¿Te parece complicado? En verdad no lo es.
Publicado por Patricio Varsariah el jueves, abril 17, 2025

Es una verdad inequívoca de que: El modo como nos trata el mundo es un reflejo de cómo nos tratamos.Por eso es muy importante a aprender a querernos que se resume en aprender a aceptarnos y a amarnos tal y como somos, sin cargarle a nadie más la responsabilidad. Sólo podemos dar cuando nos damos a nosotras mismas ...y podemos amar cuando nos amamos. ¿Te parece complicado? En verdad no lo es.
La realidad es que nadie puede dar lo que no tiene. Amor, por ejemplo. Pongamos por caso a una mamá que siempre dice quitarse “el pan de la boca” para dárselo a sus hijos. Ella diría que lo hace por amor. Pero ¿por qué tanta violencia contra sí misma? ¿Qué no sería mejor idear alguna forma para que tanto ella como sus hijos comieran bien y sanamente? ¿Sus hijos la querrán más si ella se la pasa diciendo que no hizo nada por sí misma pues “toda su vida” la pasó pendiente del menor suspiro de sus hijos? ¿Qué lección estarán aprendiendo ellos de una mamá que no se ama lo suficiente como para hacerse una vida propia?
Hacer conciencia de situaciones así es el primer paso hacia el aprendizaje de un nuevo modo de amar y mostrar el afecto.
En las mujeres es común que se preocupen por el marido, por los hijos, por el trabajo y al final, en un lugar recóndito esconden sus necesidades porque sienten que se deben a los demás antes que a vosotras mismas, confundiendo esto último con egoísmo.
Las mujeres, al ser el centro y eje de la familia, tienen más responsabilidad de hacerse cargo de vosotras mismas y de aprender a quererse, pues de sus decisiones depende en mucho el futuro de sus parejas, empresas, hijos y subordinados. Pero desde luego que ellos podrían vivir perfectamente sin vosotras, admítanlo.
Imagina que, por cualquier razón, tú ya no estás con ellos. ¿No sería estupendo que lo que aprendieron de ti les permitiera vivir a plenitud, en lugar de llorar eternamente tu ausencia? ¿No sería mejor que tú pudieras vivir también a plenitud incluso sin ellos?
Analicemos cómo aprendimos a querernos. Cada una de nosotros somos reflejo de nuestra propia historia, que se nutrió en su mayoría de creencias limitantes, frases suicidas y tal vez hasta de falta de afecto.
De los 3 a los 7 años se conforma la autoestima de una persona y el lugar desde donde se va a proyectar y le dirá al mundo quién es, o quién cree que es. Yo creo que un niño antes de aprender a decir “papá” y “mamá”, aprende a decir “no”. Un “no” que a la larga se traduce en: no sirvo, no valgo y no merezco.
¿ Cuántas de nosotros crecimos con etiquetas como las siguientes?
• Sólo dices tonterías
• Eres un flojo/a
• Eres un irresponsable
• Aprende de tu hermano
• Eres un inútil
• Mujer tenías que ser
etc..
Sin duda estas etiquetas hirieron nuestra identidad y nos volvieron inseguros en algunos aspectos de nuestra vida. Desafortunadamente, las consecuencias nefastas de estas etiquetas van más allá de una infancia lastimada y en ocasiones llegan a afectar en aspectos tales como la elección equivocada de pareja debido a la obsesión de buscar agradar a mamá o a papá a través de un compañero o compañera inadecuado; repetimos inconscientemente este patrón de conducta en nuestros niños.
Un primer acercamiento para comenzar un diagnóstico de cómo está nuestra autoestima sería escribir en un recuadro con tres columnas lo siguiente:
Yo soy
Yo creo que soy
Me han dicho que soy
Este recuadro nos va a ayudar mucho a identificar lo que nos corresponde, y a tirar creencias inadecuadas y máscaras impuestas por los demás.
Algo que resulta crucial para aumentar nuestra autoestima es aprender a estar en contacto con nuestro niño interior como si nos uniéramos a nuestra propia semilla, sanando sus heridas y cuidando siempre de ella con cariño y atención.
El niño o la niña que existe dentro de nosotros puede darnos la alegría de vivir, el empuje y las ganas para salir adelante si la tenemos presente, por ejemplo, colocando su foto en nuestro tocador. Hay quien incluso duerme con un peluche, para estar en contacto consigo diariamente.
Otro ejercicio muy útil para reprogramar nuestra autoestima consiste en identificar cómo nos suena nuestro nombre (nos guste o no) y darle una calificación.
1. Repasa tu nombre en voz alta varias veces. Anota tus sensaciones y dale una calificación de cero a diez.
2. Cierra los ojos y permite que aparezca una imagen con el sonido de tu nombre. Fíjate muy bien en la claridad u oscuridad de la imagen, si ésta tiene movimiento, colores o no, en qué parte de tu cuerpo la sientes, qué sonidos y volumen la acompañan.
3. Muévete, sacude tu cuerpo y regresa al lugar original desde donde comenzaste a hacer el ejercicio.
4. Evoca el momento más feliz de tu vida como si lo vieras, lo oyeras o sintieras aquí y ahora. Comienza a escuchar tu nombre a lo lejos como un canto celestial, con la música que más disfrutas y te hace sentir a gusto y en paz contigo misma.
5. Regresa a la imagen y al sonido original de tu nombre, pero ahora dale movimiento, color, brillo, intensidad, volumen, música. Haz que esa sensación de calorcito invada todo tu cuerpo y disfruta con todos tus sentidos esa sensación. Vuelve a dar un valor a tu nombre, del cero al diez. Date cuenta que hoy, aquí y ahora ya te quieres más y cada vez más.
Independientemente de tu historia personal y de las etiquetas que creas tener, recuerda que aquí y ahora puedes perdonar, reprogramarte y sanar a conciencia, con disciplina y en un camino hacia el crecimiento personal, que merece tanta o más atención que cualquier otro aspecto de tu vida. Porque aprender a quererte es el primer paso para aprender a querer a los demás en serio y ser feliz.
Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.
Patricio Varsariah.