llevarán allí... Trabaja duro. Descansa bien. Aprende a desconectar. Dedícate al autocuidado. En la maratón de la vida, la clave es aprender a ser consciente y a controlar tu propio ritmo.

El camino hacia la mayoría de las grandes cosas pasa por la desilusión. No tienes que tener siempre la razón, solo tienes que no preocuparte demasiado por equivocarte. Cometer errores es parte del proceso. No obtener la aprobación de los demás o, a veces, ni siquiera lucir como corresponde es la única manera de avanzar. Si te esfuerzas demasiado en impresionar a todos con tu “perfección”, ¡detendrás tu crecimiento! Pasarás todo el tiempo fingiendo y luciendo de cierta manera, en lugar de crecer y vivir de cierta manera.

En verdad, es imposible vivir sin fallar a veces, a menos que vivas con tanta cautela que en realidad no estés viviendo en absoluto, sino que simplemente existas. Y si tienes demasiado miedo de fallar frente a los demás, no podrás hacer lo que se necesita para tener éxito ante tus propios ojos. Tienes que recordar que no importa cuántas veces te desilusiones o cuán desordenado sea tu camino, siempre y cuando no dejes de dar pequeños pasos hacia adelante. Al final, aquellos a quienes no les importa que el fracaso sea inevitable son los que hacen un progreso gradual. Y TÚ puedes ser uno de ellos este año 2025.

Sí, ahora es tu turno de dejar de demostrarle a todo el mundo lo que vales, porque no necesitas una ovación de pie ni un éxito de ventas ni un ascenso ni un millón de dólares. ¡Tú eres suficiente ahora mismo! No tienes nada que demostrar. Preocúpate menos por quién eres para los demás y más por quién eres para ti mismo. Te prometo que tendrás menos dolores de cabeza y decepciones en el momento en que dejes de buscar en los demás la validación que solo TÚ puedes darte a ti mismo.

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
Solo se vive una vez, pero si se hace bien, una vez es suficiente.
 

El amor no todo lo puede, ya que no todo vale.

enero 6, 2025

No me interesa que me quieras mucho, sino que me quieras bien y cada día mejor. 

El hiper-romanticismo nos ha insuflado ideas muy dañinas e insanas acerca del amor y de la pareja. Nos han vendido, mediante el cine, las canciones o los poemas, que el amor es lo que da sentido a nuestra vida, que, si es de verdad, será para siempre, que por amor hay que aguantarlo todo, etc. Y esto no es que sea solo perjudicial para nuestro bienestar emocional, sino que además es totalmente falso. 

El amor no dura para siempre, es algo que está científicamente demostrado y es lo natural. Tampoco da sentido a la vida de nadie, el sentido vital no lo dan las cosas externas, sino uno mismo con su interpretación del mundo y su capacidad de apreciación y disfrute y mucho menos tenemos que aguantarlo todo.

El amor no todo lo puede, ya que no todo vale y es muy perjudicial que pensemos así y nos lo creamos. En nombre del amor, muchas veces aguantamos circunstancias desagradables y nos quedamos anclados dentro de relaciones que están muy lejos del sentimiento de amar. 

El miedo a la soledad, al cambio de vida o a arrepentirnos en un futuro, nos lleva a mantener una relación que ya apenas nos aporta, que no suma, sino que resta y que nos trae más problemas y amarguras que alegrías. En ocasiones, pensamos que será pasajero o que esa persona cambiará su comportamiento, pero la mayoría de las veces no sucede así, pues si el amor está ausente, se dice, pero no se siente en el cuerpo y en el alma… la relación ha muerto y es hora de tomar decisiones para mejor, al margen de los miedos limitantes. 

Tolerar ciertas cosas de la pareja está bien y es sano. Como sabemos, nadie es perfecto, y nos tendrán que tolerar muchas cosas a nosotros, al igual que nosotros tendremos que tolerar otras tantas de la otra persona.

El problema viene cuando aguantamos ciertas cosas que van en contra de nuestra identidad, de nuestros valores o de nuestros derechos. O simplemente cuando notamos que la otra persona no se implica en nosotros, no nos apoya, no nos cuida, sino que va a la suya. Evidentemente, está en su derecho de hacerlo y vivir como se le antoje, pero en el momento que eso ocurre, la relación ha llegado a su fin, ya no podemos llamarlo amor.

Está claro que cada cual ama a su manera. Hay personas que son mucho más cariñosas y expresivas que otras, pero hay detalles que no debemos pasar por alto. Las faltas de respeto, el que violen nuestros derechos personales, que nos intenten manipular o hacernos cambiar nuestra forma de pensar, de sentir y de vivir es innegociable. Si la otra persona te quiere, te quiere por como eres y te ha elegido por ser tú, no tiene sentido que quiera cambiarte, dañarte o manipularte. 

Tras estas reflexiones puedes pensar en tu relación actual y observarte a ti mismo desde fuera, ¿sonríes a menudo?, ¿te pasas los días con cara larga, discutiendo y triste?, ¿estás más a gusto con otras personas que con tu pareja? Sé sincera contigo mismo y contéstate a todas estas preguntas. Si sacas la conclusión de que el amor está brillando por su ausencia, de que ya no está presente, pero tus miedos te impiden tomar un nuevo rumbo, sería conveniente que pensaras acerca de ello con una mente racional y práctica. 

No dejes que nadie te trate como tú sabes que no mereces. Nadie merece estar en una relación en la que se le ignora, no se le cuida, apoya o se le falta el respeto. Pero si tú lo permites, seguirá ocurriendo. Por lo tanto, el que debe establecer límites, a pesar del miedo al cambio, eres únicamente tú y eso solo podrás conseguirlo si aprendes a quererte y a valorarte a ti mismo por encima de todo lo demás. No siempre las relaciones de pareja van a ir bien y esa es una realidad que le ocurre a casi todo el mundo en algún momento. Cuando esto ocurra, no intentes forzar las cosas, no sigas en algo que sabes que no funciona. Lo más sensato e inteligente es saber perder y retirarse dignamente.

¿Qué es lo peor que puede pasar si dejas esa relación? 

No necesitas a esa persona. Antes de encontrarte con ella o con él, no sabías ni que existía y vivías tranquilo o tranquila y feliz, por lo tanto, no es imprescindible para tu vida. Lo peor que puede pasar es lo que tú estés dispuesto o dispuesta a que pase, por lo que debes de afrontar la situación con sosiego, sabiendo que no necesitas a nadie para ser feliz y mucho menos a una persona en concreto. Solo tú eres el responsable de caer o no en una depresión o en un estado emocional disfuncional.

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
Solo se vive una vez, pero si se hace bien, una vez es suficiente.
 

Fluye hacia adelante. No te aferres a nada,pero aférrate a ti mismo.

enero 5, 2025


Desde hace muchos años que practico el arte del desapego. El objetivo es participar activamente en la vida, pero menos apegado, porque la existencia es una serie de experiencias: una combinación de estados por los que pasamos. Donde la gente falla es que se apega a un estado de transición y define su vida en función de él. Se apega a cómo deberían ser las cosas. Si la vida no coincide con sus expectativas, se frustra, se enoja, se deprime e incluso se pierde. Ese es el dolor del apego.

El desapego no significa retirarse de la vida. Es presentarse con todo tu ser sin necesidad de controlar el resultado. Los psicólogos hablan de “apego seguro” versus “apego ansioso”. El primero te permite conectar mientras mantienes la independencia. Es una forma más sana de vivir. El apego crea sufrimiento porque vincula tu felicidad a algo externo. El desapego te libera para encontrar la paz interior. 

No puedes controlar ningún resultado ni cómo se comportan las personas, así que ¿por qué darles tanto poder sobre cómo te sientes? La vida no es algo que posees. Es algo que experimentas. Fluye a través de ti como un río.

Leí en alguna parte: “Sé el río, no la presa. Entrégate por completo. Siente la vida intensamente. Siente todo, pero no te resistas a nada. Ama intensamente. Pero no apegues tu felicidad al resultado. La vida es demasiado fluida para eso. Aprende a soltar. Entrégate a la vida. 

Nuestro viaje consiste en involucrarnos profundamente en la vida y, sin embargo, menos apegados a ella, porque todo cambia una vez que nos identificamos con ser el testigo de la historia, en lugar del actor en ella.

Aferrarse a personas, resultados, ideas, estados mentales, creencias o un estado emocional nos hace sentir seguros, pero también puede ser nuestra perdición. O nuestro sufrimiento. Porque cuando nos aferramos a personas o cosas, les vinculamos nuestro estado de ánimo, expectativas y miedos. Pero todo está en transición. 

Por supuesto, disfruta de los buenos momentos, pero adáptate cuando las cosas cambien. Cuando los tiempos son difíciles, no me aferro a ello. Hay un término para eso: agilidad emocional. Significa sentir todo sin dejar que te defina. Conduce a una mayor resiliencia y felicidad. No estás reprimiendo las emociones, estás dejando que fluyan. Me concentro en involucrarme activamente con el presente.

Intenta no resistirte a los cambios que se te presenten. En cambio, deja que la vida viva a través de ti. Y no te preocupes de que tu vida se esté poniendo patas arriba. ¿Cómo sabes que el lado al que estás acostumbrado es mejor que el que está por venir? 

Un río no lucha contra la corriente. Se mueve. Se adapta. Los obstáculos no lo detienen. Los ríos no se aferran a las rocas. Pasan por encima de ellas. Así es como se mantienen fuertes. Así es como siguen avanzando.

Tú y yo podemos hacer lo mismo. Mi objetivo es ser el río, no la presa. Quiero sentir todo, pero no llevar nada. Quiero sentir la alegría, el dolor, la incertidumbre. Experimentarlo todo. Luego, déjalo pasar. Siente la alegría, pero no la tomes como rehén. Siente el dolor, pero no construyas un hogar en él. Deja que todo pase. No lleves nada. A veces, dejar ir es un acto de mucho mayor poder que aferrarse. Dejar ir significa que confías en la vida. Confías en ti mismo.

Tómate la vida en serio, pero no te la tomes como algo personal. Es un equilibrio complicado. Pero funciona a nuestro favor. Esa es otra verdad que he aprendido. La vida sucede por sus propias razones, no siempre por las tuyas. La gente se va. Los planes se desmoronan. El dolor llega. Nada de esto tiene que ver contigo. La vida no sucede para castigarte o recompensarte. Simplemente sucede. Lo que haces con ella es lo que importa. No aferrarte a nada es la forma en que transitas por las absurdas realidades que se despliegan. No te entregues. Comprométete. Pero mantén tu centro. Solo puedes darte completamente a los demás si permaneces completa o completo.

Al dejarlo ir, todo se hace. El mundo lo ganan aquellos que lo dejan ir. Pero cuando intentas una y otra vez, el mundo está más allá de la victoria. No aferrarte a nada es una elección de confiar en el proceso. De dejar de forzar. De fluir. La vida no es algo que se aferra. Es algo que se experimenta. Cuanto menos te aferres a algo, más podrás vivir. 

Deja ir lo que ya se ha ido. Deja ir los remordimientos, las decepciones, los traumas y el dolor emocional. Deja de aferrarte a lo que no es tuyo. La vida no está hecha para ser aferrada, está hecha para ser vivida. No cargues con nada y llevarás todo lo que importa.

Fluye hacia adelante. No te aferres a nada, pero aférrate a ti mismo. La gente cambia. Las experiencias evolucionan. Esa es la naturaleza de la vida. Cuanto más nos soltamos, más podemos disfrutarla. La vida no te está sucediendo. Está sucediendo a través de ti. Déjala ir o serás arrastrada o arrastrado.

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
Solo se vive una vez, pero si se hace bien, una vez es suficiente.
 

