He estado viviendo con un sentimiento extraño durante algunas semanas: una sensación de esperanza mezclada con anticipación mezclada con energía y volvió a crecer con las noticias sobre vacunas que trajeron el fin de la pandemia a la vista. Por primera vez en meses, tengo la energía, y la esperanza es el entorno ideal para introducir nuevos hábitos o emprender nuevos proyectos. Un momento de esperanza es un poderoso motivador

Sentirse esperanzado puede cambiar nuestra perspectiva tanto sobre el futuro como sobre cómo ve nuestro entorno y a nosotros mismos en el momento. Es probable que seamos más positivos, menos críticos contigo mismo y con los demás, y asignemos atribuciones menos dañinas a eventos externos y comportamientos de los demás.

En otras palabras, este momento también es el momento perfecto para pensar en las transiciones personales, y aprovechar al máximo esa sensación de comenzar desde cero, sea lo que sea que deseamos lograr.

Como cualquier experiencia positiva, los momentos en la cima de la montaña pueden ser fugaces. Eso significa que cualquier explosión de motivación se desvanecerá con el tiempo, especialmente a medida que enfrentamos las dificultades de la realidad en la que todavía estamos atrapados (todo lo que necesitas es encender las noticias o salir a tu puerta).

Para hacer que nuestra esperanza, y la motivación que nos acompaña, dure más tiempo, encomiendo vincular nuestros buenos sentimientos actuales a algo tangible a lo que podamos regresar más adelante. 
Hacer eso creará un ancla en nuestra mente al que podremos volver cuando comencemos a sentirnos oprimidos. Estamos creando memoria muscular para anclar la sensación de esperanza que tenemos ahora para poder generarla de nuevo más adelante.

El vínculo entre nuestros pensamientos y nuestras emociones es de dos vías: cómo nos sentimos puede afectar lo que pensamos y, posteriormente, cómo nos comportaremos.

Aprovechemos al máximo cada buen sentimiento etiquetándolo con un pensamiento específico. Por ejemplo, si se siente optimista, podría decirse a sí mismo o a otra persona: "La esperanza es muy motivadora".

Esto ayudará a saborear la emoción y brindará la oportunidad de reflexionar sobre las emociones secundarias, como la gratitud. Y cuanto más podamos reflexionar sobre nuestro propio estado emocional, ya sea hablando de ello, escribiendo en un diario o simplemente pasando un tiempo pensando por nuestra cuenta, más fácil será procesar nuestros sentimientos en acción.

Por muy agradable que sea empezar a imaginar el futuro de nuevo, todavía estamos atravesando una pandemia mundial. El miedo y la ansiedad crecientes sobre el presente no tienen por qué agotar nuestra energía para lo que está por venir. Es posible existir en dos estados emocionales a la vez sin ser consumido por ninguno de los dos.

Si notas que tu esperanza se desvanece, Controla tu meñique. Lo más probable es que tu dedo más pequeño no sienta la desesperación existencial que siente nuestro cerebro en este momento. Es importante separar el sentimiento abrumador del resto de nosotros para que puedas reconocer y aferrarte a un símbolo simple de nuestra motivación positiva.

A veces, no podremos aferrarnos a él. Está bien. Cada vez que nos acerquemos a un punto bajo con curiosidad en lugar de juzgarnos a nosotros mismos, le estamos enseñando a nuestro cerebro cómo responder de manera más positiva en momentos de estrés, una habilidad que todos todavía necesitamos en el futuro previsible.

Saludos.
Patricio Varsariah.