En el mundo actual, presa de las exasperaciones internacionales, ¿no toma el odio frecuentemente la máscara de la mentira? ¿Y no es la mentira una de las mejores armas del odio, quizá la más pérfida y la más peligrosa? El odio no puede tomar otra máscara, no puede privarse de esta arma. No se puede odiar sin mentir. E inversamente, no se puede decir la verdad sin sustituir el odio por la compasión. 

Todo hombre que odia, por el contrario, se detesta a sí mismo, en cierto modo. No hay, pues, un lazo lógico entre la mentira y el odio, pero existe una filiación casi biológica entre el odio y la mentira.

La libertad no consiste en decir cualquier cosa y en multiplicar los periódicos escandalosos, ni en instaurar la dictadura en nombre de una libertad futura. La libertad consiste, en primer lugar, en no mentir. Allí donde prolifere la mentira, la tiranía se anuncia o se perpetúa.

El odio es en sí mismo una mentira. Se calla instintivamente con relación a toda una parte del hombre. Niega lo que "en cualquier hombre" merece compasión. Miente, pues, esencialmente, sobre el orden de las cosas.

El privilegio de la mentira es que siempre vence al que pretende servirse de ella. Por ello, los servidores de Dios y amantes del hombre traicionan a Dios y al hombre desde el momento que consienten en la mentira por razones que se creen superiores.

No, ninguna grandeza se ha establecido jamás sobre la mentira. La mentira, a veces, hace vivir, pero nunca eleva.  En apariencia, hoy todo el mundo ama a la y todo el mundo posee una verdad. Pero es el extremo de una decadencia. La verdad pulula sobre sus hijos asesinados.

Yo era entonces mucho más pesimista de lo que soy ahora. Es cierto que nosotros no repararemos a los hombres. Pero no los rebajaremos. Por el contrario, los levantaremos un poco a fuerza de obstinación, de lucha contra la injusticia, en nosotros mismos y en los demás. 

Pero está por construirse la verdad, como el amor, como la inteligencia. En efecto: nada es dado ni prometido, pero todo es posible para quien acepta empresa y riesgo. Es esta apuesta la que hay que mantener en esta hora en que nos ahogamos bajo la mentira, en que estamos arrinconados contra la pared. Hay que mantenerla con tranquilidad, pero irreductiblemente, y las puertas se abrirán.

He dicho…

Patricio  Varsariah