¿Qué es lo que crea la magia de la vida?

enero 4, 2025


Muchos de nosotros nos aferramos a la expectativa de que la vida debería ser más fácil de lo que es. Independientemente de lo que elijamos hacer “cuando crezcamos”, fantaseamos inconscientemente con que el camino que elijamos tendrá muy pocos desvíos, interrupciones o inconvenientes. Y luego esperamos año tras año a que las cosas se vuelvan más fáciles, mientras se nos escapan incontables buenas oportunidades.

Cuando te encuentres atrapado en este tipo de ciclo improductivo, recuérdate a ti mismo…

1. Necesitas hacer algunas cosas difíciles para ser feliz en la vida (y puedes).

Sí, necesitas hacer las cosas que la mayoría de las personas preferirían evitar: las cosas que te hacen sentir incómoda o incomodo, de las que es mucho más fácil huir, que otros no pueden hacer por ti… las cosas que te hacen más fuerte pero también te hacen cuestionar cómo vas a encontrar la fuerza para seguir adelante.

¿Por qué?
Porque esas cosas difíciles, en última instancia, te fortalecen y cambian tu vida. Marcan la diferencia entre existir y vivir, entre conocer el camino y recorrerlo, entre una vida de promesas vacías para ti mismo y una vida llena de propósito, progreso y realización.

¿La clave?
¡Acción diaria constante y apasionada!

Aprende a creer en tu corazón que estás destinada/o a vivir cada día lleno de pasión y propósito, que cada momento es valioso a su manera. Y recuerda que la pasión no es algo que se encuentra en la vida, es algo que se hace. Cuando quieres encontrar la pasión y la fuerza interior necesarias para cambiar tu situación, tienes que esforzarte para dar un paso adelante.

Muchos de nosotros todavía estamos tratando desesperadamente de "encontrar nuestra pasión", algo que creemos que nos acercará a la felicidad, el éxito o la situación de vida que finalmente queremos. Y digo "desesperadamente" principalmente porque la pasión no se puede encontrar. Cuando decimos que estamos tratando de encontrar nuestra pasión, implica que nuestra pasión está escondida de alguna manera detrás de un árbol o debajo de una roca en algún lugar. Pero eso está muy lejos de la verdad. 

La verdad es que nuestra pasión proviene de hacer las cosas bien. Si estás esperando “encontrar tu pasión” en algún lugar fuera de ti, para finalmente tener una razón para poner todo tu corazón y alma en tu vida y en los cambios que necesitas hacer, es probable que esperes una eternidad.

Por otro lado, si estás cansada/o de esperar y prefieres vivir con más pasión a partir de hoy y experimentar pequeños cambios positivos, es hora de inyectar pasión de manera proactiva en lo próximo que hagas. Piénsalo:

¿Cuándo fue la última vez que te sentaste y tuviste una conversación con alguien cercano, sin distracciones y concentrado al 100 por ciento?

¿Cuándo fue la última vez que hiciste ejercicio y pusiste todo el esfuerzo que pudiste reunir?

¿Cuándo fue la última vez que realmente intentaste, de verdad, hacer lo mejor que pudiste?

Como la mayoría de nosotros, es probable que estés poniendo un esfuerzo a medias en la mayoría de las cosas que haces a diario. Porque todavía estás esperando. Todavía estás esperando “encontrar” algo que te apasione, alguna razón mágica para dar el paso hacia la vida que quieres crear para ti este año. Pero es necesario hacer exactamente lo contrario.

2. Poner todo el corazón y el alma en los momentos cotidianos es lo que crea la magia de la vida.

Muy a menudo pasamos demasiado tiempo perfeccionando las cosas en nuestra cabeza antes de siquiera ponerlas en práctica. Deja de esperar la perfección y haz lo mejor que puedas con lo que tienes hoy, y luego mejóralo mañana.

Durante muchos años, los psicólogos creyeron que nuestras mentes podían afectar directamente nuestro estado físico, pero nunca al revés. Hoy en día, sin embargo, está ampliamente documentado que nuestros cuerpos (por ejemplo, nuestras expresiones faciales momentáneas y la postura corporal) también pueden afectar directamente nuestro estado mental. Así que, si bien es cierto que cambiamos de adentro hacia afuera, también cambiamos de afuera hacia adentro. Y puedes hacer que esta realidad funcione para ti. Si quieres más pasión y felicidad en tu vida ahora mismo, actúa en consecuencia ahora mismo.

¡Pon tu corazón y tu alma en algo!
No en las oportunidades del mañana, sino en la oportunidad que tienes justo delante.
No en las tareas del mañana, sino en las tareas de hoy.
No en la carrera del mañana, sino en la carrera de hoy.
No en las relaciones del mañana, sino en las relaciones de hoy.

yo estoy seguro de que tienes muchas cosas en tu vida ahora mismo que merecen tu tiempo y energía. Tienes personas y circunstancias en tu vida que te necesitan tanto como tú a ellas. Tienes una enorme reserva de pasión potencial dentro de ti, esperando...

3. Deja de esperar. ¡Esa es la verdadera lección!

No es demasiado tarde, pero tienes que empezar. En otras palabras, no necesitas tener todo resuelto para dar el siguiente paso, pero sí necesitas dar el siguiente paso para resolverlo. Y mientras luchas por avanzar, recuerda que es mucho mejor estar exhausto por dar pequeños pasos hacia adelante que cansado de esperar sin hacer absolutamente nada.

La verdad sea dicha, si esperas el “momento adecuado”, si esperas hasta sentirte 100% listo, estarás esperando el resto de tu vida. Tómate esto en serio ahora mismo. Demasiadas personas esperan demasiado para vivir sus mejores vidas. Esperan todo el día a las 5 p. m., toda la semana al viernes, todo el año al próximo feriado, toda su vida a la pasión y la felicidad. ¡No seas uno de ellos!

Simplemente sigue recordándote a ti mismo que los nuevos caminos se hacen andando, no esperando. Y no, no deberías sentirte más segura/o, antes de dar el siguiente paso. Dar el siguiente paso es lo que gradualmente aumenta tu confianza y genera progreso en la vida.

Este es el año 2025, ahora es el momento, es tu turno... Solo pon tu corazón y tu alma en lo que tienes frente a ti hoy.

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
Solo se vive una vez, pero si se hace bien, una vez es suficiente.
 

Que estoy pensando hoy 04 enero 2025.

enero 4, 2025


Cada cual en la vida tiene su camino, su destino, y en ese transitar de paso por estos lares, recogiendo cada cual sus experiencias y vivencias, el alma va realizando su aprendizaje personal, el que necesita en esos momentos.

Es fundamental entender que lo que nos pasa tiene una razón, y que el destino, la vida, los dioses, o como se quiera llamar al encadenamiento de causas y efectos, no es una casualidad caprichosa. Para salir victorioso de una prueba, por difícil que nos resulte en principio, hay que conocer sus causas, las muchas causas que desembocan en el efecto presente. 

Conocer las causas es el primer paso necesario para llegar a las soluciones. Pero el solo conocimiento no es suficiente para resolver un problema. Ese conocimiento, que no va más allá del plano racional o que, como mucho, produce un cierto impacto emocional, se esteriliza si no sigue la vía natural hasta llegar a la acción. 

Si nosotros pudiésemos entender, pudiésemos vivir profundamente, pudiésemos sentir que realmente todo está encadenado, que hay causas y que hay efectos, entenderíamos muchas cosas, entenderíamos el por qué a veces nos ocurren algunas cosas y el por qué ocurren otras. 

Una persona fuerte analiza las situaciones difíciles y reacciona ante ellas de un modo que contrarresta el impacto negativo. El análisis nos ayuda a ver la situación objetiva y desapasionadamente, como diría alguien “desde arriba”, desde una perspectiva más racional que emocional, y esto nos da la posibilidad de reaccionar conducidos por la luz de la inteligencia y el valor.

Sabemos que estamos ante una dificultad en la vida. Hemos analizado las posibles causas. Ahora hay que preparar un plan de acción y ponerlo en práctica. Sobre todo, ponerlo en práctica. No importa que el plan ideado no sea perfecto y que no acabe con los problemas. Es mejor equivocarse en la acción que permanecer inactivo por miedo a equivocarse. 

El que se equivoca, pero actúa, integra dentro de sí el ejercicio del movimiento, de la marcha, rompe la inercia y combate el miedo. Y aún más: desarrolla la inteligencia como para poder reconocer paulatinamente cuáles son las decisiones mejores y más acertadas.

Hemos de reflexionar siempre en las circunstancias, la lección, que nos dejan y seguir adelante, aunque a veces estemos confusos, sin saber qué camino elegir...Lo importante es seguir aprendiendo, intuyendo y vislumbrando la vida. 

En cualquier circunstancia de nuestra vida, la actitud de querer aprender de todo lo que nos sucede, para seguir creciendo y desarrollando nuestras potencias es fundamental, esto la convierte en un medio, que nos va haciendo más fuertes, por nuestra reacción positiva ante este aprendizaje de la vida.

Nada hay determinante por completo ante una voluntad sana y que, en ejercicio, aprende a superar día a día las dificultades. La falta de acción "paraliza" el alma.

Aunque la sinceridad duele y ofende, al final te abre un camino hacia la libertad. La verdad puede ser difícil, pero siempre valdrá la pena.

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
 

En los momentos oscuros, cuando todo parece perdido.

enero 2, 2025


Si tienes buenos amigos, y sabes que siempre te apoyarán, incluso cuando no te dan la razón, nada has de temer, pues has logrado uno de los grandes éxitos de la vida, y es crear un entorno maravilloso en el que vivir. Con buenos amigos, las penas son menos amargas, las alegrías son mucho más felices, y el mundo no es tan oscuro como le pueda parecer a una persona solitaria. La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido.

¿Has sentido alguna vez que tu vida se iba al garete? ¿Te has visto a ti mismo, como si estuvieras fuera de tu cuerpo, cayendo por un abismo insondable sin ser capaz de atisbar el fondo, si saber si algún día dejarás de hundirte? ¿Has estado alguna vez en un túnel tan largo y oscuro que no se ve ni una sola luz por ningún lado? ¿Te has sentido muy perdida en la vida? 

En los momentos oscuros, cuando todo parece perdido, cuando toda tu existencia es como un oscuro paraje en el que la esperanza parece perdida, es cuando un amigo, una amiga o tu compañera o compañero del camino, demuestra que está ahí, porque una simple sonrisa, aunque ella o él no sepa muy bien qué te pasa, puede ser un enorme bálsamo para tu dolor, y una medicina excelente para encender una pequeña luz dentro del túnel oscuro en que se convierte tu vida.

A esa amiga o amigo y compañera o compañero del camino que tengas y que sé que puedes confiar en ella  o el ciegamente, solo tienes que decir una cosa, gracias por estar ahí, porque nunca  fallas, porqué sé que no siempre ha sido fácil, pues han tenido diferencias y discrepancias, pero siempre has estado ahí, dispuesta o dispuesto a tender la mano. 

Si Tú tienes un amigo o amiga, dile siempre, al menos una vez en la vida, gracias por estar ahí. Sé agradecida o agradecido con esa persona que, incluso no comprendiendo muchas veces, te ha tendido su mano sin preguntas, por el simple hecho de que te ama, te apoya y te aprecia. Porque ser agradecido con un amigo o amiga, o con cualquier persona que te aprecia, o con alguien que te trata con agrado y educación, siempre es motivo de agradecimiento, y los demás debemos estar a la altura.

No es necesario que te entienda o te comprenda, aunque si lo consigue, tanto mejor. Sin embargo, sí es estimable que te apoye, aun no sabiendo muy bien la situación, y te dé su amor incondicional. Un buen amigo o amiga, siempre alargará su mano para ayudarte a salir del barro. Cada vez que te vea hundido, triste y desolado, tendrás su sonrisa para arrojar algo de luz a tu mundo oscuro. Y tú debes decirle constantemente, gracias por estar ahí, porqué sin ti, la vida sería mucho más triste, más dura, más solitaria, más farragosa, y mucho más aburrida.

