Cada cual en la vida tiene su camino, su destino, y en ese transitar de paso por estos lares, recogiendo cada cual sus experiencias y vivencias, el alma va realizando su aprendizaje personal, el que necesita en esos momentos.

Es fundamental entender que lo que nos pasa tiene una razón, y que el destino, la vida, los dioses, o como se quiera llamar al encadenamiento de causas y efectos, no es una casualidad caprichosa. Para salir victorioso de una prueba, por difícil que nos resulte en principio, hay que conocer sus causas, las muchas causas que desembocan en el efecto presente. 

Conocer las causas es el primer paso necesario para llegar a las soluciones. Pero el solo conocimiento no es suficiente para resolver un problema. Ese conocimiento, que no va más allá del plano racional o que, como mucho, produce un cierto impacto emocional, se esteriliza si no sigue la vía natural hasta llegar a la acción. 

Si nosotros pudiésemos entender, pudiésemos vivir profundamente, pudiésemos sentir que realmente todo está encadenado, que hay causas y que hay efectos, entenderíamos muchas cosas, entenderíamos el por qué a veces nos ocurren algunas cosas y el por qué ocurren otras. 

Una persona fuerte analiza las situaciones difíciles y reacciona ante ellas de un modo que contrarresta el impacto negativo. El análisis nos ayuda a ver la situación objetiva y desapasionadamente, como diría alguien “desde arriba”, desde una perspectiva más racional que emocional, y esto nos da la posibilidad de reaccionar conducidos por la luz de la inteligencia y el valor.

Sabemos que estamos ante una dificultad en la vida. Hemos analizado las posibles causas. Ahora hay que preparar un plan de acción y ponerlo en práctica. Sobre todo, ponerlo en práctica. No importa que el plan ideado no sea perfecto y que no acabe con los problemas. Es mejor equivocarse en la acción que permanecer inactivo por miedo a equivocarse. 

El que se equivoca, pero actúa, integra dentro de sí el ejercicio del movimiento, de la marcha, rompe la inercia y combate el miedo. Y aún más: desarrolla la inteligencia como para poder reconocer paulatinamente cuáles son las decisiones mejores y más acertadas.

Hemos de reflexionar siempre en las circunstancias, la lección, que nos dejan y seguir adelante, aunque a veces estemos confusos, sin saber qué camino elegir...Lo importante es seguir aprendiendo, intuyendo y vislumbrando la vida. 

En cualquier circunstancia de nuestra vida, la actitud de querer aprender de todo lo que nos sucede, para seguir creciendo y desarrollando nuestras potencias es fundamental, esto la convierte en un medio, que nos va haciendo más fuertes, por nuestra reacción positiva ante este aprendizaje de la vida.

Nada hay determinante por completo ante una voluntad sana y que, en ejercicio, aprende a superar día a día las dificultades. La falta de acción "paraliza" el alma.

Aunque la sinceridad duele y ofende, al final te abre un camino hacia la libertad. La verdad puede ser difícil, pero siempre valdrá la pena.

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.