Virar nuestro presente..
Publicado por Patricio Varsariah el martes, abril 9, 2024
Hoy quiero contarles una historia mínima, un trozo de alguien que siempre soñó con cosas imposibles; con cosas poco comunes; cosas que no producen dinero, mas sí, riqueza invisible, y sobre todo: claridad. Plenitud de sentir el encuentro con la vida. Porque, cuántas veces al hacernos adultos y llenarnos con responsabilidades, no nos habremos preguntado si: "¿era esto lo que yo quería...?".
Posiblemente, no tengan remedio algunas cosas, es cierto: lo vivido, ya está vivido. Pero tampoco debemos martirizar nuestra mente por ello, porque lo que si podemos hacer, es cambiar en adelante. Virar nuestro presente y cambiar algo, en algo, por algo... Y darnos la satisfacción de atrapar algún sueño perdido. Solemos creer en demasiadas cosas y darlas por válidas, por aquello de que siempre fue así; así me lo ensañaron; eso es lo que se espera de mí... Eso es lo que figura en todos los escaparates.
Los paradigmas que se nos muestran en la vida, y que no son más que limitaciones a nuestra "felicidad"; solemos asumir sin preguntar, aceptar sin comprender, incluso en las arbitrarias incoherencias que la sociedad nos muestra como "verdades". Pero yo: soy yo (dijo alguien). Y dejando las "circunstancias" de aquél a un lado, nuestros sueños, muchas veces, no compiten con nuestras circunstancias para ser realizados, sino con nuestra voluntad y, por inercia, con nuestro miedo.
De hecho , si nos preguntaran qué cambiaríamos de nuestra vida presente, si pudiéramos, seguro que muchos volveríamos a nuestros pocos años, y veríamos que nuestras inquietudes de entonces no tomaron el camino imaginado, sino "ese otro" que la sociedad nos muestra como el único posible para nosotros. ¿Elegimos?. O simplemente asentimos y amén.
Es evidente, que la asertividad es una de nuestras asignaturas pendientes. Ni nos hacemos valer, ni sabemos cuánto valemos. Es difícil, después de años de ver y oír la repetición de tal número de "monerías" que producen la felicidad, que descolgarse de lo populoso, con sus pegamentos "pegamentosos", cuesta. Y un día, descubrimos (por esa inquietud de búsqueda que nunca nos abandonó), que todo es engañoso y no vale la envidia. Y que la felicidad, no está en esto o aquello; ni es esto, ni lo otro; ni se compra, ni tiene precio. Ni se gana en la ruleta, ni se cambia por un póster de Brad Pitt de cuando andaba en el Tíbet. Ni cae del cielo, como la mirada de Angelina Jolie en aquella "Inocencia interrumpida"... Y ése, será nuestro mejor día: el día más claro.
Habremos comenzado a caminar hacia ella... Porque la felicidad nos busca; porque ella sí sabe lo que valemos, y nos persigue con su regalo... Porque yo soy yo. Caminaba sin prisas, mientras la tarde gris cimbreaba su delirio entre el maizal en flor. Y en púrpura eclipsada la luna de los sueños iba mudo en la boca, iba triste en los ojos. Pasos silenciosos hacia el puente fluvial de aquél constante ir cual abeja en la jara, un remolino de agua entregando la vida: surtidor de los tiempos. Y al lado de la senda, las piedras tiritaban; caracoles sedientos besaban las huellas y el musgo verdinegro embarrado y con lluvia, dejaba olor a trueno.
Dolor de la tormenta, seca bruma de ensueños, angostos pensamientos talando sin esmero. Henchida la tarde, se dejaba arrastrar. Pero nada detendrá el viaje del anhelo, doliente y aferrado, a los pies del que viaja con el verbo en las manos, con la palabra a cuestas... No importa taladores, ni el tálamo yermo, ni la hojarasca bruta con su flama viviente...