Por eso, si en algún momento te sientes desfallecer, y notas que no te atreves a dar un paso importante por si caes al vacío, no te rindas, y atrévete a seguir adelante, porque ten por seguro que ella o el, estarán ahí para recogerte, para lograr que el golpe sea menos duro, o para conseguir que no te hagas daño. 

Gracias por estar ahí, querida amiga o amigo, compañera o compañero del camino, porque en los peores momentos, siempre fuiste un apoyo fiel y cariñoso que te ayudó a salir adelante y a no caer en la desidia, porque en los éxitos, fuiste la persona que de verdad se alegró sinceramente, y yo siempre te lo agradeceré, en lo bueno y en lo malo, por estar ahí, porque tu imagen y personalidad están asociados a los días más divertidos y felices de mi vida, pues los compartimos juntos.

Gracias porque cada vez que me he sentido triste, he notado tu mano y tu aliento ayudando con sinceridad para dejar atrás lo malo, y abrazar todo lo bueno y bello que tú me das de todo corazón.


Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
Solo se vive una vez, pero si se hace bien, una vez es suficiente.

 

Confiar en que la vida siempre encuentra un camino.

enero 2, 2025


De alguna manera, la vida debe mejorar. Ese pensamiento me hace seguir adelante. Lo sostengo cerca, especialmente en los días difíciles. Significa crecimiento. Significa encontrar luz, incluso en la oscuridad. No es solo esperanza; se siente como una verdad. Pero la vida no mejora por sí sola. Tengo que encontrarla a mitad de camino. Eso significa que debo hacer las preguntas difíciles. ¿Qué necesita cambiar? ¿Qué me mantiene aquí? ¿Cómo puedo seguir adelante? ¿Cómo mejora la vida? ¿Cómo avanzo? Me hago estas preguntas para desafiarme a mí mismo a hacer algo.

Esperar no funciona. La vida no cambia por sí sola. Tengo que cambiar. Tengo que tomar decisiones, incluso pequeñas. Cada elección es una inversión en mi yo futuro. El único viaje es el interior. Quien mira hacia adentro, despierta. He aprendido a dejar de buscar algo mejor afuera. Es mejor comenzar adentro. Cuando ya no podemos cambiar una situación, nos vemos obligados a cambiarnos a nosotros mismos. No puedo controlarlo todo, pero puedo elegir mi respuesta.

La vida no mejorará fuera de mí. Primero mejora dentro de mí. Pero eso requiere trabajo. Mejorar significa crecimiento. Pero requiere esfuerzo. Requiere conciencia. El crecimiento comienza al ver lo que me frena. Son los miedos, los patrones, las historias que me cuento a mí mismo. Tengo que superar lo incómodo. Es necesario. Pero el dolor del crecimiento es temporal. La incomodidad significa que algo está sucediendo. Algo está cambiando. Los ríos tallan la roca con el tiempo. La vida encuentra un camino hacia adelante. Intento ser así. Constante. Persistente.

Algunos días, me siento estancado. Las dudas, los miedos y los remordimientos me frenan. Intento recordarme conscientemente que todo es temporal. Las estaciones cambian. También lo hace el dolor. La única constante es el movimiento. La vida siempre está cambiando, aunque sea lentamente. Esa verdad me acerca a la luz. Me ayuda a volver a lo básico. Empiezo de nuevo. Planifico una nueva semilla de esperanza. Y me concentro en lo que puedo controlar. Cada mañana nacemos de nuevo. Lo que hacemos hoy es lo más importante. Cada día es una oportunidad para empezar de nuevo. Cada elección es una semilla para una vida mejor.

La vida debe mejorar. No por suerte, sino por esfuerzo. No por espera, sino por conciencia. Me aferro a esa verdad. Elijo creer en algo mejor. Elijo trabajar por ello. Elijo encontrarlo, incluso en las cosas pequeñas. De alguna manera, la vida siempre avanza. Y yo también. Tal vez ese sea el secreto. No forzar algo mejor, sino confiar en ello. Confiar en que la vida siempre encuentra un camino. Confiar en que yo también lo encontraré. Lo mejor no llega de repente. Es lento, como un amanecer. Aparece cuando no estás mirando. Un pequeño cambio, un pequeño paso, y de repente las cosas se sienten mejor.

El cerebro se reconecta a sí mismo a través del esfuerzo. Cada pequeña acción crea nuevos caminos. Incluso la esperanza cambia el funcionamiento del cerebro. Es una prueba de que es posible mejorar, incluso en pequeños pasos. Pequeñas acciones constantes conducen a grandes cambios con el tiempo. Intento vivir así. No necesito arreglar todo de una vez. Solo necesito avanzar. De alguna manera, la vida mejora porque creo que puede hacerlo. Esa creencia me hace actuar.

Creer que puedes cambiar te hace actuar. Actuar hace que el cambio sea real. Convertirse es mejor que ser. Cada pequeño paso importa. La vida mejora porque elegimos seguir creciendo. No de golpe. Solo poco a poco. De alguna manera, la vida debe mejorar porque tenemos el poder de cambiar la forma en que la vivimos. Aprendemos a enfrentar las cosas difíciles con más coraje. Encontramos la luz, incluso en la oscuridad.

La vida mejora porque creemos que puede hacerlo. Y esa creencia se convierte en la luz que nos hace avanzar. La vida mejora porque decidimos que lo hará. No instantáneamente. No es fácil, pero sucede. Llevas tu creencia como una linterna en la oscuridad. Esa creencia ilumina el camino, sin importar cuán lejos tengas que llegar.

Puede que no controles todos los eventos que te suceden, pero puedes decidir no dejarte reducir por ellos. Tienes el poder de cambiar tu forma de vivir. El poder de ver las cosas de manera diferente.

Los pensamientos que eliges se fortalecen con el tiempo. Creer que la vida puede mejorar crea un camino hacia adelante. Creer que tienes lo necesario te ayuda a dar ese primer paso. Esa creencia se fortalece con cada pequeña victoria. La creencia no solo te guía, te transforma. Convierte la posibilidad en realidad.

Elijo concentrarme en la luz incluso cuando estoy herido. La herida es el lugar por donde la luz entra en ti. La luz siempre está ahí, aunque parezca lejana. La luz puede ser cualquier cosa que necesites que sea. El dolor puede abrirnos, pero también deja entrar la luz. Nos muestra lo que importa. Nos enseña a sanar. Me aferro a esa verdad. Tú también puedes. No tienes que ver todo el camino. Solo confía en que la vida avanza. Confía en que el cambio es posible. Confía en que tu creencia, sin importar cuán pequeña sea, tiene poder. Confía en que la herida sanará.

De alguna manera, la vida mejora. No por casualidad, sino por elección. Por coraje. Por creencia. Esa creencia es la luz que llevas. Es lo que hace posible lo mejor. Es lo que hace que lo mejor sea real. Lo mejor siempre está a tu alcance.

 

Gracias por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

 

Patricio Varsariah.

Solo se vive una vez, pero si se hace bien, una vez es suficiente.


 

Cuanto más dejas ir, más cerca estás de lo que es real.

enero 2, 2025


Dejar ir parece un fracaso en este mundo. Pero a veces, algunas cosas mejoran cuando dejas ir. Aquí te comparto 7 cosas importantes que abandonas sin esfuerzo una vez que comienzas a conectar con tu Ser Superior.

1. El permiso para ser tú.
El viaje interior parece extraño para las personas que nunca lo han probado. Se siente estúpido correr detrás de algo que no puedes ver. El objetivo parece ilusorio. Pero a medida que profundizas en tu interior, la aprobación de los demás comienza a disminuir. Tu expectativa de que los demás te comprendan a ti y a tu comportamiento se disuelve. Te vuelves más audaz y auténtico. Porque en lo más profundo de tu ser, tu necesidad de validación externa ha desaparecido. Una vez que te liberas de los demás, permites que los demás se liberen de ti. Te das cuenta de que tu valor viene de dentro. No de las palabras ni de la aprobación de los demás.

2. Asegurar demasiado tu futuro.
El futuro es desconocido. Eso es lo que lo hace aterrador. Por eso se producen el exceso de pensamiento, el exceso de análisis y la ansiedad. Una vez que profundizas en ti mismo, atesoras este momento presente. Sin esfuerzo te vuelves más alineado y relajado con este "ahora". Puedes planificar el futuro y trabajar para lograrlo. Pero tu apego al resultado disminuye. Tu trabajo sucede en el momento presente. Una vez que lo haces, lo dejas ir y te relajas de nuevo en el momento presente.

3. Relaciones que no te sirven.
Las personas son fundamentales para tu crecimiento. Algunas te ayudan a alcanzar tus metas. Al mismo tiempo, otras te ayudan a establecer tus límites y limitaciones. Pero algunas relaciones cercanas nos afectan más de lo que creemos. Una vez que empiezas a conectar con tu yo más elevado, te das cuenta de qué relaciones arrastran o disminuyen tu luz. A medida que asciendes en tu camino, las relaciones densas comienzan a desvanecerse automáticamente. El desapego y el dejar ir ocurren sin problemas.

4. Blanco y negro.
Antes, sabía lo que estaba bien o mal. Era claro, blanco y negro. A medida que avanzaba, me resultaba difícil juzgar a las personas o las situaciones. No podía saber quién tenía razón o no. Entonces, llegué a un estado en el que analizar se volvió irrelevante. Porque a medida que profundizas en tu ser interior, te das cuenta de que cada uno tiene su propio camino. No hay nada correcto o incorrecto. Todos están haciendo lo mejor que pueden en su capacidad actual. La compasión fluye. El juicio cae.

5. Luchar contra el cambio.
El cambio da miedo. Especialmente cuando has construido tu vida en torno a algo. Ya sea una persona, una profesión, un lugar o cualquier cosa. El patrón da seguridad. Pero tan pronto como se vuelve impredecible, nos ataca el pánico. Pero a medida que te sumerges en tu ser superior, aceptas el cambio incómodo con relativa facilidad. ¿Por qué? Porque en el fondo, te has dado cuenta de que la vida es un flujo. Cuanto más te resistes al flujo, más sufrimiento creas para ti mismo. Esta profunda comprensión proviene de experimentar el sufrimiento pasado cuando luchaste contra el cambio. Te das cuenta de que no hay forma de navegarlo sino fluir con él. Entonces, florece una profunda reverencia y aceptación de la vida. 

6. Guardar rencor
No todo el mundo perdona con facilidad. Cuanto más apegado estés a tu dolor, más difícil será perdonar a alguien. Pero si perdonas con facilidad, significa que ya no estás aferrado a tu pasado. Puedes ver a través de tu dolor y dejarlo ir incluso si los demás no se disculpan. Este rasgo es una forma fantástica de darte cuenta de que has recorrido un largo camino. Tu hermoso corazón se ha abierto y has progresado en tu viaje interior.

7. Culpar a los demás
¿Cuántas personas culpan a los demás por su infelicidad? ¿Y cuántas personas asumen la responsabilidad total de dónde están? La proporción es baja. A la gente le encanta culpar a los demás. Puede ser a alguna persona, a alguna situación, o simplemente a la vida. Pero muy pocas personas asumen la responsabilidad total de sus vidas. Incluso si alguien la arruinó deliberadamente para ellas. Te enfrentarás a muchas situaciones de este tipo cuando comiences a caminar hacia tu yo superior.  El regalo oculto es que tu yo superior sabe que las situaciones externas solo reflejan tu realidad interior. Tu situación puede parecer mala para algunos. Pero si eres estable por dentro, la situación se te hará más fácil.

Reflexiones finales
El viaje invisible hacia tu yo más elevado libera tu apego a muchas cosas. El viaje interior es valiente y mágicamente te hace más atrevido. Sé auténtico si estás en tu viaje interior. Es un regalo que solo tú puedes darte a ti mismo.

Gracias por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
Solo se vive una vez, pero si se hace bien, una vez es suficiente.
 

Vivir conscientemente, sin depender de mitos heredados.

enero 2, 2025
El mito es un relato (mito-narración) pero también se concibe como un complejo de creencias (mito-creencia), como una forma de captar y expresar un tipo específico de realidad, como un sistema lógico o como una forma de discurso.

La pregunta más importante que cualquiera puede hacerse es: ‘¿Qué leyenda estoy viviendo?’ ¿Qué historias he creído sobre quién soy, qué significa mi vida y cómo funciona el mundo? Todos las tenemos. Yo las tengo. Tú también. Estas historias gobiernan la vida. Se llama “identidad narrativa”. Tu cerebro crea una historia para darle sentido a tu vida y pienso que estos mitos viven en nuestro inconsciente. 

Nos empujan hacia adelante o nos frenan. Representamos estas historias todos los días sin darnos cuenta. Todos representamos una leyenda, pero muy pocas personas saben cuál es su leyenda. Y tú deberías saber cuál es tu cuento porque podría ser una tragedia y tal vez no quieras que lo sea. 

Si creo en el mundo y la supervivencia es una lucha, vivo un cuento del guerrero. Cada lucha se siente como una cuestión de vida o muerte. Si crees que el amor lo resolverá todo, vives el mito del romántico. Cada elección se convierte en encontrar o mantener el amor. No son solo pensamientos. Son la lente a través de la cual vemos el mundo. 

Me cuento historias todo el tiempo. No siempre son obvias. Son los pensamientos inconscientes que corren en segundo plano. A veces, son fuertes. Otras veces, son silenciosos. Están definiendo mi trayectoria de vida. En mi peor momento, me he dicho a mí mismo que no soy capaz. Me he dicho a mí mismo que no pertenezco a este mundo. Me he dicho a mí mismo que no soy lo suficientemente bueno. 

He creído historias que me mantuvieron estancado. Historias sobre cosas que nunca cambian. Parecían reales. Pero eran mentiras que inventé. Eran mentiras que repetí hasta que las creí. Las historias en nuestras cabezas parecen reales, pero en su mayoría son inventadas. Pienso que las historias más peligrosas son las que nos contamos a nosotros mismos.

Muchas personas han elegido identificarse con sus luchas. Han elegido identidades específicas como anclas para la vida. Esa única decisión ha cambiado sus trayectorias y su movimiento (o la falta de él). Las historias que te cuentas a ti mismo crean tu realidad. Si dices: “Estoy estancado”, te quedas estancado. Si dices: “Puedo cambiar”, empiezas a cambiar. Tu mente escucha las palabras que repites. Filtra la realidad para que coincida con tus creencias a esta acción se la llama “sesgo de confirmación”. Si crees que no eres digno, tu cerebro busca pruebas.

Las historias que vivimos afectan cómo nos sentimos, cómo pensamos y cómo actuamos. Puede que piense que quiero una gran carrera porque así es como se ve el éxito en el cuento que estoy viviendo. Pero ¿qué pasa si, en el fondo, no me importa el estatus o el dinero? ¿Qué pasa si sería más feliz viviendo el cuento del explorador, viajando o buscando nuevas experiencias? Son las historias las que nos engañan y nos hacen pensar que queremos cosas que en realidad no necesitamos.

Los cuentos son como planos mentales. Los representamos porque nos resultan familiares. Una vez que se establece un sistema de creencias, entra en acción el sesgo de confirmación. Empiezo a filtrar todo lo que no encaja en mi mito. Si creo que no soy digno de ser amado, descarto cada cumplido o muestra de afecto. La mayoría de nosotros ni siquiera sabemos en qué mito vivimos. Simplemente reaccionamos en función de creencias ocultas, deseos, mentalidades y visiones subjetivas del mundo. 

Hasta que hagas consciente lo inconsciente, dirigirá tu vida y lo llamarás destino. Eso puede significar que estoy funcionando con el piloto automático, culpando a la vida por cosas que podría cambiar si comprendiera la historia que me impulsa. Entonces, ¿qué sentido tiene preguntar: “¿En qué mito estoy viviendo?” Porque si no pregunto, no tengo el control. Mi vida es solo una serie de reacciones. Pero si pregunto, puedo elegir. Puedo reescribir el cuento. No tengo que vivir como el guerrero, la víctima, el héroe o cualquier papel que haya elegido inconscientemente. Puedo dar un paso atrás y ver el panorama general. 

Hay que reformular: tomar una historia dañina y darle un nuevo significado. En lugar de decir: “Soy malo en esto”, te dices a ti mismo: “Todavía estoy aprendiendo”. En lugar de: “No les gusto”, te preguntas: “¿Podrían estar ocupados?” Es una visión más equilibrada de la realidad, especialmente cuando no puedes cambiar lo que la gente hace o piensa.

La mayor parte de nuestro dolor provenía de las historias de nuestra mente. No de la realidad. Pueden destruirnos o construirnos. Nuestras propias historias pueden hacernos pequeños o ayudarnos a crecer.  Todos vivimos una versión del viaje del héroe. Ese viaje incluye experiencias de despertar, donde el héroe se da cuenta de que la vida que ha estado viviendo no es toda la historia. Abandona el mundo familiar y entra en lo desconocido. Eso es lo que sucede cuando te haces esta pregunta. Te alejas del mito seguro y familiar. Cuestionas todo. Y, como todo héroe, te enfrentarás a la resistencia. Desde dentro y desde los demás.

“¿Qué mito estoy viviendo?” me obliga a enfrentar mis filtros. Me desafía a ver más allá de la historia que me he estado contando a mí mismo. Porque una vez que veo el mito, no puedo dejar de verlo. Tengo que hacer algo al respecto. Ahí es donde ocurre el verdadero cambio. La mayoría de las personas tienen miedo de hacer esta pregunta. Es más fácil permanecer en el mito, incluso si no está funcionando. Se siente más seguro. Pero el crecimiento solo llega cuando te liberas de la vieja historia. Tú y yo lo sabemos.

Cada vez que he hecho un cambio real en mi vida, es porque cuestioné algo que había dado por sentado. Quizás tú también hayas tenido esas experiencias. Lo difícil es que una vez que cuestionas el mito, no hay vuelta atrás. Pero ese es el poder. Una vez que conozco el mito, puedo reescribirlo. Puedo elegir una nueva historia. Y no se trata de una idea que te haga sentir bien. Los estudios sobre terapia narrativa muestran que cuando las personas reescriben sus historias de vida, su salud mental mejora. Sienten más control y más propósito. Dejan de ser actores pasivos y se convierten en creadores activos. Es un cambio de perspectiva que lo cambia todo.

La pregunta más importante que cualquiera puede hacerse es: "¿Qué mito estoy viviendo?". La respuesta podría cambiar tu vida. Podría ayudarte a ver los patrones ocultos que antes no podías ver. Es clave para la autoconciencia, el crecimiento y la auto libertad. Es el comienzo de reescribir una identidad narrativa que se ajuste a quién eres realmente y se sienta verdadera. Y una vez que empiezas a vivir conscientemente, sin depender de mitos heredados, tu vida no es solo una serie de reacciones automáticas, sino una elección. Y ese es el verdadero mito que vale la pena vivir.

Gracias por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
Solo se vive una vez, pero si se hace bien, una vez es suficiente.



 

Mis deseos para ti en el 2025 el año de la "gratitud"

enero 2, 2025

La gratitud, esta virtud está ligada a una sensación de asombro, agradecimiento y aprecio por la vida. Sin una perspectiva amplia de la vida, es difícil reconocer cómo los otros contribuyen para hacerla mejor. La gratitud se facilita cuando existe capacidad de reflexión y contemplación, de saborear las experiencias positivas de la vida y la habilidad de renunciar a la autosuficiencia, para reconocer las contribuciones de otros a nuestros éxitos o nuestro bienestar. 

La gratitud hace más grande el gozo y la alegría. La gratitud nos ayuda a centrarnos en la bondad del presente, es lo contrario de la nostalgia o añoranza del pasado y elimina la angustia por el futuro. 

Que vivas por el tiempo que tú quieras, y que siempre quieras vivir plenamente. Recuerda siempre olvidar las cosas que te entristecieron. Pero nunca te olvides de recordar las cosas que te alegraron. Recuerda siempre olvidar a los amigos que resultaron falsos. Pero nunca olvides recordar a aquellos que permanecieron contigo Y siempre olvidar los problemas que ya pasaron. Y nunca olvides recordar las bendiciones de cada día.

Que siempre tengas palabras cálidas en un frío anochecer, una lunita llena en una noche oscura, y que el camino siempre se abra a tu puerta. QUE el Señor te guarda en Su mano, y nunca apriete mucho su puño. Y que los problemas te abandonen, los ángeles te protejan, y que el cielo te bendiga.

Que el 2025 esté lleno de Luz y Amor que os acompañen las bendiciones de San Patricio y que los Ángeles guíen vuestros pasos. 

Que el 2025 podamos vivir una vida más positiva, más plena y más feliz. Toda está en nosotros, en decidirnos a cumplirlos, en hacer lo máximo para honrarlos y respetarlos. 

¿Deberíamos intentarlo? No perdemos nada.

Feliz despedida con amor y gratitud al 2024 recordando a los que se fueron, a los que llegaron, en los logros, lo que no alcanzamos, en los momentos de alegría y expansión, en los de reflexión e interiorización, en los proyectos para el próximo año, en las tendencias de las que queremos librarnos, y en los buenos deseos para toda la humanidad. 

Finalmente: Les deseo cada día, mucha salud como gotas tiene la lluvia, tanta esperanza como rayos tiene el sol y tanta felicidad como estrellas hay en el cielo.

Patricio + Vito mi gato.
Solo se vive una vez, pero si se hace bien, una vez es suficiente.
 

Cuando las oraciones no reciben respuesta.

diciembre 18, 2024


No soy muy aficionado a escribir sobre la creencia religiosa, Dios o la fe, creo que la espiritualidad es muy exclusivo y muy personal que nace en lo más íntimo de nuestra alma, pero hoy me veo en la necesidad de contestar a un amigo lector de mi página web que me escribió y me comunicaba que acaba de perder a su pareja por cáncer. Ella tenía solo 28 años y dejó atrás a dos niños menores de tres años.

Durante todo ese tiempo, oraron por un milagro. Creían que Dios respondería. Sus oraciones eran sinceras, su fe inquebrantable, pero la sanación por la que suplicaban nunca llegó. En cambio, el dolor se apoderó de él: un silencio pesado y sofocante donde antes habitaba la esperanza. Mi amigo no está enojado con Dios, pero se siente comprensiblemente perdido, mirando fijamente a un abismo de preguntas: ¿Por qué Dios no respondió? ¿Oramos de la manera incorrecta? ¿Nuestra fe no era lo suficientemente fuerte?

Este tipo de preguntas persisten en el alma, especialmente cuando el Dios en el que nos han enseñado a confiar parece fallarnos en nuestro momento de mayor necesidad. Yo mismo he luchado con esas mismas preguntas. Tal vez usted también. Cuando Dios no responde

Muchos de nosotros crecimos con una idea sobre la oración: pide, cree y recibirás. Es sencilla, clara y promete una sensación de control. Si oras con suficiente fe, Dios responderá con sanidad, provisión o una salida a la tormenta.

Pero, ¿qué sucede cuando no lo hace? ¿Qué sucede cuando la sanidad no llega, cuando la relación no se restaura, cuando el milagro parece haberse perdido en el correo?