Quien ha de anotar en páginas calladas, quien ha de esgrimir la esencia de su aliento, abrirá su corazón y tendrá la fuerza. Y ella llegará, deseando pintar en tu blanco elemento, un vocablo de ti expresado con gracia. Sí, aunque en la tarde gris, cimbree en su delirio el maizal en flor.
Gracias por tu interés y tu tiempo.
Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
Posiblemente, no tengan remedio algunas cosas, es cierto: lo vivido, ya está vivido. Pero tampoco debemos martirizar nuestra mente por ello, porque lo que si podemos hacer, es cambiar en adelante. Virar nuestro presente y cambiar algo, en algo, por algo... Y darnos la satisfacción de atrapar algún sueño perdido. Solemos creer en demasiadas cosas y darlas por válidas, por aquello de que siempre fue así; así me lo ensañaron; eso es lo que se espera de mí... Eso es lo que figura en todos los escaparates.
Los paradigmas que se nos muestran en la vida, y que no son más que limitaciones a nuestra "felicidad"; solemos asumir sin preguntar, aceptar sin comprender, incluso en las arbitrarias incoherencias que la sociedad nos muestra como "verdades". Pero yo: soy yo (dijo alguien). Y dejando las "circunstancias" de aquél a un lado, nuestros sueños, muchas veces, no compiten con nuestras circunstancias para ser realizados, sino con nuestra voluntad y, por inercia, con nuestro miedo.
De hecho , si nos preguntaran qué cambiaríamos de nuestra vida presente, si pudiéramos, seguro que muchos volveríamos a nuestros pocos años, y veríamos que nuestras inquietudes de entonces no tomaron el camino imaginado, sino "ese otro" que la sociedad nos muestra como el único posible para nosotros. ¿Elegimos?. O simplemente asentimos y amén.
Es evidente, que la asertividad es una de nuestras asignaturas pendientes. Ni nos hacemos valer, ni sabemos cuánto valemos. Es difícil, después de años de ver y oír la repetición de tal número de "monerías" que producen la felicidad, que descolgarse de lo populoso, con sus pegamentos "pegamentosos", cuesta. Y un día, descubrimos (por esa inquietud de búsqueda que nunca nos abandonó), que todo es engañoso y no vale la envidia. Y que la felicidad, no está en esto o aquello; ni es esto, ni lo otro; ni se compra, ni tiene precio. Ni se gana en la ruleta, ni se cambia por un póster de Brad Pitt de cuando andaba en el Tíbet. Ni cae del cielo, como la mirada de Angelina Jolie en aquella "Inocencia interrumpida"... Y ése, será nuestro mejor día: el día más claro.
Habremos comenzado a caminar hacia ella... Porque la felicidad nos busca; porque ella sí sabe lo que valemos, y nos persigue con su regalo... Porque yo soy yo. Caminaba sin prisas, mientras la tarde gris cimbreaba su delirio entre el maizal en flor. Y en púrpura eclipsada la luna de los sueños iba mudo en la boca, iba triste en los ojos. Pasos silenciosos hacia el puente fluvial de aquél constante ir cual abeja en la jara, un remolino de agua entregando la vida: surtidor de los tiempos. Y al lado de la senda, las piedras tiritaban; caracoles sedientos besaban las huellas y el musgo verdinegro embarrado y con lluvia, dejaba olor a trueno.
Dolor de la tormenta, seca bruma de ensueños, angostos pensamientos talando sin esmero. Henchida la tarde, se dejaba arrastrar. Pero nada detendrá el viaje del anhelo, doliente y aferrado, a los pies del que viaja con el verbo en las manos, con la palabra a cuestas... No importa taladores, ni el tálamo yermo, ni la hojarasca bruta con su flama viviente...
Quien ha de anotar en páginas calladas, quien ha de esgrimir la esencia de su aliento, abrirá su corazón y tendrá la fuerza. Y ella llegará, deseando pintar en tu blanco elemento, un vocablo de ti expresado con gracia. Sí, aunque en la tarde gris, cimbree en su delirio el maizal en flor.
Gracias por tu interés y tu tiempo.
Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.