Para mi amigo, el dolor no se trata solo de perder a su pareja, sino de lidiar con el silencio inquietante que siguió a sus oraciones. Se trata de las promesas que parecían flotar en el aire, sin cumplirse. Entiendo ese silencio muy bien. Yo también he pasado por situaciones de dolor y he orado por cosas que no recibí. me he sentido muy frustrado por mucho tiempo y preguntándome si mis oraciones alguna vez llegaron más allá del techo. Me he preguntado si tenía suficiente fe o si de alguna manera no había alcanzado los requisitos divinos. Es un espacio doloroso de habitar: esta tensión entre la creencia y la decepción, entre la esperanza y el desamor.

Entonces, ¿qué haces cuando te encuentras en ese espacio?

Deja de preguntar “¿por qué?” y empieza a preguntar “¿y ahora qué?” La pregunta “¿por qué?” rara vez brinda respuestas satisfactorias. Pero esa pregunta es como gritarle al vacío, lo que conducía a una espiral de culpa, a veces dirigida a Dios, a veces a la vida misma y, a veces, incluso a tí mismo por no ser capaz de protegerla. “¿Por qué?” no es una mala pregunta, pero a menudo no tiene respuesta, e incluso si apareciera la respuesta, no cambiaría la realidad a la que nos enfrentábamos.

Entonces te queda una pregunta muy individual e importante: “¿Y ahora qué?”. ¿Qué me exige este momento como su pareja, su cuidador y su amigo? ¿Qué necesito dejar de lado (miedo, resentimiento o mi ilusión de control) para estar completamente presente con ella? ¿A qué puedo aferrarme? ¿A nuestro amor, a nuestros momentos compartidos, a la esperanza de que, incluso en la incertidumbre, hay vida por vivir?

“¿Y ahora qué?” no descarta el dolor ni pretende que todo está bien. No borra el dolor de lo que se ha perdido. Pero cambia el enfoque, permitiendo el movimiento, aunque sea lento. No se trata de resolver la situación, sino de encontrar una manera de vivir en ella, de preguntarnos cómo sacar el máximo partido a lo que tenemos, en lugar de quedarnos paralizados por lo que hemos perdido, porque cuando ya no podemos cambiar una situación, nos vemos obligados a cambiarnos a nosotros mismos.

Cuando las oraciones no reciben respuesta, los marcos claros que construimos en torno a Dios (cómo trabaja Él, qué quiere y qué merecemos) comienzan a resquebrajarse. Déjelos. Es probable que haya cosas que usted creía acerca de Dios que en realidad no son ciertas. Esas grietas son por donde pueden filtrarse verdades más profundas.

Teologías como el evangelio de la prosperidad, que equipara la fidelidad con las bendiciones, o la idea de que podemos controlar los resultados mediante el tipo “correcto” de oración, a menudo se derrumban bajo el peso del sufrimiento real. Estos marcos prometen certeza, pero nos dejan sin preparación para la realidad de un mundo donde los fieles todavía soportan el dolor y los milagros a veces no llegan.

Tal vez la oración no se trata de persuadir a Dios para que actúe, sino de apoyarnos en el misterio de un Dios que camina con nosotros, incluso cuando el resultado nos destroza. Tal vez las oraciones sin respuesta no sean fracasos, sino invitaciones a encontrarnos con Dios en formas que no habríamos elegido pero que necesitamos desesperadamente. Y tal vez, cuando nuestro andamiaje teológico se derrumbe, encontremos una fe que se basa menos en fórmulas y más en la confianza: una confianza forjada no en tener respuestas sino en afrontar las preguntas.

El lamento es el tipo de oración que a menudo evitamos porque es desordenado, crudo y no se resuelve de manera clara. Sin embargo, es un lenguaje de oración del que las Escrituras no se privan. Es el tipo de oración que no endulza el dolor ni pretende tener todas las respuestas. En cambio, el lamento se yergue entre las ruinas, levanta el puño y clama: “¿Dónde estás, Dios?”.

Desde el cuestionamiento incesante de Job hasta los gritos angustiados de los salmistas, el lamento está entretejido en la historia de la fe. El Salmo 13 comienza con una acusación brutalmente honesta: “¿Hasta cuándo, Señor? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro?”. Estas no son oraciones educadas. Son oraciones que sangran.

El dolor en sí mismo puede ser una forma de oración. No necesita palabras ni estructura para ser válido. Tus lágrimas, tu silencio, tu frustración, son tan sagrados como cualquier himno cantado en la iglesia. Son expresiones de tu ser más profundo que se acerca a un Dios que promete encontrarte en las partes más crudas de tu humanidad.

En mis momentos más oscuros, he descubierto que el lamento no se trata de exigir respuestas; se trata de negarse a dejar de lado la conversación. Es decirle a Dios: “Sigo aquí, aunque no te entienda ahora mismo”. En el lamento, te das permiso para sentir plenamente, para enfurecerte, para llorar, para dudar, todo dentro de la seguridad de la presencia de Dios. Si la oración es comunión con Dios, entonces el duelo es una de sus formas más honestas. Porque incluso en la tormenta del lamento, hay una confianza tácita: sigues dirigiendo tu dolor hacia Dios, no lejos de Él. Y eso también es fe.

Las oraciones sin respuesta a menudo se sienten como una especie de muerte: una pérdida de esperanza, de lo que podría haber sido, o incluso de la versión de Dios que creías conocer. No hay forma de recuperar lo que se ha perdido, y reconocerlo es parte del duelo. Pero incluso después de esa pérdida, puede haber pequeñas resurrecciones: momentos en los que la vida insiste silenciosamente en continuar, incluso a la sombra de la desesperación.

Puede ser el consuelo inesperado de un amigo que se acerca en un día particularmente oscuro, no para ofrecer un consejo sino simplemente para decir: "Estoy aquí". O la forma en que una canción familiar despierta algo en ti, ofreciéndote un breve momento de consuelo que no sabías que necesitabas. Puede ser el sonido de la risa de un niño que rompe la pesadez, o la comprensión de que, por primera vez en semanas, realmente tienes hambre y te sientas a comer sin forzarte.

No necesitas ir a buscar estos momentos: te encontrarán cuando menos los esperes. No son soluciones, y no están destinadas a serlo. Pero nos recuerdan, gentilmente, que la historia no ha terminado, incluso cuando parece que sí.

Mi estimado amigo, no quiero minimizar tu dolor, pero sí quiero recordarte que está bien vivir en la tensión. Está bien no tener todo resuelto. La fe no significa ignorar las preguntas o pretender que el dolor no es real. La fe significa seguir estando presente, incluso cuando las respuestas no llegan. Estoy calificado para decirlo porque veo esta tensión todos los días. Lo que he aprendido, y sigo aprendiendo, es que la tensión no es algo de lo que escapar o resolver. Es un lugar en el que vivir, un lugar donde la fe crece de manera diferente a como lo hace en la certeza. Es donde luchamos, donde cuestionamos y donde aprendemos a encontrar a Dios no en la resolución sino en la lucha.

Mi gratitud por leer.

Patricio Varsariah.
 

Los árboles nos muestran un camino mejor.

diciembre 15, 2024


Siempre me ha desconcertado la sabiduría de los árboles. ¿Cómo pierden sus hojas en el invierno sin desesperarse? Simplemente las dejan caer, una por una. Las sueltan para preparar otras nuevas. Al ver esto, me pregunto: ¿puedo usar el mismo principio para soltar lo que ya no me sirve? ¿Puedo soltar los recuerdos que no tienen importancia para mi vida actual?

Podemos usar la sabiduría de la naturaleza para soltar la amargura, el dolor y el sufrimiento emocional. Piensa en los árboles y en la sencillez con la que se dejan ir, en la que dejan caer las riquezas de una estación, en la que sin pena (parece) pueden dejarse ir y adentrarse en sus raíces para renovarse y dormir… Imita a los árboles. Aprende a perder para recuperarte y recuerda que nada permanece igual por mucho tiempo, ni siquiera el dolor psíquico.

Relájate. Deja que todo pase. Déjalo ir.

Un árbol no lucha contra el viento ni contra su proceso de evolución. Se dobla. Se deja ir. Las hojas caen, pero el árbol sigue vivo. Esperando pacientemente para disfrutar de otra estación. Los árboles tienen mucho que enseñar: lecciones de paciencia, resiliencia, dejarse ir y renovarse.

Los árboles no lamentan las estaciones. No se aferran a las hojas ni resienten el invierno. Confían en el proceso. Se aferran a la vida que hay debajo. A sus raíces. Descansan. Yo rara vez lo hacía en el pasado. Me aferraba al dolor, a la gente, a las cosas que no podía controlar. Cuanto más pensaba en experiencias pasadas que me causaron dolor, más tiempo permanecía en mi cabeza. El proceso me causaba más estrés. Tenía más dolores de cabeza.

El dolor seguirá apareciendo en el presente hasta que intentemos tomar el control conscientemente. Una experiencia mala o dolorosa se sentirá eterna hasta que te recuerdes a ti mismo que no lo es. El dolor pasado se siente real en el ahora. Pero es el pasado. Duele. Sí. Pero ¿ayuda a tu vida ahora? Podemos aprender a dejarlo ir recordándolo menos. Déjalo pasar. El árbol no obliga a las hojas a quedarse. No apresura los brotes en primavera. Confía en el tiempo.

Todo es flujo. Todo está cambiando. Nada permanece igual, ni la alegría ni la tristeza. Pero luchamos contra esta verdad. Intento congelar el tiempo, aferrarme a los pensamientos y recuerdos que me roban tiempo. Mi instinto me dice que me resista. Aferrarse a lo que se ha ido. Pero ese instinto empeora las cosas. El dolor se hace más fuerte. Se vuelve más poderoso. Las luchas se prolongan más. Cuanto más me aferro al dolor, más sufro.

Las cosas que dejamos atrás a menudo volverán. Las cosas que nos preocupan ahora a menudo volverán. Cada vez que soportamos el ciclo, subimos un nivel. Aprendemos de la última vez y hacemos algunas cosas mejor esta vez; desarrollamos trucos de la mente para ayudarnos a superarlo. Así es como se logra el progreso. Mientras tanto, solo podemos lidiar con lo que tenemos frente a nosotros en este momento. Con los años he aprendido a reprogramar mi cerebro.  

Dejar ir crea espacio. Espacio para la curación. Espacio para el crecimiento. Dejar ir el resentimiento crea espacio para el perdón. Dejar ir el miedo crea espacio para el coraje. La pérdida no es el final. Es un comienzo. El dolor, como las estaciones, pasará.

Los árboles nos muestran un camino mejor. Los árboles nos recuerdan que debemos fluir con la vida, no luchar contra ella. Es la confianza en lo que está por venir. Dejar ir es un paso necesario para la renovación. Los árboles pierden sus hojas, pero no se pierden a sí mismos. Confían en los ciclos de la vida. Vuelven a sus raíces (la verdadera fuerza), preparándose para lo que viene después.

Imitar a los árboles parece imposible. Dejar ir se siente como una rendición. Los árboles nos muestran que es algo completamente diferente. Es recuperación. Renovación. Se quedan en silencio, descansan y esperan. La curación lleva tiempo. El crecimiento es un proceso. El dolor se vuelve más fácil si no te detienes en él.

Nada permanece igual por mucho tiempo, ni siquiera el dolor. El dolor parece eterno, pero está pasando. Lentamente, disminuye. Lentamente, algo nuevo toma su lugar. Pero solo si confías en el proceso y lo dejas ir. Como la primavera después del invierno. Como los brotes después del otoño.

He dejado ir cosas sin las que pensé que no podría vivir. Relaciones, objetivos específicos, la vida que pensé que tendría e incluso partes de mí mismo. Al principio, sentí que lo perdía todo. Con el tiempo, lo vi de otra manera. Cada pérdida dejaba espacio para algo nuevo. Un nuevo yo. Cada final traía consigo un comienzo que no esperaba. Dejar ir parece arriesgado. Es como ceder el control. Pero al dejar ir, todo se hace.

Perder puede ser un regalo. Nos quita lo que ya no me sirve. Nos enseña a mantenernos fuerte, incluso despojados de todo (como un árbol en invierno) y a confiar en el futuro. Nada es permanente: ni la alegría, ni la tristeza, ni siquiera ningun ser. Dejar ir no elimina el dolor, pero hace que el presente sea más fácil. La entrega es la manera en que creamos espacio para ser libres. Dejar ir no es fácil, pero es necesario. Es la manera en que crecemos. Es la manera en que podemos experimentarnos a nosotros mismos en el presente.

Existir es cambiar, cambiar es madurar, madurar es seguir creándose a uno mismo sin fin.

Mi gratitud por leer y que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.

 

Mi vida siempre es como un bosquejo.

diciembre 13, 2024


Vivo según cómo vivo el presente, pero sin entender del todo lo que me espera. A veces la vida pasa deprisa antes de que pueda experimentarla. Nada está garantizado, pero tampoco nada es aleatorio. Al reflexionar sobre lo lejos que he llegado, estoy seguro de que no tenía ni idea de cómo podrían ser los próximos diez años. Incluso ahora, no tengo ni idea de dónde estaré dentro de cinco años. Pero lo único en lo que creo es que el presente es una experiencia, no una explicación.

Pasamos por el presente con los ojos vendados. Se nos permite simplemente sentir y adivinar lo que estamos experimentando realmente. Solo más tarde, cuando se desata la tela, podemos echar un vistazo al pasado y descubrir lo que hemos experimentado y qué significado tiene.

Sólo en retrospectiva podemos dar sentido a cómo hemos pasado el tiempo, a cómo hemos vivido. El presente puede que nunca nos dé claridad, pero podemos experimentarlo. Yo lo vivo sabiendo que “tiempo bien empleado” es “vida bien empleada”.

La mente quiere respuestas ahora, pero la vida no funciona así. ¿Tienes la paciencia de esperar hasta que tu barro se asiente y el agua esté clara? Intento encontrar esa paciencia. No doy nada por sentado. Ni siquiera mis conversaciones cotidianas. O el tiempo que paso jugando juegos tontos con mi gato Vito. Todo puede ser un punto de inflexión. Un fracaso puede resultar aplastante, pero más tarde veo cómo me enseña resiliencia. El presente esconde un significado, pero planta semillas.

La “venda” de la que menciono anteriormente, me enseña humildad. Me hace humilde. No lo sé todo. No puedo controlar cómo evoluciona la vida. Sólo puedo avanzar, confiando en el proceso. La vida sólo puede entenderse hacia atrás, pero debe vivirse hacia adelante. A veces es frustrante, pero es cierto. No se obtiene claridad en el momento. Hay que vivirlo. A veces a ciegas, confiando en que el patrón se conectará lo suficientemente pronto. Esa paradoja informa cómo vivo. Ya no trato de forzar el significado.

Experimento la vida como es y reflexiono más tarde, encontrando patrones y lecciones. La contemplación es cómo descubro quién era, qué valoraba y cómo cambié. A veces la claridad llega demasiado tarde. El pasado cobra foco. De repente, todo tiene sentido, o se siente aún más absurdo. La reflexión estira el pasado para darle significado. Pero, ¿día a día? Nos apresuramos. Nos apuramos. Y nos olvidamos de vivir.

No hay forma de probar qué decisión es mejor, porque no hay base para la comparación. Vivimos todo como viene, sin previo aviso, como un actor que se pone en acción sin pensar. ¿Y qué valor puede tener la vida si el primer ensayo de la vida es la vida misma? Por eso la vida siempre es como un boceto. No, “boceto” no es exactamente una palabra, porque un boceto es un bosquejo de algo, la base para una imagen, mientras que el boceto que es nuestra vida es un bosquejo de nada, un bosquejo sin imagen.

El filósofo griego Heráclito dijo: “No puedes bañarte dos veces en el mismo río”. El tiempo se mueve. ¿La vida es una trampa? ¿Estamos arrastrando nuestro yo con los ojos vendados detrás de nosotros en el presente?

¿Por qué la vida sucede así? Es como aprender a jugar un juego que ya terminó. Todos somos actores en un escenario, interpretando nuestros papeles. Simplemente nos presentamos y hacemos lo mejor que podemos. A veces solo estamos haciendo los movimientos. Pero no importa, el espectáculo debe continuar. 

Entonces, ¿cómo vivimos bien? ¿Cómo percibimos el ahora, desempeñamos bien nuestro papel y vivimos hacia adelante, pero recordando no perdernos la realidad? Creo que empezamos por hacer una pausa. Disminuimos la velocidad, no corremos. Nos quedamos quietos y respiramos. Escuchamos. Vemos con los oídos y pensamos con el corazón. Puede que no veamos con claridad. No podemos entender toda la vida mientras está sucediendo. Eso está claro. No podemos deshacernos de la “venda” pero podemos hacer las paces con la incertidumbre. Por ahora, seguimos adelante. Con vendas y todo.

Existimos en “estado de arrojados”. La vida nos arroja al tiempo sin explicación. Reaccionamos, no reflexionamos. Sobrevivimos. El significado llega solo después de que hemos experimentado la realidad. Vivir no es saber. Es un salto a la oscuridad, una y otra vez. Algunas personas luchan contra eso. Intentan darle sentido al “aquí y ahora” mientras lo viven. Yo lo he intentado. Me parece antinatural. Como el agua, la vida se escapa mientras intentas encontrarle sentido.

Entonces, ¿cómo vivo con este conocimiento y aun así aprovecho al máximo mi poco tiempo? 

Tengo que confiar en mis instintos y tomar decisiones informadas. Tengo que seguir lo que siento correcto. Tengo que correr riesgos y saber que todo tendrá sentido al final. He dejado de buscar la claridad total. Vivo como un artista, no como un ingeniero.

La vida no es un problema que hay que resolver, sino una realidad que hay que experimentar. Puede que tenga los ojos vendados, pero no me rendiré a la desesperación. Por ahora, elijo vivir con valentía. Solo puedo ver lo que está frente a mí. Pero es la única realidad que puedo experimentar. Más adelante en la vida, quiza llegue a tener menos remordimientos.

Mi gratitud por leer y que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
 

Nunca olvidaras cómo alguien te hizo sentir permanecerá contigo para siempre.

diciembre 11, 2024


¿Estás haciendo que las personas se sientan valoradas, comprendidas y cuidadas? ¿O las estás haciendo sentir heridas o irrespetadas?

No recuerdo todo lo que mis padres me enseñaron. Ni siquiera las lecciones que querían transmitirme a mí y a mis hermanas. Pero sé que han tenido una enorme influencia en mi vida. Pero lo único que siempre recuerdo es cómo me hicieron sentir. La libertad que me dieron para ser yo mismo. Y cómo nunca resistieron mi voluntad de explorar mis curiosidades. Los recuerdos de experiencias (buenas y malas) se convierten en parte de las historias que nos contamos.

Lo que sentimos después de cualquier experiencia permanece mucho después de que todo lo demás se haya ido. Explico por qué debemos ser cuidadosos con las impresiones que dejamos en los demás. Aprendí que las personas olvidarán lo que dijiste, las personas olvidarán lo que hiciste, pero las personas nunca olvidarán cómo las hiciste sentir.

Las palabras son poderosas. Las acciones son poderosas. ¿Pero los sentimientos? Los sentimientos son la fuerza más poderosa de todas. Permanecen en nuestra memoria, impulsan nuestras decisiones y definen nuestras experiencias. 

Puedes olvidar una conversación específica o un evento en particular, pero siempre recordarás cómo te hizo sentir. ¿Te hizo feliz, triste, enojado o inspirado? Puedes olvidar un nombre o una cara. Puedes olvidar un evento. Pero nunca olvidas cómo alguien te hizo sentir. Las emociones son los pilares de nuestras vidas. Forman nuestras relaciones, influyen en nuestras creencias y definen en quién nos convertimos.

No recuerdo todas las conversaciones que he tenido. No recuerdo cada detalle de un gesto amable, pero recuerdo cómo me sentí. Recuerdo el consuelo, el dolor o el amor. Las emociones permanecen más tiempo de lo que creemos e incluso definen cómo vemos a las personas.

Los sentimientos influyen en la memoria. No reproducimos hechos, reproducimos emociones. Es por eso que hacer que alguien se sienta visto o valorado es más importante que las palabras ingeniosas. Puede que no te cite, pero recordará tu presencia.

Las personas que admiro no siempre dijeron las cosas más sabias, pero me dejaron algo. Una sensación de ser comprendido, una sensación de seguridad. Eso se queda, dura. También funciona al revés. Recuerdo cómo me sentí cuando mi profesora de matemáticas me dijo algo malo en la escuela. No recuerdo exactamente qué dijo, pero sí recuerdo cómo me sentí. Empequeñecido. Ese recuerdo se quedó conmigo. Todavía recuerdo la respuesta de la clase. Me enseñó lo fácil que es herir sin darse cuenta. El sentimiento doloroso dura más.

La vida y las experiencias me han enseñado a tener cuidado. A no centrarme solo en lo que hago, sino en cómo hago sentir a los demás. Ese es el verdadero legado que quiero dejar atrás. Cómo hago sentir a las personas cercanas a mí lo cambia todo.

La “memoria emocional” está vinculada a sentimientos fuertes, no a eventos. El cerebro conecta esos recuerdos más rápido. Los eventos vinculados a sentimientos fuertes, buenos o malos, encuentran un lugar permanente en tu mente. No recuerdas los detalles, pero sí recuerdas la forma en que respondió tu corazón. Los sentimientos llevan el peso de la vida. Las palabras y las acciones no duran tanto a menos que tengan un peso emocional. Lo que perdura es la alegría, la ira, el amor o la tristeza que sientes.

Uno mira hacia atrás con aprecio a los maestros brillantes, pero con gratitud a aquellos que tocaron nuestros sentimientos humanos. Son los sentimientos los que importan. La humanidad. La conexión. Por eso trato de concentrarme menos en impresionar y más en conectar. Intento mostrar amabilidad. Tratar de ser paciente. Estar presente. No siempre ha sido fácil. Tengo emociones fuertes. Y a veces me superan. Mi ego se interpone en mi camino.

Estos días, soy más consciente cuando mis emociones oscuras se vuelven abrumadoras. Pienso en los efectos a largo plazo. Estoy trabajando en estar más tranquilo. Quiero recuperar el control. Todos los días, puedo elegir cómo me muestro en la vida de alguien. Puede que no diga lo correcto. Puede que no haga nada destacable. Pero puedo dejarles algo significativo. Un sentimiento de ser amado. Un sentido de que importan.

Quiero ver a las personas, no solo hablarles. Es fácil concentrarse en lo que digo o hago. Preocuparse por ser inteligente o impresionante. Pero debo enfocarme en cómo hacemos sentir a las personas. Pensar en las emociones que dejo. ¿Hice que alguien se sintiera seguro? ¿Valorado? ¿Le dejé con dignidad? Me hago estas preguntas para hacer un balance de mi interior.

Una palabra amable puede elevar. Un silencio frío puede herir. Cada elección suma: La amabilidad en las palabras crea confianza. La amabilidad en el pensamiento crea profundidad. La amabilidad en la entrega crea amor. Cada pequeña acción crea una onda expansiva duradera. Todo es aplicable a cómo me trato a mí mismo.

Las emociones que dejas atrás dependen de ti. Los sentimientos que transmites se convierten en las historias que las personas llevan consigo. Determinan nuestras relaciones. Atraen a las personas hacia ti o las alejan de ti. Así que trato de dejar oro en las grietas. Intento hacer que los demás se sientan completos, incluso en pequeñas cosas. Eso es lo que realmente importa.

Cuando interactuamos con los demás, no solo intercambiamos información. Intercambiamos energía. Y esa energía, ese sentimiento, es lo que permanece con nosotros. Haz que las personas se sientan valoradas. Haz que la gente se sienta valorada. Las acciones y las palabras se difuminan, pero la forma en que alguien se siente en tu presencia permanecerá. 

Ese es el legado que queremos dejar. Esa es la vida que queremos vivir. ¿Estás haciendo que la gente se sienta valorada, comprendida y cuidada? ¿O estás haciendo que se sientan heridas, irrespetadas y solas?

La elección siempre ha sido tuya.

Mi gratitud por leer y que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
 

Hay personas que no puede darte lo que no puede darse a sí mismas.

diciembre 11, 2024


Las personas reflejan sus luchas internas hacia el exterior. Si se sienten inseguras, acusan a los demás de lo mismo. Si les falta confianza, dan por sentado que han sido traicionadas. Es más fácil señalar con el dedo que enfrentarse a uno mismo. Las personas que se sienten ineptas critican a los demás. Es un mecanismo de defensa. Desvían sus propias inseguridades señalando hacia el exterior.

Nadie puede sacar agua de un pozo vacío. Esto se aplica a la propia vida interior. Si actúa por enojo o frustración, generalmente es porque no está en paz. Si se siente desconectado de las personas que ama, es porque se siente desconectado de sí mismo. La forma en que trata a los demás refleja el estado de su mundo interior. 

No pueden dar virtudes que no tienen. Y Tú no esperes empatía, responsabilidad, claridad, amor, amabilidad, altruismo, respeto o confianza de personas que están en guerra consigo mismas. Si las personas no pueden darse virtudes a sí mismas, es poco probable que te las transmitan. Es una verdad incómoda. Pero es la realidad.

La forma en que las personas se tratan a sí mismas es la forma en que tratan a los demás. Lo veo en todas partes. Alguien que no se ama a sí mismo lucha por amar. Puede intentarlo, pero puede que no lo haga por completo. Alguien que carece de respeto por sí mismo rara vez respeta a los demás. Puede exigir respeto, pero no lo dará. Es difícil de aceptar, pero explica muchas cosas.

A veces, quieres más de las personas cercanas a ti. Sientes que has hecho suficiente o que estás haciendo tu parte. Pero la dura realidad es que las personas solo pueden dar lo que tienen. Y no es tu trabajo esperar a que lo encuentren. Tu trabajo es cuidarte a ti mismo primero. Llena tu copa y úsala para responder mejor a las experiencias que te rodean.

Todo lo que nos irrita de los demás puede llevarnos a una mejor comprensión de nosotros mismos. Creo que lo contrario también es cierto. Todo lo que las personas proyectan hacia afuera proviene de sus luchas. Las personas en guerra consigo mismas no pueden evitar crear conflictos a su alrededor. Y no puedes solucionar eso por ellas. Tienen que mejorar su relación consigo mismas. No puedo hacer el trabajo interior por nadie más. Las personas solo pueden curarse a sí mismas.

No puedes llevar su carga. Solo puedes proteger tu propio espacio y dejar que él o ella, trabajen con el suyo. Es por eso que los terapeutas hacen preguntas que ayudan a los pacientes a despertar partes de sí mismos que han estado ignorando durante años.

Puedes mostrar compasión, pero no una cura. Podemos empujar a las personas hacia la virtud correcta, pero no podemos cambiarlas. Las personas que tienen caos en su interior no pueden darte paz. No es personal. 

Con los años y las experiencias personales he aprendido a no esperar virtudes de personas que no las viven. Si alguien está en guerra consigo mismo, también lucha contra los demás. Si alguien se critica a sí mismo, proyecta eso en los demás. No se trata de ti. Es su espejo.

Está luchando contra sí mismo. La ira se desborda porque no sabe cómo contenerla. Alguien traiciona tu confianza, no porque no seas digna o digno, sino porque no confía en sí mismo para actuar con integridad. Sus batallas internas se derraman hacia afuera.

Pasar por frustraciones y emociones negativas no le da a nadie el derecho de transmitirlas a otros o herir a otros. No tengo que aceptar malas reacciones. La empatía, la comprensión o la compasión no significan dejar que la gente te pisotee. Pero sí significa que puedo dejar de esperar lo que no pueden dar. Puedo liberar la decepción que surge de esperar lo imposible. Es la forma en que me doy la libertad de concentrarme en mí mismo.

He dejado de interiorizar las acciones de los demás que no le deseo a nadie. Su trato hacia mí no es un reflejo de mí. Es un reflejo de su estado interior. Los psicólogos tienen un término para esto: proyección.

Yo Intento recordar esto todos los días. Me ayuda a tomar las cosas menos personalmente. No puedo esperar lo que alguien no tiene. Si alguien carece de empatía por sí mismo, ¿cómo puede demostrármela? Si no se perdona a sí mismo, ¿cómo puede perdonar a los demás?

Si quieres despertar a toda la humanidad, despierta todo tu ser. La práctica de las virtudes humanas comienza en el interior. No puedo dar lo que no tengo. Si quiero dar amor, debo amarme a mí mismo primero. Si quiero difundir la paz, debo encontrar la paz en mi interior. No puedo servir de una taza vacía. Ninguno de nosotros puede. Esto explica mucho sobre nuestras relaciones.

Quieres responsabilidad, amor y confianza, pero no todo el mundo puede dar eso. Algunas personas no saben cómo hacerlo es porque todavía no se han encontrado en sí mismas. Y tú No puedes forzarlo. 

Con las personas que reflejan sus luchas internas hacia el exterior Bajo mis expectativas, pero hago lo que debo o hago lo que está bajo mi control. Dejo de esperar amabilidad de alguien lleno de ira. Dejo de buscar responsabilidad en alguien que evita rendir cuentas. Bajar mis expectativas me ahorra muchas decepciones. He dejado de tomar todo al pie de la letra. Si alguien ataca, no solo veo el comportamiento. Intento ver el dolor detrás de esa persona ya que conocer tu propia oscuridad es el mejor método para lidiar con la oscuridad de otras personas. Trabajo en comprender mis propias sombras para poder comprender las de ellos.

Comprender la capacidad de los demás te ayuda a verlos con claridad. Es clave para dejar de lado las expectativas poco realistas. Las personas están en sus propios viajes. Algunos no han llegado a donde quieren estar. Y eso está bien. Puedes elegir cuánto te involucras, pero no puedes obligarlos a cambiar. 

Entonces, me concentro en lo que puedo controlar. Me concentro en mí mismo. En lo que puedo dar. Si quiero dar amor, ¿estoy practicando el amor propio? Si quiero mostrar bondad, ¿soy amable conmigo mismo? Me doy a mí mismo las cosas que otros no me darían. Dejo de esperar que otros llenen mi copa. 

Aprendo a llenarla yo mismo. No puedo dar lo que no tengo. Y no puedo esperar que los demás hagan lo que no han hecho por sí mismos. Estoy fomentando virtudes como la paz interior, la empatía y el amor en mí mismo. Intento mostrarme con esas virtudes, incluso si los demás no pueden igualarlas.

Las personas no siempre pueden dar lo que no tienen. Pero puedo responder con virtud. Ese es mi poder. Puedo concentrarme en mi propio crecimiento. Y tal vez, solo tal vez, este ejemplo inspire a otros.
Pero sé que he hecho mi parte incluso si no lo hace. Es mi único camino hacia la madurez.

Mi gratitud por leer y que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
*Guarde estas palabras en tu mente y si quieres comparte con alguien. *


 

Hábitos diarios que agotan toda nuestra paz interior y alegría, si se lo permitimos.

diciembre 8, 2024


En última instancia, nos convertimos en lo que hacemos repetidamente. Si nuestros hábitos diarios no nos ayudan, nos están haciendo daño. A continuación, se ofrecen algunos ejemplos bastante comunes y generalizados de estos últimos que agotarán toda nuestra paz interior y alegría, si se lo permitimos:

I.-Centrarnos en cómo “debería” ser la vida a cada paso. -  Intenta utilizar la frustración y los inconvenientes para motivarte en lugar de molestarte. Tú tienes el control de la forma en que ves la vida. En lugar de enfadarte, encuentra la lección. En lugar de envidia, siente admiración. En lugar de preocupación, actúa. En lugar de duda, ten fe. Recuerda que tu respuesta siempre es más poderosa que tu circunstancia actual. Una pequeña parte de tu vida está decidida por circunstancias completamente incontrolables, mientras que la gran mayoría de tu vida está decidida por tus respuestas. El lugar al que llegues finalmente depende en gran medida de cómo juegues las cartas que te han tocado.

II.-Querer controlar lo incontrolable. - Sé selectivo con tu energía hoy. Si puedes solucionar un problema, arréglalo. Si no puedes, acéptalo y cambia tus pensamientos al respecto. Hagas lo que hagas, no intentes invertir más energía de la que tienes, tropezando con algo que está detrás de ti o algo que solo existe dentro de tu cabeza. La verdad sea dicha, algunos de los momentos más poderosos de la vida ocurren cuando encuentras el coraje para dejar ir lo que no se puede cambiar. Porque cuando ya no puedes cambiar una situación, tienes el desafío de cambiarte a ti mismo, de crecer más allá de lo inmutable. Y eso lo cambia todo.

III.-Aferrarte firmemente a cómo eran las cosas una vez. - No eres la misma persona que eras hace un año, hace un mes o incluso hace una semana. Siempre estás aprendiendo y creciendo, y la vida siempre está evolucionando. Nuevamente, aunque no puedes controlar todo lo que sucede, puedes controlar tu actitud sobre lo que sucede. Y al hacerlo, dominarás gradualmente el cambio en lugar de permitir que el cambio te domine a ti. Así que sé humilde hoy. 

IV.-Rechazar la tentación de perdonarse a uno mismo. - Sea capaz de aprender. El mundo suele ser más grande que tu visión del mundo. Siempre hay lugar para una nueva idea o un siguiente paso. Pero primero debes aceptar el hecho de que las cosas tal vez nunca vuelvan a ser como antes y que este final es en realidad un nuevo comienzo. Perdónese por las malas decisiones que has tomado en el pasado, por las veces en que no entendiste, por las elecciones que lastimaron accidentalmente a los demás y a ti mismo. Perdónate por ser joven e imprudente. Todas estas son lecciones vitales. Y lo que más importa ahora es tu voluntad de crecer a partir de ellas

V.-Conformarse eternamente con la configuración predeterminada. - Hay miles de personas que viven toda su vida con la configuración predeterminada, sin reconocer nunca el hecho de que pueden personalizar todo. No seas una de ellas: no te conformes con la configuración predeterminada a diario. No te escondas detrás de la indecisión o la pereza. ¡Y olvídate de la popularidad! Haz lo que haces con pasión, humildad y honestidad. Haz lo que haces, no para que te aplaudan, sino porque es lo correcto. Persíguelo un poco cada día, sin importar lo que piensen los demás. Así es como se alcanzan los sueños.

VI.-Resistirse a nuevas ideas y lecciones. - Para lograr un progreso real a largo plazo, debes dejar de asumir que ya tienes todas las respuestas. ¡Así que no dejes de aprender! No dejes de invertir en ti mismo. Investiga. Lee. Devora libros. Interactúa con personas, incluso con aquellas que piensan diferente. Haz preguntas. Escucha con atención. Y no te límites a crecer en conocimiento. Sé una persona que das a cambio. Usa lo que estás aprendiendo para marcar una diferencia real y duradera.

VII.-Buscar constantemente la satisfacción pasajera. - Hay dos variantes de satisfacción en la vida: la pasajera y la duradera. El tipo fugaz se deriva de instantes de comodidad material, mientras que el tipo duradero se logra a través del crecimiento y progreso gradual en asuntos que son verdaderamente importantes para ti. A primera vista, puede resultar difícil distinguir uno del otro, pero a medida que pasa el tiempo se hace vívidamente obvio que el último es muy superior. Así que recuerda, si te entretiene ahora, pero te dolerá o te aburrirá algún día, es una distracción. No te conformes. No cambies lo que más quieres por lo que quieres en este momento. Estudia tus rutinas. Averigua a dónde va tu tiempo y elimina las distracciones. Es hora de concentrarte más en lo que importa a largo plazo.

VIII.-Preocuparse siempre por la historia de los demás. - No te conformes tanto con las historias de éxito de los demás y de cómo les ha ido, que se olvide de escribir la suya propia. Despliega tu propia historia y dale vida a diario. Tienes todo lo que necesitas para convertirte en lo que eres capaz de ser. Se producen cambios increíbles cuando decides hacer de ti mismo una prioridad. Y recuerda, no siempre serás una prioridad para los demás, y por eso tienes que ser una prioridad para ti mismo. Aprenda a respetarte, a cuidarte y a convertirte en parte diaria de tu propio sistema de apoyo. Esto significa consumir menos y crear más. Significa negarse a dejar que otros piensen, hablen y decidan por ti. Significa aprender a aceptar y utilizar tus ideas e instintos para escribir tu propio camino, un día a la vez.

IX.-Temer los pequeños (necesarios) fracasos. - A veces, literalmente, tenemos que fracasar docenas de veces para tener éxito. Y no importa cuántos errores cometas o cuán lento progreses, seguirás estando muy por delante de todos los que no lo intentan. Así que no te obsesiones tanto con unos pocos intentos fallidos que pierdas la oportunidad de tener cien oportunidades más. Todas tus ideas que no funcionan son simplemente peldaños hacia la única idea que sí funciona. Y recuerda, el fracaso no es caer; el fracaso es quedarse abajo cuando tienes la opción de levantarte de nuevo. ¡Siempre levántate de nuevo! A menudo, las cosas buenas se desmoronan en el corto plazo para que las cosas mejores puedan unirse al final. 

X.- Esperar el momento “perfecto” para dar el siguiente paso. - No creas en el mito del momento perfecto. Los momentos no son perfectos, son lo que tú haces de ellos. Muchas personas esperan a que las estrellas se alineen para hacer lo que vinieron a hacer. El momento perfecto, la oportunidad perfecta, el estado perfecto del ser, etc. ¡Despierta! ¡No “esperes” la mayor parte de tu vida! Recuerda que muchas personas esperan todo el día a las 5 p. m., toda la semana al viernes, todo el año a las vacaciones, toda su vida a la felicidad. Y tú no seas uno de ellos. En última instancia, llegarás al éxito no encontrando un momento perfecto, sino aprendiendo a ver y usar las imperfecciones de la vida como peldaños.

Sí, te toca a ti no volver a caer en tus viejos patrones de vida hoy simplemente porque son más cómodos y más fáciles de acceder. Te toca a ti recordar que estás dejando atrás ciertos hábitos y situaciones por una razón: para mejorar tu vida, porque no puedes avanzar si sigues retrocediendo. Y, sin duda, te toca a ti recuperar tu paz interior y tu alegría, ¡y hacer que tu tiempo cuente en el futuro!

Mi gratitud por leer y que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
*Guarde estas palabras en tu mente y si quieres comparte con alguien. *
 

Crecer a partir de nuestras amplias experiencias de vida.

diciembre 5, 2024


Si sientes algo, lo sientes y es real para ti. Nada de lo que diga nadie tiene el poder de invalidarlo, nunca. Nadie más vive en tu cuerpo ni ve la vida a través de tus ojos. Nadie más ha vivido tus mismas experiencias. Y, por lo tanto, nadie más tiene el derecho de dictar o juzgar injustamente cómo te sientes. Tus sentimientos son importantes. No dejes que nadie te haga creer lo contrario.

En realidad, no somos lo que imaginamos que somos, al menos no siempre. Somos humanos y, por lo tanto, somos multifacéticos e imperfectos. Hacemos cosas buenas, cometemos errores, damos algo a cambio, somos egoístas, somos honestos y, a veces, decimos mentiras piadosas. Incluso cuando hacemos todo lo posible, somos propensos a resbalar. Y una vez que aceptamos esto y nos sentimos cómodos con nuestra humanidad, tomar una mala decisión tiende a entrar en mucho menos conflicto con nuestra nueva visión, más flexible (y precisa), de nosotros mismos.

Si te arrepientes de algunas de las decisiones que has tomado en el pasado, deja de ser tan duro contigo mismo. En ese momento hiciste lo mejor que pudiste con el conocimiento que tenías. En ese momento, hiciste lo mejor que pudiste con la experiencia de vida que tuviste. Tomaste tus decisiones con una mente más joven. Si tomaras estas decisiones con la sabiduría que tienes ahora, elegirías de manera diferente. Así que date un respiro. El tiempo y la experiencia tienen una forma maravillosa de ayudarnos a crecer y aprender el camino, para nosotros mismos y para aquellos que nos importan. 

Algún día, por una razón u otra, habrá alguien a quien extrañes profundamente. Extrañar a esa persona no tendrá nada que ver con el tiempo que haya pasado desde la última vez que la viste o la cantidad de tiempo que hayas pasado desde la última vez que hablaste con ella o con él. Será sobre ese momento preciso en el que está haciendo algo y deseas que esté allí contigo. Así que asegúrese de apreciar cada momento que puedas pasar con las personas que te importan.

A veces elegimos estar equivocados, no porque realmente estemos equivocados, sino porque valoramos nuestra relación más que nuestro orgullo. Cuando dos personas que se preocupan mutuamente pelean, ambas están equivocadas. Han puesto algún tipo de resultado superficial por encima del amor y el compromiso. El que se disculpa y se comunica con elegancia primero, es el que tiene razón.

Ser fuerte no significa que tengas que quedarte y luchar contra todas las batallas y discusiones insignificantes que se te presenten. Ser fuerte no significa que tengas que responder a los comentarios groseros. No respondas lanzándoles insultos. No te rebajes a su nivel. Eso es lo que quieren… o al menos eso es lo que creen que quieren en el calor del momento. ¡Mantén tu dignidad! La verdadera fuerza es ser lo suficientemente inteligente como para alejarte de todas las tonterías con la cabeza en alto.

No importa cuánta negatividad te arrojen los demás, no hay absolutamente ninguna necesidad de que te quedes quieto y participes de la autodestrucción que eligen para sus propias vidas. Tú decides cómo crece tu alma. El grado de tu felicidad al final depende de la calidad de tus pensamientos diarios. Así que sé razonablemente positivo hoy. Algunos de los mejores momentos de tu vida aún no han sucedido.

Una buena relación es cuando dos personas aceptan el pasado del otro, apoyan el presente del otro y se aman lo suficiente como para alentar el futuro del otro. Así que no apresures el amor. Encuentra una pareja (o un verdadero amigo) que te anime a crecer, que no se aferre a ti, que te deje salir al mundo y confíe en que volverás. En eso consiste el amor verdadero y siempre vale la pena esperar.

Es realmente doloroso decir adiós a alguien a quien no quieres dejar ir, pero es aún más doloroso aferrarte a esa persona si nunca quiso quedarse en primer lugar. Si alguien no te muestra el mismo amor que tú le muestras y actúa como si no fueras importante la mayor parte del tiempo, esto puede ser una gran pista de que tú tampoco lo necesitas en tu vida. Las únicas personas que realmente necesitas en tu vida personal a largo plazo son aquellas que te respetan y quieren que estés en la suya.

Las peores mentiras son las que nos decimos a nosotros mismos. Un verdadero amigo dirá la verdad con elegancia, incluso si duele. Así que no asumas que cada crítico en tu vida es un odiador. No todo el mundo te odia. Algunas personas que te importan también se preocupan por ti de verdad y, a veces, intentan decirte la verdad que has estado negando inconscientemente. 

Manejar en tiempos difíciles es muy parecido a conducir a través de una densa niebla. No siempre puedes ver hacia dónde vas, te sientes un poco perdido, quieres dar marcha atrás y cada kilómetro parece una eternidad. Sin embargo, por asustado o cansado que estés, no hay nada que puedas hacer excepto respirar, concentrarte en el camino que tienes por delante, seguir avanzando lentamente y confiar en que una fuerza con una visión más aguda que la tuya está ahí fuera funcionando como tu guía.

Sin duda, a veces nos invaden sentimientos de arrepentimiento. Muchas veces nos arrepentimos de cosas simplemente porque nos preocupa que debimos haber tomado decisiones diferentes en el pasado. Debimos haber hecho un mejor trabajo, pero no lo hicimos. Debimos haberle dado otra oportunidad a una relación, pero no lo hicimos. Debimos haber iniciado ese negocio, pero no lo hicimos…

Comparamos los resultados reales de nuestras decisiones pasadas con una fantasía ideal de cómo “deberían” ser las cosas. El problema, por supuesto, es que no podemos cambiar esas decisiones, porque no podemos cambiar el pasado. Sin embargo, nos resistimos a esta realidad de manera subconsciente: seguimos sobre analizando y comparando la realidad inmutable con nuestra fantasía ideal hasta que hemos desperdiciado mucho tiempo y energía.

Pero ¿por qué? Si lógicamente sabemos más, ¿por qué no podemos simplemente dejar IR todos nuestros ideales y fantasías?

Porque nos identificamos personalmente con esos ideales y fantasías. Todos tenemos en la mente una visión de quiénes somos: nuestras buenas intenciones, nuestra inteligencia, nuestro estatus social, etc. Y tomamos las mejores decisiones que podemos, por supuesto, porque, repito, generalmente tenemos buenas intenciones. Incluso si tienes problemas de autoestima muy arraigados, probablemente te identifiques contigo mismo como un ser humano decente y respetuoso.

Y entonces, cuando alguien dice algo sobre nosotros que contradice la visión de nosotros mismos con la que nos identificamos (insulta nuestras intenciones, nuestra inteligencia, nuestro estatus, etc.), nos ofendemos. Nos sentimos atacados personalmente y nos cuesta mucho dejarlo pasar.

Algo muy similar sucede cuando creemos que hicimos algo (cometimos un error) que contradice la misma visión de nosotros mismos con la que nos identificamos. ¡Nos ofendemos! En algunos casos, nos desesperamos, nos reprendemos por haber cometido el error: “¿Cómo pude haber hecho esto?”, pensamos. “¿Por qué no pude haber sido más inteligente y haber tomado una mejor decisión?”. Y, una vez más, nos cuesta mucho dejarlo ir; nos cuesta mucho aceptar el hecho de que no siempre somos tan buenos como la visión que tenemos de nosotros mismos.

En pocas palabras, nuestros ideales y fantasías sobre nosotros mismos tienden a causarnos mucha miseria. La clave es practicar gradualmente el dejar ir estos ideales y fantasías y, en cambio, centrarnos en sacar lo mejor de la realidad. Hay que aceptar la verdad... Todas las malas decisiones que tomamos en el pasado ya están hechas; ninguna de ellas se puede cambiar. Y, de hecho, también hay algo bueno en cada una de esas malas decisiones, si elegimos verlo. El mero hecho de poder tomar una decisión es un regalo, como lo es poder despertarse por la mañana y poder aprender y crecer a partir de nuestras amplias experiencias de vida.

Mi gratitud por leer y que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.